ABC (Córdoba)

UNA DEHESA URBANA

El megaproyec­to del Parque de Levante se ha reducido a un terreno acotado para el ocio y solaz de los cordobeses

- JOSÉ CALVO POYATO

La denominaci­ón «dehesa urbana» suena a oxímoron a primera vista. Dehesa y urbana son dos palabras de significad­o opuesto que originan un nuevo sentido. Dehesa es un término rural que sería lo contrario de urbano. Pero el diccionari­o de la Real Academia de la Lengua señala que dehesa es un término acotado, si bien añade que por lo común está dedicado a pastos. Por eso hay dehesas potriles, donde pastan los potros; dehesas carneriles, donde quienes lo hacen son los carneros; o dehesas boyales destinadas a que los bueyes pasten. Lo que Córdoba va a tener es una dehesa urbana. Es decir —los malpensado­s esperan algo diferente—, una dehesa para el solaz de los cordobeses, aunque esto de dedicar una dehesa al ocio no está contemplad­o de forma explícita en el diccionari­o. Obsérvese que ese texto, referencia de nuestra lengua, indica que «por lo común está dedicado a pastos». No exclusivam­ente a pastos. Por lo tanto ha de admitirse como posible que una dehesa urbana como la que se está diseñando en Córdoba, esté dedicada al ocio y al solaz ciudadano.

La historia de lo que ha devenido en dehesa es larga en el tiempo y rica en acontecimi­entos.

Es en los que va a quedar lo que otrora se denominara como Parque de Levante, si es que los munícipes gubernamen­tales lo llevan definitiva­mente a cabo. Fue en la pasada centuria, más concretame­nte en 1984 —hace un tercio de siglo, que no es poca cosa— , los vecinos de la zona Este de la ciudad empezaron a plantear la necesidad de una zona verde. Entonces era alcalde Julio Anguita. En la Gerencia de Urbanismo no se acabaron de echar cuentas hasta comienzos de este siglo y se evaluó el coste de ejecución de lo que se denominaba Parque de Levante en cerca de quince millones de euros. En ese tiempo por la alcaldía habían pasado, además de Anguita, Herminio Trigo, Manuel Pérez, Rafael Merino y era primera edil, Rosa Aguilar. Se necesitaro­n todavía algunos años más hasta que el proyecto se puso en marcha. Como es habitual se anunció a bombo y platillo el comienzo de las obras, sería en el área «perolera» de Molino de los Ciegos. Con el boato que la ocasión requería, después de tan larga espera, se colocó la primera piedra el 10 de marzo de 2006. Lo hicieron el entonces presidente de la Diputación, José Mellado, y la alcaldesa Rosa Aguilar. La espera vecinal había sido prolongada, pero existía la creencia de que había merecido la pena. Iba a ser un megaparque con cerca de tresciento­s cincuenta mil metros cuadrados. Pero año y medio después todo se paraliza y se redacta un nuevo proyecto que se pondrá en marcha, pero las obras se suspendier­on, para quedar definitiva­mente paralizada­s en octubre de 2010. Ha pasado por la alcaldía, tras la espantada de Rosa Aguilar, Andrés Ocaña, José Antonio Nieto hasta llegar a Isabel Ambrosio y hemos llegado a la Dehesa Urbana un mini proyecto que reduce el megaparque a una mínima expresión.

¿Recuerdan el Palacio del Sur? el gran Palacio de Congresos que sería la referencia del Sur… de España. Lleva años durmiendo, esperemos que no sea el sueño de los justos. El proyecto inicial ha quedado en agua de borrajas. Deseamos que las borrajas florezcan abundantes en la Dehesa Urbana de Córdoba.

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