Cristal para los restos califales
El mayor cambio que se prevé, recuperación aparte, es la creación de un cuerpo acristalado en el patio de recibo o carruajes que irá anexo a la crujía recayente a calle Torrijos. Esa parte del proyecto no tiene una función estética sino de protección de los restos arqueológicos de la muralla del Alcázar califal que existen en la zona. El edificio originario era un complejo de unos 40.000 metros cuadrados con protecciones propias y un pasadizo directo hasta la Mezquita elevado sobre la calle, el sabat, para uso exclusivo del califa. El último (hubo varios) se demolió en el siglo XVII. Los cimientos se conservan bajo la calle Torrijos.