Las Posadas del Rey, la insignia del buen comer
La familia Valero mantiene el encanto de este mesón rural que forma parte de la historia de la localidad por su buena cocina y su interior singular
Siempre ha sido el mejor restaurante de Posadas y cuando la familia Valero vio la oportunidad de regentarlo no lo dudó. «Nos hemos criado en el pueblo y siempre que teníamos una comida familiar o queríamos impresionar a alguien íbamos a las Posadas del Rey», cuenta Marta Valero, hermana de Jorge, el gerente del establecimiento. Hace sólo dos años que están al frente del negocio y su afán es mantener la fama de calidad.
Su propuesta gastronómica es de comida tradicional. El sello de Mesón Rural que consiguió en 2004 le obliga a tener en carta una serie de recetas «de siepmre» y a conservar el aspecto rústico. Este es precisamente uno de sus mayores encantos: «es uno de los restaurantes más bonitos del pueblo por la decoración, la madera oscura de su mobiliario, el patio cordobés lleno de macetas y su pozo o el salón que parece una cueva. Tiene dos zonas perfectamente distinguidas, para tomar algo más informal o para sentarse a comer en un ambiente más especial», explica Valero.
Pero volviendo a la cocina, se habla de recetas cordobesas como la mazamorra, el rabo de toro o alcachofas a la montillana. También hay una carta de tapas, donde el plato más popular son las patatas arrieras, que llevan alioli y colas de langostino cocinadas con coñac. «Es impresionante lo mucho que piden el solomillo al jerez», comenta Valero, y también destaca el tomate con ventresca y anchoa aliñado con vinagre balsámico.
Además tienen una carta amplia de carnes y pescados, donde se incluyen la lubina, la trucha o el salmón. En la zona de barra «lo que más gusta» es ver qué tapas hay del día en la vitrina, para pedir una con cada consumición. Dentro de la propuesta del restaurante, que es una cocina más elaborada, se encuentra el chuletón de ternera «que le falta poco para el kilo», explican desde la cocina, también el rabo de toro o los callos caseros.
Sus recetas son «familiares»,de las que se aprenden de unas generaciones a otras. Desde muy jóvenes comenzaron a trabajar en la hostelería, empezando por labores de fregar platos o camarero, e incluso tuvieron un negocio de copas. Jorge Valero se aventuró con un catering y de ahí «las ganas de montar un restaurante». Después llegó la oportunidad de quedarse con Las Posadas del Rey, un local que ya en los 70 era un mesón, cuentan los clientes a Marta. Después se transformó durante un tiemo en un comercio hasta que sus cocinas se volvieron a encender. Después no ha dejado de servir comidas, las más distinguidas en Posadas. Por algo su rótulo dice que es «del Rey».
OJO
La mazamorra, el rabo de toro o las alcachofas a la montillana o el chuletón