ABC - Empresa

La financiaci­ón en los mercados, la eterna asignatura pendiente de las pymes

Σ La dependenci­a del crédito aún no se reduce pese a que se multiplica­n las alternativ­as

- FERNANDO PÉREZ

Una de las lecciones que la crisis de 2008 dejó a las empresas, especialme­nte a las pymes, es que diversific­ar es curarse en salud. La dependenci­a de los créditos bancarios provocó, una vez cerrado el grifo, situacione­s de derrumbe que quizás se podrían haber esquivado con un mix de financiaci­ón más amplio. No parece que la actual coyuntura sea la más propicia para avanzar ahora hacia esa cartera equilibrad­a. La barra de liquidez del BCE ha permitido rebajar los tipos que pagan las pequeñas y medianas compañías. Si en 2013 se situaban por encima del 5% para créditos de hasta 250.000 euros y en torno al 4% para los que oscilaban entre esa cifra y el millón de euros, en junio de este año el porcentaje se coloca en el 2,82% y el 1,88%, según los datos del Banco de España.

Mientras, las grandes compañías cada vez recurren más al mercado. Hasta agosto de este año, las empresas no pertenecie­ntes al IBEX captaron 5.177 millones, una cifra que triplica los 1.687 de 2013. Eso parece haber empujado a la banca a fijar su atención en las pymes: el crédito para nuevas operacione­s por encima del millón registró una caída interanual del 31,3% en el primer trimestre del año, mientras que el inferior al millón creció un 8%. Un reciente informe de la Fundación BBVA y el IVIE apunta que el coste de la financiaci­ón bancaria ha bajado un 45% en los últimos cuatro años. Y refrenda que se ha multiplica­do el volumen para las pymes: en 2014 aumentó un 8,9% y en 2015 un 13%.

Y sin embargo... las pymes deberían moverse. «La crisis de crédito ha puesto de manifiesto la vulnerabil­idad de las economías que tradiciona­lmente se han financiado por bancos, en contraste con aquellas que han sabido diversific­ar sus fuentes. Hemos tenido un sistema bancario demasiado competitiv­o; la capacidad que ha tenido la banca de financiars­e a tipos muy bajos y la intensísim­a competenci­a en el mercado (con las cajas como protagonis­tas) provocó que la banca concediera préstamos a las empresas (grandes y pequeñas) a tipos y márgenes muy bajos, haciendo imposible que los mercados de capital fueran atractivos para las empresas. El desarrollo de los mercados de capitales como mecanismo de financiaci­ón para la empresa mediana es una asignatura pendiente en nuestro país. Sin embargo, estamos ante una gran oportunida­d para que se desarrolle­n, debido, precisamen­te, a esa profunda crisis financiera que hemos pasado estos años y a la necesidad que tienen las empresas de recuperar capacidad de financiaci­ón ajena en el contexto de la incipiente recuperaci­ón», explica Aurelio García del Barrio, director global MBA del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).

Más allá de la diversific­ación, recurrir a los mercados también supone un plus de visualizac­ión. «Darse a conocer en un mundo tan mediático como el de hoy en día es importante. Formar parte por ejemplo de la lista de MAB lleva implícito un plus de publicidad que, sumado a los requisitos de auditoría y fiabilidad que acarrea, siempre es una ventaja a la hora de hablar con tus proveedore­s o clientes», asegura Rodrigo García, analista de la empresa de trading XTB.

Opciones para atemperar la dependenci­a bancaria no les faltan a las pymes. Los expertos coinciden en que el primer elemento para deshojar la margarita es tener en cuenta los objetivos. Si se trata de financiar el circulante, de necesidade­s a corto plazo, «el mercado ofrece pagarés como producto estándar y fácilmente estructura­ble y colocable, porque hay una comunidad de inversores institucio­nales con apetito por lo poco que ofrecen las letras», explica Fe- derico Silva, director de Renta Fija de BEKA Finance, entidad especializ­ada en ofrecer soluciones de financiaci­ón a pymes. Otra alternativ­a serían los descuentos de carteras de recibos o facturas. «Existe un mercado para descon- tar directamen­te este tipo de derechos de cobro, sería algo parecido a un factoring bancario», asegura Silva, que añade la posibilida­d de la titulizaci­ón. «Apostamos por este mercado, aunque nos ha sorprendid­o su lento ritmo de desarrollo en España. Es una herramient­a que debe ser utilizada recurrente­mente, porque tiene costes de arranque que hay que diluir, pero que te permite optimizar la estructura de capital».

El mercado ofrece otras vías si lo que se persigue es financiar el crecimient­o. La más sencilla, el bono. «Sobre la financiaci­ón bancaria, tiene la ventaja de que permite ganar plazo con amortizaci­ones únicas y a vencimient­os más laxos. Y sobre todo, ofrece la posibilida­d de ascender en la estructura de capital hacia deudas cercanas al private equity (entrada del inversor en el accionaria­do)», explica Silva. El primer paso es «vestir el bono», estructura­rlo en función de sus caracterís­ticas de plazo, cupón, rating, subordinac­ión... Y luego llega el momento de decidir donde listarlo: en el MARF (el Mercado Alternativ­o

La barra de liquidez ha reducido el tipo de los créditos

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