La financiación en los mercados, la eterna asignatura pendiente de las pymes
Σ La dependencia del crédito aún no se reduce pese a que se multiplican las alternativas
Una de las lecciones que la crisis de 2008 dejó a las empresas, especialmente a las pymes, es que diversificar es curarse en salud. La dependencia de los créditos bancarios provocó, una vez cerrado el grifo, situaciones de derrumbe que quizás se podrían haber esquivado con un mix de financiación más amplio. No parece que la actual coyuntura sea la más propicia para avanzar ahora hacia esa cartera equilibrada. La barra de liquidez del BCE ha permitido rebajar los tipos que pagan las pequeñas y medianas compañías. Si en 2013 se situaban por encima del 5% para créditos de hasta 250.000 euros y en torno al 4% para los que oscilaban entre esa cifra y el millón de euros, en junio de este año el porcentaje se coloca en el 2,82% y el 1,88%, según los datos del Banco de España.
Mientras, las grandes compañías cada vez recurren más al mercado. Hasta agosto de este año, las empresas no pertenecientes al IBEX captaron 5.177 millones, una cifra que triplica los 1.687 de 2013. Eso parece haber empujado a la banca a fijar su atención en las pymes: el crédito para nuevas operaciones por encima del millón registró una caída interanual del 31,3% en el primer trimestre del año, mientras que el inferior al millón creció un 8%. Un reciente informe de la Fundación BBVA y el IVIE apunta que el coste de la financiación bancaria ha bajado un 45% en los últimos cuatro años. Y refrenda que se ha multiplicado el volumen para las pymes: en 2014 aumentó un 8,9% y en 2015 un 13%.
Y sin embargo... las pymes deberían moverse. «La crisis de crédito ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las economías que tradicionalmente se han financiado por bancos, en contraste con aquellas que han sabido diversificar sus fuentes. Hemos tenido un sistema bancario demasiado competitivo; la capacidad que ha tenido la banca de financiarse a tipos muy bajos y la intensísima competencia en el mercado (con las cajas como protagonistas) provocó que la banca concediera préstamos a las empresas (grandes y pequeñas) a tipos y márgenes muy bajos, haciendo imposible que los mercados de capital fueran atractivos para las empresas. El desarrollo de los mercados de capitales como mecanismo de financiación para la empresa mediana es una asignatura pendiente en nuestro país. Sin embargo, estamos ante una gran oportunidad para que se desarrollen, debido, precisamente, a esa profunda crisis financiera que hemos pasado estos años y a la necesidad que tienen las empresas de recuperar capacidad de financiación ajena en el contexto de la incipiente recuperación», explica Aurelio García del Barrio, director global MBA del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).
Más allá de la diversificación, recurrir a los mercados también supone un plus de visualización. «Darse a conocer en un mundo tan mediático como el de hoy en día es importante. Formar parte por ejemplo de la lista de MAB lleva implícito un plus de publicidad que, sumado a los requisitos de auditoría y fiabilidad que acarrea, siempre es una ventaja a la hora de hablar con tus proveedores o clientes», asegura Rodrigo García, analista de la empresa de trading XTB.
Opciones para atemperar la dependencia bancaria no les faltan a las pymes. Los expertos coinciden en que el primer elemento para deshojar la margarita es tener en cuenta los objetivos. Si se trata de financiar el circulante, de necesidades a corto plazo, «el mercado ofrece pagarés como producto estándar y fácilmente estructurable y colocable, porque hay una comunidad de inversores institucionales con apetito por lo poco que ofrecen las letras», explica Fe- derico Silva, director de Renta Fija de BEKA Finance, entidad especializada en ofrecer soluciones de financiación a pymes. Otra alternativa serían los descuentos de carteras de recibos o facturas. «Existe un mercado para descon- tar directamente este tipo de derechos de cobro, sería algo parecido a un factoring bancario», asegura Silva, que añade la posibilidad de la titulización. «Apostamos por este mercado, aunque nos ha sorprendido su lento ritmo de desarrollo en España. Es una herramienta que debe ser utilizada recurrentemente, porque tiene costes de arranque que hay que diluir, pero que te permite optimizar la estructura de capital».
El mercado ofrece otras vías si lo que se persigue es financiar el crecimiento. La más sencilla, el bono. «Sobre la financiación bancaria, tiene la ventaja de que permite ganar plazo con amortizaciones únicas y a vencimientos más laxos. Y sobre todo, ofrece la posibilidad de ascender en la estructura de capital hacia deudas cercanas al private equity (entrada del inversor en el accionariado)», explica Silva. El primer paso es «vestir el bono», estructurarlo en función de sus características de plazo, cupón, rating, subordinación... Y luego llega el momento de decidir donde listarlo: en el MARF (el Mercado Alternativo
La barra de liquidez ha reducido el tipo de los créditos