Ante un desafiante mes de octubre
ras los buenos meses de verano, los mercados parecen enfilar el otoño con más preocupaciones y dudas en el horizonte. Varios asuntos de tipo político y económico restan algo de visibilidad a corto plazo y, por tanto, vemos que la dinámica de toma de beneficios tras el rally de los activos de riesgo tras la crisis del « Brexit » va tomando más cuerpo.
Empezando por Europa, el debate en Reino Unido sobre el cómo y el cuándo iniciar con el proceso de desconexión con la Unión Europea está más vivo que nunca. No conocemos aún cuál será la postura inicial en la negociación, lo cual es hasta cierto punto probable, ni tampoco se sabe quiénes serán los principales interlocutores en las principales jefaturas de gobierno. España sigue sin poder formar Ejecutivo, Italia está en una situación política delicada y Francia y Alemania vivirán elecciones generales en 2017. Parece plausible que esta situación de impasse pueda prolongarse durante todo el año que viene.
En Estados Unidos, octubre supondrá el desarrollo definitivo de la campaña electoral por la presidencia del país, con dos candidatos muy dispares en una situación a día de hoy ajustada en las encuestas. Más allá de las preferencias políticas, parece claro que dicha elección condiciona el elemento realmente importante para los mercados a corto plazo, que no es otro que el momento de inicio y la intensidad del ciclo de subidas de tipos de interés que debe acometer la Reserva Federal.
Es altamente improbable en estos momentos que se dé una subida en la reunión del 21 de septiembre, pero el mercado cotiza casi al 50 por ciento que pueda darse en la reunión del próximo 14 de diciembre. El impacto que dicha subida tenga en los tipos de interés de mercado a largo plazo, en los diferenciales de crédito y también en las economías emergentes será un criterio elemental a la hora de posicionarse tanto en el corto como en el medio plazo.
Por el momento, los bancos centrales europeo e inglés no han aplicado medidas adicionales en sus reuniones de septiembre, e incluso apuestan, en el caso de la Eurozona, por programas de expansión
Tmás ligados a la política fiscal y la inversión (como la ampliación del conocido como Plan Juncker), al igual que en Japón. Esto no es baladí, puesto que una subida de tipos en Estados Unidos en un entorno de más expansión monetaria en otras regiones del mundo podría apalancar sus efectos, por lo que las tímidas medidas de expansión fiscal en el norte de Europa y Japón podrían estar comenzando a indicar el camino a seguir a partir del próximo año.
Por tanto, nos enfrentamos a un periodo con importantes acontecimientos que pueden cambiar el actual entorno financiero, y eso debería significar algo más de volatilidad en los mercados con respecto a lo visto en las últimas semanas. Parece lógico que los inversores apuesten por una posición algo menos expuesta al riesgo a medida que se vaya viendo cómo evolucionan las cosas.
Dicho lo anterior, cautela no significa miedo, y nuestra posición en términos de exposición a riesgo sigue siendo neutral. Una cosa es no sobreexponerse al riesgo en un momento determinado, y otra olvidar que existen poderosos soportes para los mercados, comenzando por la situación de tipos negativos, los programas de expansión cuantitativa y la valoración, ajustada aunque no excesiva, de las bolsas en estos momentos.
Estaremos también pendientes de la publicación de resultados del tercer trimestre, donde podríamos ver una cierta recuperación de los beneficios especialmente en Estados Unidos, que encadenan ya cinco trimestres en negativo. Ello supondría confirmar la tendencia a la recuperación que ya muestran las previsiones de consenso de los analistas.
Por tanto, recomendamos mantener una exposición moderada a la renta variable, siempre con criterios de amplia diversificación tanto en términos geográficos como, especialmente, sectoriales, donde las grandes divergencias van a seguir siendo la norma.
En renta fija, preferimos el riesgo de crédito al riesgo de tipos de interés, y desde la perspectiva europea, el ensanchamiento en los diferenciales en Estados Unidos puede suponer una oportunidad, incluso asumiendo algo de riesgo en la divisa.