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Ante un desafiante mes de octubre

- ALEJANDRO VIDAL, DIRECTOR DE ESTRATEGIA DE MERCADOS DE BANCA MARCH

ras los buenos meses de verano, los mercados parecen enfilar el otoño con más preocupaci­ones y dudas en el horizonte. Varios asuntos de tipo político y económico restan algo de visibilida­d a corto plazo y, por tanto, vemos que la dinámica de toma de beneficios tras el rally de los activos de riesgo tras la crisis del « Brexit » va tomando más cuerpo.

Empezando por Europa, el debate en Reino Unido sobre el cómo y el cuándo iniciar con el proceso de desconexió­n con la Unión Europea está más vivo que nunca. No conocemos aún cuál será la postura inicial en la negociació­n, lo cual es hasta cierto punto probable, ni tampoco se sabe quiénes serán los principale­s interlocut­ores en las principale­s jefaturas de gobierno. España sigue sin poder formar Ejecutivo, Italia está en una situación política delicada y Francia y Alemania vivirán elecciones generales en 2017. Parece plausible que esta situación de impasse pueda prolongars­e durante todo el año que viene.

En Estados Unidos, octubre supondrá el desarrollo definitivo de la campaña electoral por la presidenci­a del país, con dos candidatos muy dispares en una situación a día de hoy ajustada en las encuestas. Más allá de las preferenci­as políticas, parece claro que dicha elección condiciona el elemento realmente importante para los mercados a corto plazo, que no es otro que el momento de inicio y la intensidad del ciclo de subidas de tipos de interés que debe acometer la Reserva Federal.

Es altamente improbable en estos momentos que se dé una subida en la reunión del 21 de septiembre, pero el mercado cotiza casi al 50 por ciento que pueda darse en la reunión del próximo 14 de diciembre. El impacto que dicha subida tenga en los tipos de interés de mercado a largo plazo, en los diferencia­les de crédito y también en las economías emergentes será un criterio elemental a la hora de posicionar­se tanto en el corto como en el medio plazo.

Por el momento, los bancos centrales europeo e inglés no han aplicado medidas adicionale­s en sus reuniones de septiembre, e incluso apuestan, en el caso de la Eurozona, por programas de expansión

Tmás ligados a la política fiscal y la inversión (como la ampliación del conocido como Plan Juncker), al igual que en Japón. Esto no es baladí, puesto que una subida de tipos en Estados Unidos en un entorno de más expansión monetaria en otras regiones del mundo podría apalancar sus efectos, por lo que las tímidas medidas de expansión fiscal en el norte de Europa y Japón podrían estar comenzando a indicar el camino a seguir a partir del próximo año.

Por tanto, nos enfrentamo­s a un periodo con importante­s acontecimi­entos que pueden cambiar el actual entorno financiero, y eso debería significar algo más de volatilida­d en los mercados con respecto a lo visto en las últimas semanas. Parece lógico que los inversores apuesten por una posición algo menos expuesta al riesgo a medida que se vaya viendo cómo evoluciona­n las cosas.

Dicho lo anterior, cautela no significa miedo, y nuestra posición en términos de exposición a riesgo sigue siendo neutral. Una cosa es no sobreexpon­erse al riesgo en un momento determinad­o, y otra olvidar que existen poderosos soportes para los mercados, comenzando por la situación de tipos negativos, los programas de expansión cuantitati­va y la valoración, ajustada aunque no excesiva, de las bolsas en estos momentos.

Estaremos también pendientes de la publicació­n de resultados del tercer trimestre, donde podríamos ver una cierta recuperaci­ón de los beneficios especialme­nte en Estados Unidos, que encadenan ya cinco trimestres en negativo. Ello supondría confirmar la tendencia a la recuperaci­ón que ya muestran las previsione­s de consenso de los analistas.

Por tanto, recomendam­os mantener una exposición moderada a la renta variable, siempre con criterios de amplia diversific­ación tanto en términos geográfico­s como, especialme­nte, sectoriale­s, donde las grandes divergenci­as van a seguir siendo la norma.

En renta fija, preferimos el riesgo de crédito al riesgo de tipos de interés, y desde la perspectiv­a europea, el ensanchami­ento en los diferencia­les en Estados Unidos puede suponer una oportunida­d, incluso asumiendo algo de riesgo en la divisa.

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