Postgrado y empleabilidad
«Los estudiantes con formación de postgrado no solo sufren menos desempleo sino que también tienen un nivel salarial superior, estimado entre el 20-30%»
Los estudios de postgrado se han consolidado con el paso de los años como un complemento y especialización a los estudios de grado, y se han convertido en un instrumento clave para adquirir las competencias necesarias de análisis de situaciones complejas y actuar con rapidez en un entorno cambiante y global. En España más de 110.000 estudiantes optan por la realización del máster y del doctorado, un 22% más que la media europea, donde las mujeres juegan un papel importante, pues son ellas las que más se decantan por los estudios de postgrado.
Recientemente se ha celebrado un encuentro sobre Postgrado y Empleabilidad en el marco de los Cursos Avanzados de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander. En dicho encuentro, en el que han participado ponentes de diferentes instituciones educativas públicas y privadas, profesores y alumnos de postgrado, agencias reguladoras y empleadores, se ha debatido sobre la importancia del postgrado en la formación universitaria y su relación con la empleabilidad. Los expertos estiman que para 2020 se van a generar del orden de 20 millones de empleos en la Unión Europea, de los cuales al menos el 50 % serán de alta cualificación, y demandarán profesionales altamente especializados.
La EAE Business School evaluó en 2014 el nivel de contratación de profesionales de acuerdo al grado de estudios académicos y comprobó que los postgrados aumentan la empleabilidad en un 200% en nuestro país. Este dato confirma la realidad que viven los departamentos de Recursos Humanos, y es que en las organizaciones cada vez hay una mayor demanda identificada principalmente con las disciplinas conocidas por su acrónimo inglés como STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Así, el porcentaje de desempleo en población con educación superior no doctor fue del orden de 10 puntos porcentuales menor que el dato de desempleo general (año 2013, fuente MECD). Esta cifra es incluso mucho menor en el caso de doctores. No solo los estudiantes con formación de postgrado sufren menos desempleo sino que también tienen un nivel salarial superior, estimado entre el 20-30 %.
Aunque en líneas generales estos hechos son asumidos socialmente, no son menos ciertas numerosas críticas relativas a la formación de postgrado. En este sentido, el precio y el tiempo dedicado a estos programas formativos son objeto de gran debate social. De hecho, en estas Jornadas de Postgrado y Empleabilidad, los empleadores evidenciaron la discordancia que existe entre las competencias adquiridas por los estudiantes de postgrado y las necesidades reales de nuestras empresas, llegándose incluso a cuestionar la utilidad de la formación reglada universitaria para el tejido empresarial. Algunas declaraciones de destacados representantes empresariales han animado a la revisión de la formación de postgrado. En este sentido, se apuntaron numerosas ideas que sin duda permiten una mayor reflexión y cooperación conjunta entre la universidad y las empresas. Entre ellas la revisión de las competencias trasversales más demandadas por la empresa, conocidas como « soft skills » , la inclusión de programas de tutorización o mentoring en la empresa de la mano de académicos, la implantación de doctorados industriales o la inclusión de destrezas relacionadas con el emprendimiento se apuntan como líneas de mejora de los programas de postgrado. Sin entrar en consideraciones absolutas sobre la bondad de la formación de postgrado en España, y sabiendo que todavía hay un amplio margen de mejora, parece evidente que la formación de postgrado es un eje clave no sólo para la obtención de empleos cualificados sino para dinamizar de manera eficaz las relaciones entre la universidad y la empresa cómo auténtico motor de un cambio en el módelo productivo que sin duda redundará en la mejora de nuestra sociedad.