Más inversión en I+D+i
Prioridades «Es necesaria más dotación y apoyo de las administraciones pra mejorar la transferencia»
La Universidad ha constituido siempre uno de los elementos fundamentales del desarrollo económico, político y social. Hoy, su liderazgo como motor del progreso es más necesario que nunca. Su misión no se circunscribe únicamente a la labor docente. En coyunturas como la actual, se pone de manifiesto su necesidad y obligación de implicarse con la investigación y la transferencia de conocimiento a la sociedad, elementos clave en el cambio de tejido productivo que tanto necesitamos.
Actualmente, el 60% de la investigación en nuestro país procede de las universidades, un impulso que ha contribuido a hacer de España la novena potencia mundial en materia de investigación. Durante el periodo 2008-2014, las universidades españolas han logrado ampliar su producción científica un 54% y han incrementado un 6% su impacto, publicando casi el 55% de sus artículos científicos en revistas del primer cuartil. Estos excelentes resultados han sido posibles gracias a que las universidades han mantenido el gasto universitario en I+D+i en niveles anteriores a la crisis, supliendo la caída de la financiación externa – procedente de fuentes públicas y, sobre todo, privadas-, con aportaciones de sus propios presupuestos. Mientras generamos más del 3% de la producción científica mundial, la cantidad que invertimos en investigación apenas supera el 1% de nuestro PIB, un porcentaje muy inferior al que destinan naciones como Estados Unidos, Japón o Reino Unido, que se encuentra alrededor del 3%. Esta situación se está tornando insostenible para las universidades españolas y para nuestro sistema de Ciencia y Tecnología, que requiere, entre otras medidas, de un aumento de financiación urgente.
Otro campo en el que es necesaria una mayor dotación económica y un mayor apoyo de las Administraciones Públicas, es el referente a la labor de transferencia de conocimiento a la sociedad de las universidades, donde nuestros resultados siguen siendo insuficientes, pese a los avances desarrollados por las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRIs). Es indispensable que desde las universidades continuemos motivando el desarrollo de patentes y la creación de empresas de base tecnológica o spinoffs participadas por las universidades, así como que favorezcamos el crecimiento de un espíritu emprendedor en nuestros alumnos.
Por otro lado, la transferencia mediante la investigación contratada y colaborativa con empresas sigue sien- do el principal mecanismo de transferencia de conocimiento en nuestro país. Cada vez son más las grandes, medianas y pequeñas empresas que cuentan con las universidades españolas para desarrollar su I+D+i, siendo extranjeras algo menos de un 20% de estas empresas. Cabe destacar que del orden de un 20% del profesorado de nuestras universidades aparece explícitamente vinculado a estos contratos de colaboración con empresas y otras instituciones públicas y privadas.
En definitiva, para seguir incrementando la extensión y el uso de nuestras patentes y potenciar la colaboración de la capacidad científica y tecnológica de nuestros grupos de investigación con el tejido productivo, es imprescindible que se acometan unos profundos cambios estructurales, entre ellos, un aumento del presupuesto que España destina a la inversión en I+D+i y el desarrollo de políticas que incentiven la transferencia desde un punto de vista académico, económico y legislativo. Debemos potenciar mecanismos como los sexenios de transferencia, –el famoso «campo cero»– que permitan que la transferencia cale hondo en el mundo universitario, al igual que ya se hizo hace décadas con la investigación a través de la implementación de los sexenios de investigación y los campus de excelencia, que nos han permitido alcanzar unos magníficos resultados. Sólo así podremos alcanzar unos rendimientos en este campo acordes a nuestro potencial investigador.