Hay que huir de la autocomplacencia
Basta darse un paseo por el centro de las grandes ciudades para darse cuenta de que las economías domésticas han recuperado buena parte de la confianza perdida desde el inicio de la crisis. Cualquier amante de la restauración de muebles se encuentra estos días sillas, mesas, vitrinas… antiguos en los contenedores como señal inequívoca de que en muchos hogares se está llevando a cabo una reforma, que seguramente se ha estado retrasando en los últimos años. Según un informe hecho público esta semana (Perspectivas del Consumidor de Kantar Millward Brown) el úl- timo trimestre de 2017 ha sido la etapa de menor incertidumbre ante la economía, desde que en 2008 comenzase a hacerse este estudio. El informe valora todavía de forma negativa la situación de España, pero muestra que las familias piensan en positivo a la hora de afrontar gastos. Probablemente, porque el 70 por ciento de los encuestados considera ahora que su puesto de trabajo no está en peligro, mientras que sólo el 12 por ciento teme por su empleo.
Este optimismo para asumir gastos se explica también por el buen comportamiento del ahorro financiero de las familias españolas, que a fi- nales de septiembre habían visto aumentar sus activos un 1,9 por ciento respecto al año anterior. Sin duda, cuando aparezcan los datos de final de año ese incremento habrá superado el 2 por ciento como consecuencia de la revalorización de las acciones y participaciones de fondos de inversión fundamentalmente, pero también por la compra de nuevos activos financieros.
Todo de color de rosa, pero es en estos momentos cuando el ahorrador/inversor no debe caer en la nada recomendable autocomplacencia. Es ahora cuando se pueden cometer los peores errores al no tener en cuenta dos variables importantes de las que deberemos hablar en comentarios futuros: las Bolsas –y no sólo la americana- se encuentran en niveles de valoración ya muy altos y la amenaza de subida de tipos y caída de rentabilidad de la renta fija cada día se hace más presente.