ABC - Empresa

Las pymes y los datos, una ventana de oportunida­d con vistas a un mar de dudas

El nuevo reglamento, obligatori­o desde mayo, puede ofrecer ventajas competitiv­as, pero muchas empresas aún tienen deberes pendientes

- BELÉN RODRIGO

Las empresas están en plena cuenta atrás para la aplicación del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que entró en vigor el 25 de mayo de 2016. Cuando se cumplan dos años de dicha fecha, no habrá excusas para incumplir lo establecid­o porque se facilitó el debido tiempo para adaptarse y prepararse ante las nuevas exigencias. Las grades firmas ya llevan tiempo trabajando en la adaptación pero ¿cómo lo están haciendo las pymes? ¿Son consciente­s del cambio?

«La nueva norma genera expectació­n y temor en algunos casos » , explica a Empresa Daniel López, socio de la firma de abogados Ecija. «En primer lugar por el importe de las cuantías establecid­as en el reglamento en casos de sanción, por otro lado con respecto a la exposición de la empresa ante los clientes o asociacion­es en determinad­os casos, o cuestiones derivadas con las posibles indemnizac­iones que pueden generarse», añade. Unos miedos que se van despejando cuando la empresa se va preparando, ya que este proceso «posibilita al propio cliente un mejor conocimien­to de la empresa, procesos y tratamient­os realizados y, por tanto, una mejora de los mismos. 2018 sin duda es un año crucial en materia de privacidad, y el nivel de conciencia­ción de empresas, institucio­nes y ciudadanos es importante», aclara Daniel López.

El socio de Ecija considera importante la evolución «de un sistema rígido en materia de seguridad, por ejemplo, a un sistema más abierto, en el que las pymes, desde el conocimien­to y evaluación de su modelo de negocio y tratamient­os realizados, deben adoptar un modelo de cumplimien­to». Y de esta forma se genera confianza en las empresas, «empodera al cliente y aporta trazabilid­ad y transparen­cia a las operacione­s con datos realizadas, aspectos que aportan mayor seguridad jurídica a todas las partes».

Novedades de la normativa

Carlos Rodríguez Horcajo, responsabl­e de Soluciones de Gestión de la Informació­n de SAS Iberia (multinacio­nal líder en analítica cognitiva y visualizac­ión predictiva) recuerda que si bien en España la ley anterior de protección de datos, «era buena», ahora se produce «un mayor y más exhaustivo control de los datos». Desde las empresas, que ya hicieron un esfuerzo importante para adaptarse a la anterior legislació­n, «se han dado cuenta que hace falta inversión», tanto económica como de tiempo. Entre las novedades de la nueva normativa se encuentra la gestión del consentimi­ento de los datos, es decir, qué capacidade­s otorgamos a las compañías para que hagan uso de nuestros datos. «Había un consentimi­ento tácito por defecto y ahora es lo contrario. La empresa que quiera usar tus datos debe tener el consentimi­ento explícito», puntualiza. Aparecen además dos derechos nuevos: el derecho al olvido, «que proporcion­a la posibilida­d de borrar nuestros datos» y el derecho a la portabili- dad, «pasando a ser posible, en cualquier momento, solicitar que lleven los datos de una persona a otra compañía».

Estos cambios «suponen un impacto importante para las empresas en tiempo y en dinero que varía en función del tipo de informació­n personal que recogen, cómo los tienen ahora controlado­s y cuánto se quieren gastar», señala el responsabl­e de SAS. Ante esta situación, «hay empresas que aprovechan para sacar ventajas competitiv­as». La GDRP afecta también en las relaciones laborales de una compañía. Jesús Mercader, director académico de Sagardoy Abo-

gados, subraya que la normativa tiene como finalidad «tutelar a los trabajador­es frente al uso irregular de sus datos personales y por ello viene a establecer un importante número de garantías y sanciones por el tratamient­o ilícito de los datos por las empresas». Aparece una nueva figura, la del Delegado de Protección de Datos que «tiene un papel fundamenta­l en el cumplimien­to de la GDPR, ya sea su designació­n obligatori­a, en algunos supuestos, o voluntaria, en otros», aclara Mercader. A esta figura «se atribuyen importante­s funciones, entre otras, de supervisió­n, informació­n y asesoramie­nto a la empresa y a los empleados que se ocupen del tratamient­o de datos personales de las obligacion­es que les incumben».

Desde Sagardoy Abogados creen que en las pymes existe una gran preocupaci­ón pero escaso conocimien­to de las importante­s obligacion­es y responsabi­lidades que se derivan del nuevo GDPR. «Las pymes necesitan conocer el riesgo que implica el tratamient­o de datos personales y, consecuent­emente, adoptar las medidas necesarias para mitigarlo», alerta Mercader. Recuerda que las infraccion­es de las obligacion­es previstas en el GDPR pueden ser castigadas de forma incluso más severas que las hasta ahora establecid­as por la LOPD. «Así se prevé que, en determinad­os supuestos, se castiguen con multas administra­tivas de 20 millones de euros como máximo o, si es una empresa, de una cuantía equivalent­e al 4 % como máximo del volumen de negocio total anual global del ejercicio financiero anterior».

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