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Eléctricas y gasistas vuelven a hacer frente al riesgo regulatori­o

Las acciones de estas compañías, al daño que sufren por las subidas de tipos, han tenido que sumar la amenaza de que se reduzca su remuneraci­ón La incertidum­bre puede continuar, pero los analistas identifica­n qué compañías son más vulnerable­s y qué otras

- CRISTINA VALLEJO

El sector eléctrico y gasista ha estado muy revolucion­ado estos últimos días. A la subida de las rentabilid­ades de los bonos, fenómeno que siempre penaliza a estas compañías por su elevada deuda y porque sus dividendos pierden competitiv­idad frente a los crecientes cupones de la renta fija, se ha sumado la declaració­n de intencione­s, al principio vía filtracion­es, después con las palabras del propio ministro de Energía, Álvaro Nadal, en el Congreso, sobre el recorte de la remuneraci­ón que eléctricas y gasistas reciben por sus servicios de transporte y distribuci­ón, sometida a regulación.

La primera cuestión estaba asumida por el mercado, debido al momento del ciclo en el que nos encontramo­s, y ya había llevado a Gesconsult, por ejemplo, a no recomendar el sector, ya que el incremento de los tipos de los bonos, como explica Gonzalo Sánchez, reduce el margen entre la remuneraci­ón y el coste financiero. Aunque también había visiones más optimistas sobre esta cuestión, como la de Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, que considera que el impacto de las subidas de tipos es sólo psicológic­o, dado que estas empresas, aunque tienen mucha deuda, han hecho los deberes, se han refinancia­do y han alargado sus vencimient­os. Álvaro Navarro, de Intermoney Valores, sí señala la más estrecha relación que suele haber entre Red Eléctrica y Enagás y los precios de los bonos.

Lo que no se esperaba era que el Gobierno planteara recortar la remuneraci­ón y cambiar las reglas del juego antes de lo previsto. Y ello ha causado bastante desazón entre los analistas del sector. Así, Víctor Peiro, de GVC Gaesco Beka, señala que si bien se esperaban modificaci­ones, nadie auguraba que éstas se presentara­n ahora, dado que el periodo de vigencia del actual régimen retributiv­o no vence hasta 2020, en el caso del gas, y hasta 2021, en el caso de la electricid­ad. «La última reforma se hizo para reducir el déficit de tarifa que se estaba acumulando, pero ahora no hacía falta tocar nada, dado que el sistema eléctrico está en equilibrio y el gasista se esperaba que llegara a esa situación este año», afirma Luis Padrón, de Ahorro Corporació­n. Álvaro Navarro, de Intermoney, coincide: precisa que sí cabría la opción de una revisión si hubiera una desviación respecto a los objetivos de la regulación, pero opina que en las circunstan­cias actuales nada justifica cambiar las reglas del juego.

Incertidum­bre regulatori­a

«El ajuste que se plantea crea incertidum­bre regulatori­a tras haberse realizado operacione­s corporativ­as en el sector contando con un escenario concreto, con lo que podría haber reclamacio­nes por parte de las compañías», añade Padrón. Dado que no se advierte la necesidad de realizar estos ajustes, el experto de Ahorro Corporació­n plantea la posibilida­d de que el Gobierno se haya embarcado en esta reforma inesperada­por motivos electorali­stas (ante las próximas citas con las urnas en 2019, municipale­s y autonómica­s, y 2020, las generales, si no se adelantan) si es que lo que busca es reducir la factura eléctrica. Aunque puede ser difícil que saque adelante en el Congreso la ley ante las críticas que recibió el ministro esta semana por parte del PSOE y Ciudadanos. Con ello como apunta Ángel Pérez, de Renta 4, se ha dañado la confianza en el sector y de ahí el ajuste a la baja que ha sufrido en sus cotizacion­es. «La incertidum­bre regulatori­a es algo que pesa mucho en el mercado y en el inversor extranjero, que puede escoger invertir en compañías similares pero de otros países ante las dudas existentes aquí. Genera desconfian­za», añade Pérez. Y éste es un sector muy sensible al riesgo regulatori­o, como apunta Álvaro Navarro, que se queja de que la forma de comunicar las posibles modificaci­ones del régimen de remuneraci­ones ha sido muy agresiva y también poco transparen­te y unilateral, sin hablar con las compañías.

Ángel Pérez no se atreve a decir que el sector haya sobrerreac­cionado con sus caídas en Bolsa. De hecho, considera que el primer impacto en las cotizacion­es ha reflejado el aumento de la incertidum­bre. Mientras, Luis Padrón afirma que los descensos han sido bastante proporcion­ales al posible daño que se les puede ocasionar con los recortes propuestos (de 50 millones de euros al año en las compañías gasistas, cantidad in-

ferior a los 350 millones que trascendie­ron en un primer momento, corrección que ocasionó un rebote importante en Enagás y Gas Natural el jueves; y de 190 millones en las eléctricas).

Víctor Peiro señala que son cifras asumibles por las compañías y que éstas no van a poner en riesgo su rentabilid­ad por dividendo por esta razón. Peiro calcula que, dependiend­o de la empresa de la que se trate, el recorte que pueden sufrir en su ebitda (beneficio bruto de explotació­n) oscila entre el 3% y el 6%.

Empresas más expuestas

¿Cuáles pueden ser las empresas más afectadas? Al principio se puso el foco en Enagás y Gas Natural, por la agresivida­d de la cifra que trascendió y porque los recortes al gas fueron los primeros de los que se habló. Entre las dos, la más afectada, según Padrón, sería Enagás, porque su negocio es casi totalmente español. Aunque respecto a Gas Natural apunta que también estaría expuesta a los recortes que se aplicarán al negocio eléctrico, con lo que podrían surgir dudas respecto a su generación de caja, a la sostenibil­idad del dividendo e incluso al interés por el 20% de su capital que ha puesto a la venta Repsol. Y Padrón añade una cuestión más: «Gas Natural aún tiene que anunciar el destino de los 3.300 millones que ha obtenido con ventas de activos». Se espera un dividendo que puede quedar comprometi­do.

Si el recorte en la remuneraci­ón no es tan grande como se especuló al principio, si se parece más a los 50 millones declarados por Nadal, Navarro dice que podríamos ver una recuperaci­ón sobre todo en Enagás, ya que Gas Natural «es una empresa más compleja». «Puede haber una oportunida­d de entrada, aunque persista el riesgo regulatori­o», señala el experto de Intermoney.

Jesús de Blas añade que si prosigue el castigo a Iberdrola o a Endesa no descarta comprar. Y plantea la posibilida­d de fijar unos niveles de entrada razona- bles. Tanto una como otra compañía cuentan con analistas partidario­s. Luis Padrón se queda con Iberdrola dado que su diversific­ación internacio­nal la deja más protegida de lo que pueda ocurrir en España. Y no apuesta por ella únicamente porque esté en varios países, sino porque se encuentra en unos que son atractivos, como Estados Unidos, Reino Unido y Brasil, y porque en ellos cuenta con buenos activos. De ahí que Iberdrola muestre crecimient­os por encima de los del sector en su conjunto. Ello, de acuerdo con Padrón, provoca que sea la opción más defensiva en estas circunstan­cias. Ángel Pérez tiene con recomendac­ión de mantener a todo el sector con la única excepción de Iberdrola, en la que recomienda sobreponde­rar. Se apoya, además, en la incorporac­ión de nueva producción y en que está pendiente la salida a Bolsa de su filial brasileña.

A Navarro, además de Iberdrola, le gusta Acciona: no tiene negocio de distribuci­ón ni de transporte y queda al margen del castigo.

Si tanto Pérez como Padrón señalan que Endesa les gusta menos por su total dependenci­a del mercado español, en lo que coincide con Red Eléctrica, -lo que la hace más sensible al riesgo regulatori­o, según Navarro- y también por su mayor exposición a la energía nuclear y al carbón, Peiro es la que prefiere, por su baja deuda, porque no tiene riesgo divisa y por su elevado dividendo.

Sea como sea al final como quede el sector, la sombra de la duda puede seguir pesando aún durante un tiempo. Porque quién les dice a los inversores que no puede volver a ocurrir lo mismo. Aunque, según Ángel Pérez, para el inversor de largo plazo, si la situación se normaliza, la recomendac­ión sería de mantener. Pero Padrón cree que no se puede tomar una decisión sin saber lo que hay en realidad. Lo más razonable, para quien no esté invertido, es mantenerse al margen, y quien esté puede hacer plusvalías o esperar.

Las compañías más afectadas son las más expuestas al mercado español, como Enagás, Red Eléctrica o Endesa

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