Los cuarenta de la Constitución: la razón que trae la madurez
«Ahora nos queda seguir avanzando comprometidos y juntos para consolidar lo que se inició aquel 6 de diciembre de 1978»
En 2018 los Gestores Administrativos nos sumamos a la conmemoración de una fecha trascendental: cuarenta años de la Constitución española de 1978. Celebramos la próspera trayectoria de nuestra Carta Magna desde su nacimiento tres años después de la muerte de Francisco Franco con huellas y vestigios de un pasado dictatorial, hasta la España transformada, telemática y moderna de hoy día.
Cualquier alusión a cualquier texto constitucional implica necesariamente tener que ponerse el gorro de estadista. Pero para referirse a la Constitución española es conveniente también, plantarse las gafas del encuentro y el consenso. Analizarla desde la óptica del entendimiento y el ansia de progreso y prosperidad. Desde nuestro papel de colaborador social y fundamental aliado de la Administración Pública española, los gestores administrativos podemos afirmar que el valor de nuestro texto fundamental radica en tres cuestiones principales. En primer lugar, los preceptos constitucionales, que reflejan un marco de seguridad jurídica e igualdad de derechos y obligaciones de todos los españoles. En segundo lugar, la garantía inequívoca de la defensa del Estado de Derecho. Por último, el desarrollo en sus cuarenta años de historia que ha llevado a que España sea una democracia consolidada y que ha permitido un innegable avance económico, social y cultural para todos.
Es cierto que la Constitución Española nació -como cualquier norma- con vocación de permanencia en el tiempo, desde una imprescindible necesidad de consenso y de respeto profundo por la pluralidad de ideas defendidas por los padres de la Constitución. Su elaboración fue tan compleja, que no cabe sino reconocer y agradecer a todos aquellos que contribuyeron al dialogo social y al entendimiento, con una visión de Estado que superó las divisiones partidistas y las diferencias entre territorios
Nuestra Carta Magna fue resultado de un intenso y generoso esfuerzo social y político. El compromiso de los padres de la Constitución, Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez - Llorca, Manuel Fraga, Gregorio Peces- Barba, Miguel Roca Junyent y Jordi Solé Tura, permitió definir el marco de derechos y obligaciones y dibujar las fronteras legales, dentro de las cuales nuestro país ha disfrutado de una etapa de libertad y prosperidad.
La Constitución es la garantía de nuestra libertad y desde 1978 nos ha asegurado la etapa de prosperidad más larga de nuestra historia. Ese es su mayor éxito: haber materializado el consenso, la concordia y el afán de caminar juntos y unidos de todos los españoles. Ahora, alcanzada la madurez de los cuarenta con la experiencia de lo vivido, tenemos el desafío de avanzar hacia una conciliación territorial con visión de estadista como la de aquéllos que dejaron al margen el disenso para darnos un texto sobre el que caminar. Un desafío aderezado también, al otro lado de las fronteras, de retos políticos, económicos, medioambientales e, incluso, socioculturales.
Ahora nos queda seguir avanzando juntos y comprometidos para consolidar lo que se inició aquel 6 de diciembre de 1978 cuando el pueblo español ratificó en referéndum por un amplio consenso, la Constitución emanada de las Cortes Generales. Unidos como país y con visión de Estado, en la búsqueda del bien superior, continuaremos en la senda del progreso y la prosperidad de la que hemos gozado durante 40 años. Felicitémonos y felicitemos a quienes con su generosidad, entrega y valentía, han sido capaces de proporcionar a España cuatro décadas de convivencia pacífica y estabilidad democrática y social.