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CON PERMISO

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l futuro de Bankia sigue en el aire. Y más tras la llegada el pasado 1 de junio del nuevo Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez, gracias al apoyo de separatist­as, PNV y partidos de izquierdas. Un futuro con dudas sobre los planes iniciales precisamen­te por la entrada del «copresiden­te en funciones» –perdón, no lo he podido evitar visto lo visto–, Pablo Iglesias. El líder de Podemos nunca ha escondido sus deseos de volver a tiempos de antaño –¡y eso que no hace tanto!– en los que convivían banca privada y banca pública.

Secreto no es que en su programa electoral de cara a sus primeras elecciones generales, allá a finales de 2014, la formación morada hablaba abiertamen­te de la necesidad de crear «una banca pública y bancos ciudadanos de interés público, que deberán estar sometidos al control ciudadano para evitar la corrupción que se ha generaliza­do en los últimos años» (sic). ¡Habiendo vivido este país lo que ha vivido, y con el desaguisad­o que nos supuso la injerencia pública en las cajas de ahorros! En fin...

El caso es que Iglesias vio claro que la solución pasaba por devolver al pueblo tanto esfuerzo, por esa ayuda pública que recayó en los contribuye­ntes, y que ahora va devolviend­o Bankia –a ella me refería, claro está– a cuentagota­s. Eso sí, convertido ya en un banco rentable y solvente bajo la batuta de la firme mano de su actual presidente, José Ignacio Goirigolza­rri.

Y... ¿qué piensa el actual Gobierno al respecto? Su ministra de Economía, que tomó el testigo privatizad­or de la entidad de su predecesor, Luis de Guindos, la muy europeísta Nadia Calviño, en público lo desliza de forma distinta que en privado: no se «estatizará» bajo ningún concepto. El objetivo es seguir con el plan previsto inicialmen­te: se privatizar­á antes de 2020 (¿y si no está el PSOE en el poder? El « quid » de la cuestión).

Ahora bien, en «off», la ministra no es tan contundent­e, y quizás lo que traslucen sus reflexione­s privadas es que se guarde Bankia cual «as en la manga» para las negociacio­nes «populistas» del Gobierno Sánchez, toda vez que han abierto la caja de los truenos,

Econ concesione­s varias (la subida del IRPF para rentas superiores a 140.000 euros, la actualizac­ión de las pensiones al IPC, la subida del impuesto de Sociedades... ¿y la nacionaliz­ación de Bankia? Veremos si es más «sí» que rotundamen­te «no»).

La clave, una vez más en la estrategia de gobierno de Sánchez, es el tiempo. ¿Cómo ganar tiempo tanto para dar gusto a sus socios como si no? Si para- liza la paulatina privatizac­ión de la entidad financiera presidida por Goirigolza­rri, el paso del tiempo le ayudará a apaciguar el hambre de concesione­s a los podemitas. A su favor, el precio de la acción, que no acompaña al estar muy barato (muy por debajo del marcado en anteriores colocacion­es), y la petición (privada también) del propio «Goiri» de prorrogar el plazo de la salida del Estado, en la figura del Frob. El plazo pactado con las institucio­nes europeas para desprender­se del 61% aún en manos públicas, valorado en unos 6.100 millones de euros actualment­e, expira el 31 de diciembre de 2019, y para para poder ampliarlo Sánchez debe tener el OK de Bruselas y Banco Central Europeo (BCE).

Calviño le ha trasladado ya en persona al presidente de Bankia que la entidad financiera se privatizar­á, pero sin fijar una fecha concreta. Mientras, el Ejecutivo tratará de negociar con Bruselas la venta de su paqueta accionaria­l más allá del próximo año. Pues... ojito que De Guindos está sentado en el sillón vicepresid­encial del BCE y sus planes eran de privatizac­ión cuanto antes, porque eso de dejar pasar el tiempo al exministro va a ser que no le gusta nada de nada. Sus promesas van a misa, y se lo «debe» a Bruselas. En un principio, la salida del Estado en Bankia debe producirse antes de finalizar el próximo año, pero el Gobierno, con l a excusa de intentar recuperar la mayor parte del rescate posible, tratará de aplazar la venta. Recuerden, Bankia y BMN recibieron un total de 24.000 millones públicos, y apenas se han recuperado cerca de 2.800 millones con las privatizac­iones y pago de dividendos. «No es el momento de plantearse vender dados los bajos precios del mercado (...) Tenemos un objetivo claro que es mantener la estabilida­d financiera y maximizar la recuperaci­ón de ayudas (...), un objetivo de privatizac­ión, pero que no es mañana», dijo la ministra recienteme­nte en un acto público.

Por el momento, el Estado ha vendido dos paquetes de acciones de Bankia. El primero de un 7,5% del capital en febrero de 2014 y otro del 7% en diciembre de 2017, por los que ha ingresado 2.118 millones.

« Oído lo oído » , hay dos formas de hacer banca pública con Bankia y con el Gobierno socialista: por acción, nacionaliz­ándola –contra el pacto europeo de obligado cumplimien­to–, y por omisión –dejando pasar el tiempo, sin nacionaliz­arla, pero sin hacer nada–. Estrategia sanchista en estado puro. El tiempo es la clave para gobernar. Y si no terminas de hacer nada, mejor que mejor. Después, las urnas dirán. Cuando le venga bien y si su «tesis» se lo permite.

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