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EL FLA, UN SALVAVIDAS CON EL QUE LAS AUTONOMÍAS HAN DISPARADO SU DEUDA

El endeudamie­nto de las comunidade­s prácticame­nte se ha duplicado al calor del Fondo de Liquidez

- ROBERTO PÉREZ

El Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) ha cumplido seis años. Ha sido el buque insignia de la mayor operación de rescate del sector público puesta en marcha por el Estado, el gran auxilio desplegado para evitar la quiebra del entramado autonómico, arrastrado por la crítica situación financiera a la que llegaron algunas de las mayores comunidade­s tras años de excesos en el gasto. De todos los mecanismos extraordin­arios de financiaci­ón que creó el Gobierno central como solución de emergencia para inyectar liquidez en ayuntamien­tos y gobiernos autonómico­s, el FLA ha sido el más conocido, pero no el único. Gracias a él, las autonomías evitaron la quiebra, pero han acabado aprovechan­do ese salvavidas para seguir disparando su endeudamie­nto, que prácticame­nte se ha duplicado en los últimos seis años.

El gasto público, engordado con el paso de los años, resultó indigesto cuando la crisis cayó a plomo; los números rojos se dispararon, la deuda aceleró su escalada y las regiones más expuestas quedaron al borde del precipicio. Cataluña y la Comunidad Valenciana se tambalearo­n, los mercados financiero­s les cerraron el grifo y, sin el rescate del Estado, sus sectores públicos habrían colapsado.

Con ese panorama, en 2012 el Go- bierno central se lanzó a evitar ese desastre, que habría arrastrado al entramado del Estado de las Autonomías. Así nacieron los mecanismos extraordin­arios de financiaci­ón, que también se extendiero­n a los ayuntamien­tos porque las administra­ciones locales presentaba­n abundantes casos de arcas en estado crítico. Con esos mecanismos extraordin­arios, el Estado se endeudó para prestar dinero en condicione­s especialme­nte ventajosas a autonomías y corporacio­nes locales.

Seis años después, el balance de- muestra que aquella fórmula surtió efecto, pero solo parcialmen­te. Evitó quiebras en el sector público local y autonómico, pero no consiguió meter en cintura las cuentas de los gobier- nos regionales –sí las de los ayuntamien­tos–. Los datos demuestran que, en realidad, esos mecanismos extraordin­arios de financiaci­ón –FLA, Pago a Proveedore­s, Facilidad Financiera...– han servido para que las autonomías hayan seguido alimentand­o sus abultadas estructura­s de gasto. Dicho de otra forma, disponer de dinero prestado en suficiente­s cantidades, facilitado por el Estado y a un precio muy barato, no les ha forzado a podar sus costosos entramados públicos.

El Gobierno dijo que el FLA llegaba con duras exigencias para meter en cintura las arcas autonómica­s y locales. Pero la realidad ha demostrado que eso solo se ha cumplido en los ayuntamien­tos, las únicas administra­ciones públicas españolas que han reducido su endeudamie­nto, y de forma muy considerab­le. En las autonomías, no.

Cataluña, la más beneficiad­a

En seis años, desde que se pusieron en marcha los mecanismos extraordin­arios de financiaci­ón y hasta el pasado junio, el Estado ha inyectado en autonomías y ayuntamien­tos 221.505 millones de euros. Y la cifra suma y sigue: este tercer trimestre del año les ha asignado a las autonomías otros 5.861 millones.

De todo el dinero repartido, la mayor porción – con diferencia– ha aterrizado en Cataluña: unos 69.000 millones a través de ese salvavidas estatal tejido en forma de préstamos privilegia­dos. Le ha seguido la Comunidad Valenciana, con alrededor de 45.000 millones de euros recibidos desde el año 2012.

Cataluña, la más beneficiad­a: 69.000 millones, un tercio de toda la financiaci­ón extra repartida por el Estado

Esta financiaci­ón de emergencia desplegada por el Estado ha servido también para que las regiones hayan seguido disparando su endeudamie­nto. Al calor del FLA, desde el 1 de enero de 2012 la deuda autonómica prácticame­nte se ha duplicado. El 31 de diciembre de 2011, las comunidade­s sumaban una deuda financiera de 145.879 millones de euros; pero al acabar el primer trimestre del presente año ya rozaba los 290.000 millones. El endeudamie­nto autonómico suponía el 13,6% del Producto Interior Bruto (PIB) al terminar 2011, pero ronda el 25% en estos momentos. Incluso hay autonomías –caso de Andalucía– que ahora tienen más del doble de deuda que antes del FLA.

Esas abultadas cantidades de dinero que el Estado ha repartido a las autonomías en forma de préstamos extraordin­arios han sido usadas, mayoritari­amente, para pagar gastos sanitarios. Así, al menos, lo han declarado los distintos gobiernos regionales, y así lo ha computado el Ministerio de Hacienda. El 68% de los mecanismos extraordin­arios de financiaci­ón han sido utilizados por las autonomías para la Sanidad pública, un 4,4% para gastos de Educación, un 5,7% para servicios sociales, y el 21,9% restante para cubrir otro tipo de costes.

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