Campaña contra el desperdicio de alimentos en España
El sector primario, industria, distribución y hostelería se unen para sensibilizar
Un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se desperdicia. España es el séptimo país europeo en el ranking de tirar comida a la basura, donde van a parar 7,7 millones de toneladas anuales. Para enfrentarse a esa situación, las empresas líderes de la distribución, la industria alimentaria, la restauración y organizaciones del sector primario y de consumidores, han unido esfuerzos para emprender del 24 al 30 de septiembre la primera semana contra el desperdicio alimentario en España.
Los puntos de venta de la comida, desde súper a mercados municipales, los locales de restauración, comedores escolares y los centros de educación primaria sensibilizarán a los consumidores del valor de los alimentos, «que nada tiene que ver con su precio», subraya Núria de Pedraza, directora de comunicación de la asociación empresarial AECOC, impulsora de la campaña. Lo que más tiramos los españoles es el pan, porque creemos que vale poco, seguido de los frescos (frutas y verduras) «cuando hay gente que no tiene acceso a este bien tan básico » , señala. El impacto económico de los alimentos que desperdicia una familia media es de 250 euros anuales.
Un 30% menos en 5 años
«Los alimentos son un tesoro y juntos alimentamos soluciones» es el mantra de esta campaña organizada por la asociación empresarial AECOC y que es fruto del proyecto «La alimentación no tiene desperdicio», que arrancó en 2012 y en el que colaboran todos los integrantes de la cadena alimenticia, que comienza en el campo y el mar, sigue en la industria transformadora, en la distribución y acaba en los hogares, bares y restaurantes de todo el país. Como resultado de esta iniciativa pionera en Europa de toma de conciencia del sector de gran consumo, en España se ha logrado reducir un 30% el desperdicio alimentario en 5 años, al tiempo que se ha incrementado un 13% la cantidad de donaciones de productos a los Bancos de Alimentos y oenegés.
La campaña también fomentará mejores prácticas en la conservación de los alimentos, para que no tiremos los productos frescos con la aparición de las primeras manchitas, así como dis- poner de trucos y recetas para su reutilización. Y ante la tendencia de que solo se comercialice los alimentos con una perfecta presentación, también se destacará que el aspecto de las frutas, por ejemplo, nada tiene que ver con sus propiedades nutritivas, dado que las feas son igual de buenas.
Carmen Cobian, presidenta del comité AECOC contra el desperdicio alimentario, subraya que las empresas revisan sus procesos productivos en busca de ineficiencias para aplicar medidas correctoras que eviten la merma de producto, al igual que analizan su cadena de suministro ( pedidos, stock, transporte), mejoran sus siste- mas de embalaje y optimizan sus procesos de comercialización, con saldos de productos al final del día, campañas de frutas feas, etcétera. El sector de gran consumo también ha establecido acuerdos de colaboración con bancos de alimentos y otras entidades benéficas, además de haber formado a sus empleados en técnicas de eficiencia y prevención del desperdicio. Otro objetivo de esta campaña es difundir las buenas prácticas y sensibilizar a la opinión pública.
En el marco legislativo, la hostelería española impulsa introducir en nuestro país la ley italiana conocida como «del buen samaritano» para eximir de responsabilidad a las empresas que, de buena fe, donan alimentos de forma correcta. Actualmente, está en trámite parlamentario una proposición de ley que el año pasado presentó el grupo popular en el Congreso para promover y facilitar este tipo de donaciones. Las portavoces de AECOC señalan que el sector es partidario de flexibilizar la ley, ya que « hasta ahora cualquier alimento que sale de la cocina no se puede donar y se tiene que tirar si el consumidor no lo ingiere o se lo lleva en una caja». Otra forma de sensibilizar el sector de la restauración es la oferta de medios menús.
AECOC agrupa más de 28.000 empresas cuya facturación conjunta supone el 20% del PIB español.