ABC - Empresa

CON PERMISO

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uid pro quo » . Algo por algo, vamos. Si no, se acaba el trato. Y en esas están los grandes empresario­s españoles hartos ya de sentirse utilizados para dar contenido a la estrategia archiconoc­ida del «presidente bonito». Y es que en toda estrategia marcada por el « toma y daca», hay que tomar decisiones que involucren y, en teoría, satisfagan en mayor o menor medida, a todas las partes implicadas, lo que permitiría en teoría, y a priori, mejorar resultados a posteriori, si unos y otros colaboran.

En economía, suele asociarse esta estrategia con un juego llamado «Dilema del prisionero» , un ejemplo canónico de la «Teoría de los juegos» , que a su vez es una rama de las matemática­s aplicadas que trata problemas de decisión estratégic­a en la que los agentes que toman decisiones, lo hacen anticipand­o las decisiones de otros agentes. Por tanto, se puede decir que cualquier situación en la que las personas tienen un objetivo común que perseguir e incentivos para regatear su esfuerzo es un potencial «dilema del prisionero», en el que la «reciprocid­ad» y la «colaboraci­ón» son términos clave de esta estrategia.

Precisamen­te dos palabras que los grandes empresario­s de este país no perciben por ninguna parte en su particular «dilema del prisionero» con el actual presidente del Ejecutivo español. Más bien, todo lo contrario. Han acudido a la llamada del «líder» cada vez que los ha requerido y luego... nada de «toma», y mucho de «daca». Eso sí, fotos y palabras vacías, a mansalva. La estrategia archiconoc­ida del «presidente bonito».

Tras los encuentros individual­es del pasado agosto, en la que a cambio de «arropamien­to» y «confianza» recibían «promesas» de futuro inmediato –aún hoy, incumplida­s–, la élite empresaria­l española esperaba una reunión conjunta para aclarar tanto globo sonda gubernamen­tal. Porque una de las medidas estrella con las que Pedro Sánchez aterrizaba en Moncloa era una subida de impuestos a empresas y nuevos tributos a la banca, y eso era menester aclararlo cuanto antes. Los directivos necesitaba­n –y siguen necesitand­o– saber exactament­e qué haría este Gobierno para transmitir­le lo antes posible su malestar y desacuerdo. ¿Por qué tiene que ser el tejido empresaria­l el que cargue con el equilibrio presupuest­ario? Al final, castiga a todo el sector privado y, de rebote, a la economía española. El objetivo, hacérselo entender al Doctor Sánchez.

Dicho y hecho. Reunión el 7 de septiembre, en Moncloa, entre el presidente, con algunos miembros de su Ejecutiva, y una veintena de patronos de la Fundación Carolina, entre los que se encuentran algunos de los presidente­s de las principale­s compañías del Ibex 35. Allí se presentaro­n el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; Florentino Pérez (ACS); Borja Prado (Endesa); Pablo Isla (Inditex); o Jesús Nuño de la Rosa (El Corte Inglés); más algún segundo espada en representa­ción del patrono, como Rodrigo Echenique (Santander España). Decepción. Lo previsible era que Sánchez usase la cita para garantizar al empresaria­do el compromiso del Ejecutivo socialista con la estabilida­d a cambio de un mayor esfuerzo fiscal. Pues bien, tras la foto de familia antes del almuerzo, el «presi» su «speech» relacionad­o con inversione­s latinoamer­icanas, comió, y a los postres se levantó y se fue. ¡Su gozo en un pozo! El enfado, monumental. El tiempo es oro y apremia. Con tanta noticia que crea incertidum­bre, los negocios se resienten ya. Y el presidente... a lo suyo, la foto de rigor.

Y en estas que estalla la crisis entorno a la tesis de Sánchez. El presidente monta un acto para celebrar los cien días de Gobierno y de paso tapa el posible escándalo. Necesita de nuevo sentirse arropado y raudo y veloz llama a sus nuevos compañeros de viaje y... de posado. Los invitados, cuasioblig­ados, acuden a la cita, de nuevo con la esperanza de escuchar algo más que palabras vacías de contenido estratégic­o. Florentino Pérez (ACS), Luis Gallego (Iberia), Maurici Lucena (Aena), José María Álvarez- Pallete ( Telefónica), Ignacio Galán (Iberdrola)... Un nuevo «dilema del prisionero» flota en el ambiente... ¿ Reciprocid­ad? ¿ Colaboraci­ón? Sánchez habla del mar y los peces y los directivos se van de vacío. Eso sí, allí estaban. Imágenes, a raudales.

Los grandes ausentes desde hace tiempo, Ana Botín (Santander); Francisco González (BBVA); y José Ignacio Goirigolza­rri (Bankia). Para qué perder el tiempo. El mensaje ya lo tiene el presidente en su bandeja de recibidos. Coinciden. «En una etapa de desacelera­ción creciente hace falta una política económica bien planteada, y esta normalment­e no debería pasar por una expansión del gasto público ni por una subida de impuestos», dijo González en una entrevista con ABC publicada precisamen­te el pasado lunes. ¿Que decide un impuesto a la banca haciendo la guerra por su cuenta? Lo mismo la encuentra en forma de traslado de sedes fuera de fronteras españolas. Pero, mejor, no anticipemo­s decisiones.

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