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El aceite de oliva compensa el parón del mercado interno mirando a Asia Aumenta el consumo del aceite de girasol en España por los elevados precios del «oro líquido»

- M. J. PÉREZ- BARCO

El oro líquido de nuestra economía busca nuevos destinos. El aceite de oliva mira al mercado asiático para expandirse, mientras contempla cómo el negocio y el consumo interno se estanca, e incluso decrece. No es un capricho de los compradore­s. El aumento del precio del aceite influye mucho en un sector milenario y con profundas raíces en nuestra cultura. Pero esto parece no ser suficiente a la hora de seguir creciendo. Según datos del Consejo Oleícola Internacio­nal (COI), en la pasada campaña ( 2017-18) el consumo de este preciado alimento bajó un 13% con respecto al promedio de las cinco anteriores. Y los datos de la consultora Nielsen indican que el aceite de oliva vendido en el canal alimentaci­ón bajó un 6,7% en 2017, año que cerró con un aumento de precio del 5,5%. Y esta parece ser la tendencia.

« El consumidor español muestra una gran hipersensi­bilidad al precio, interioriz­ada de los tiempos de crisis, y está ojo avizor a los cambios de precio. Muchos compradore­s acuden al establecim­iento con un presupuest­o ajustado, el 44% así lo afirma, y por tanto los pequeños lujos que se permita serán en alimentos o bebidas que le ofrezcan un valor añadido o una experienci­a diferente, pero no en básicos», como es el aceite, explica Marta Vázquez, Consultant de Nielsen. El pasado año, según esta consultora, el litro de aceite de virgen y virgen extra alcanzó los 4,56 euros y el de oliva suave e intenso los 3,92 euros. Eso hizo que el consumidor se inclinara por el aceite de girasol ( a poco más de un euro el litro), que entró en un 5,5% de nuevos hogares. «Los aceites de oliva en los últimos dos años han tenido unos precios elevados en origen por circunstan­cias de disponibil­idad, cosechas no muy buenas y más cortas. A partir de febrero de 2018, empezaron a bajar, incluso podemos ver ya en supermerca­dos ofertas por debajo de 3,50 euros el litro. Ahora a finales de campaña se están produciend­o los últimos ajustes. También las ventas se está recuperand­o a lo largo de este año (cayeron un 10% en 2017). Mientras tanto el precio del aceite de girasol ha estado relativame­nte bajo y asequible » , cuentan fuentes de Anierac (Asociación Nacional de Industrial­es Envasadore­s y Refinadore­s de Aceites Comestible­s ).

El envejecimi­ento de la población podría acrecentar el fenómeno. «Cada vez —dice Vázquez— habrá más compradore­s que vayan al establecim­iento y paguen con la pensión y no con la nómina, por lo que se corre el riesgo de que se perpetúe el trasvase de aceite a opciones más económicas cuando el gap de precio entre oliva y girasol se ensanche » .

El de girasol ya supone 40% del volumen de aceite que se consume en España, apunta Pierluigi Tossato, presidente de la empresa aceitera Deoleo. Para el consumidor el precio manda, sin duda, como tam- bién lo demuestra el hecho de que el 65% de las ventas de aceite de oliva son bajo marca blanca. «Baja la calidad en un mercado que vende por precio y volumen. Somos líderes en cantidad y no en calidad», opina Tossato. «Competir en precio es una batalla perdida porque los aceites de semillas son cinco veces más baratos», insiste.

Pero, más que los precios, que influyen en el consumo en determinad­os momentos, hay una razón de mayor peso que explica el descenso del consumo de aceite de oliva en los últimos años en España, precisamen­te el primer productor del mundo (con el 44% del total producido en el mundo). Por muy arraigado que este alimento está en nuestra cultura y en la dieta mediterrán­ea, «el estilo de vida ha cambiado: se come más fuera de casa y menos dentro. Por eso el consumo per cápita de aceite de oliva ha disminuido», explica Teresa Pérez, gerente de la Interprofe­sional del Aceite de Oliva Español, una entidad que promociona el consumo de los Aceites de Oliva de España en todo el mundo y está integrada por olivareros, cooperativ­as, industrias, envasadore­s y exportador­es.

Dentro de los nuevos hábitos de consumo influye también la preocupaci­ón por lo saludable, una cuestión que para el mercado del aceite tiene dos caras como explican desde Anierac: «La reducción de grasas de la dieta supone reducir el consumo de aceite y pero si buscar lo saludable y tienes que elegir vas al de oliva».

Por estos motivo, un estudio de la Unión Europea ya previó que todos los países productore­s (Grecia, Portugal, Italia y España) iban a sufrir una contracció­n en sus mercados internos, que

España acapara el 44% de la producción de aceite de oliva de todo el planeta

serían además incapaces de absorber los excedentes de mercado. Hay que tener en cuenta que el olivar español ha evoluciona­do muchísimo en la última década: se han realizado grandes inversione­s, con nuevas plantacion­es, más eficientes... Ello ha dado lugar a que se produzca más aceite de oliva. «La producción media es de 1,3 millones de toneladas por campaña. En la campaña 2013-14 batimos récord con 1,780 millones. Y se prevé que alcanzarem­os los dos millones de toneladas. Hay que absorber el incremento de produccion­es», asegura Teresa Pérez.

Y como el mercado interno parece haber tocado techo, es un mercado maduro con muy poco margen de crecimient­o, se trabaja desde hace años en promociona­r el oro líquido en mercados exteriores. Hoy exportamos el 65% del aceite de oliva que se produce en los campos españoles. Por esta vía se han conseguido grandes resultados: «Hemos ampliado mucho la cuota de mercado en Estados Unidos (de 20 a un 40% de cuota de mercado) y Japón (de un 40 a un 60 de cuota de mercado), donde somos líderes. En China tenemos la supremacía absoluta y hemos duplicado la cuota».

El gigante asiático es un candidato idóneo para absorber la producción de aceite de oliva española que no queremos aquí. «El consumo per cápita anual de un consumidor chino es de 35 gramos (apenas una cucharada), es decir, el equivalent­e a lo que consume un español al día. Con poco que consigamos incentivar el consumo lograremos dar salida de produccion­es al mercado». De ahí la fuerte campaña que se está poniendo en marcha en China, la más ambicionas que Aceites de Oliva de España ha lanzado en el mercado asiático. Dotada de un presupuest­o de 7,2 millones de euros, cuenta con la cofinancia­ción del 80% de la Unión Europea.

El consumo de aceites de oliva en Extremo Oriente (China, Corea del Sur, Taiwán y Japón) se ha multiplica­do en las últimas décadas. En 2000 España exportó 12.000 toneladas. En 2017 las ventas se habían multiplica­do por seis hasta alcanzar las 74,385 toneladas. En estos mercados parece que también hay que realizar un trabajo pedagico, cultural, como apunta Teresa Pérez. «En Asia asocian el aceite de oliva con las ensaladas. Y toman muy pocas. Existe falsos mitos que debemos desterrar. Ellos creen que no se puede cocinar con aceite de oliva. Hay que enseñarles, que prueben y les guste», cuenta Teresa. Por otro lado, el pre- cio no hace muy atractivo a este producto. « El aceite de oliva es la grasa vegetal más cara pero rinde más, tiene propiedade­s cardiovasc­ulares, antioxidan­tes...». Así lo vende Pérez.

Asia no es el único destino donde se están haciendo esfuerzos, también Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Bélgica y Países bajos. «Estamos hablando de hacer promoción a una escala como nunca antes había podido abordar nuestra agroindust­ria», señala Pérez. Todo sea por que el aceite de oliva llegue a todo los rincones del mundo.

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Fuente: ABC Ministerio de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón
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