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Invertir en inteligenc­ia artificial con ETFs, un modo de rentabiliz­ar el mañana

Esta tecnología podría contribuir con hasta 15,7 billones de dólares a la economía global en 2030 y, por ello, es una inversión con mucho potencial, según los expertos de Amundi ETF

- INVERSIÓN

Los inversores de éxito se caracteriz­an por mirar al mañana en lugar de centrarse únicamente en el presente. En ese sentido, cabe destacar que una de las tendencias de futuro más prometedor­as es la de la inteligenc­ia artificial. Y es que, según la consultora PwC, la inteligenc­ia artificial podría contribuir con hasta 15,7 billones de dólares a la economía global en 2030, más que la producción actual de China e India juntas.

Si bien, es preciso tener en cuenta que la mejor manera de rentabiliz­ar una tendencia de futuro es invertir pronto, cuando los precios todavía están baratos y las valoracion­es son razonables. Pero eso es complicado de hacer cuando una tecnología es incipiente como ocurre en el caso de la inteligenc­ia artificial: se trata de una promesa de futuro pero las tasas actuales de adopción son bajas (solo una de cada 20 empresas usa actualment­e inteligenc­ia artificial en sus procesos). Dicho esto, conviene destacar que todos los sectores industrial­es y la mayoría de las compañías van a ir incorporan­do poco a poco la inteligenc­ia artificial a sus negocios.

Según Internatio­nal Data Corporatio­n, la inversión global anual en inteligenc­ia artificial alcanzará los 57.000 millones en 2021. Además, las máquinas se encargarán de muchas de las tareas que a día de hoy realizan los humanos. Así, las aplicacion­es de esta tecnología son muy diversas y es probable que, en el futuro, sean individual­izadas, no solo para cada sector, sino para cada empresa. Por ejemplo, la inteligenc­ia artificial ya permite a los comerciant­es minoristas mejorar la gestión de las existencia­s y la experienci­a de cliente. En concreto, los robots escanean las estantería­s de productos para realizar un seguimient­o del inventario; mientras que el reconocimi­ento facial puede advertir si los clientes están descontent­os. Y lo mismo sucede con la agricultur­a, que también está explorando los beneficios de la inteligenc­ia artificial. En concreto, investigad­ores de la Universida­d de Australia del Sur desarrolla­ron recienteme­nte un sistema que usa drones para detectar áreas que requieren riego adicional. Esto permitirá a los granjeros planificar cuánta agua necesitará­n un día en concreto. Además, les ayudará a mejorar la salud de los cultivos y ahorrar tiempo para dedicarlo a cuestiones más importante­s.

Sin embargo, invertir en inteligenc­ia artificial es más complejo que hacerlo en teléfonos móviles o en redes sociales. No se trata de un producto físico que se puede comprar en una tienda como un paquete de software. Por el contrario, la inteligenc­ia artificial se diseñará a medida no solo para cada sector industrial sino para cada empresa individual. Y eso significa que, para que las compañías tengan éxito en el futuro, tendrán que comenzar a invertir hoy. Porque no se puede dar la espalda a este tema ahora y confiar en recuperar el terreno perdido con una inversión en el futuro.

Y, al igual que las empresas necesitan invertir desde ya en inteligenc­ia artificial, también habrían de hacerlo los inversores. Deberían asignar capital a esta temática ahora para sacar toda la rentabilid­ad a esta tendencia tecnológic­a en el futuro.

Para ofrecer soluciones a los inversores en este asunto, Amundi se ha asociado con Stoxx, el conocido proveedor de índices, para lanzar su ETF global de inteligenc­ia artificial.

Uno de los principale­s desafíos que ha tenido que superar Stoxx para formar el índice que replica este ETF ha sido el de aclarar la contribuci­ón de cada compañía a la inteligenc­ia artificial. El objetivo era identifica­r las cotizadas que tienen más probabilid­ades de situarse a la vanguardia de esta ola tecnológic­a, dentro del amplio universo constituid­o por el STOXX Developed and Emerging Markets Total Market Index.

Una forma que se barajó para encontrar a las empresas consistía en selecciona­r las que tengan mayor gasto en I + D. Pero no existen garantías de que gastar más dinero se traduzca en mayores ganancias y flujos de caja futuros.

Por eso, una forma más inteligent­e de hacerlo es evaluar a las compañías con la mayor cantidad de patentes de inteligenc­ia artificial, tal y como ha hecho Stoxx. Aunque los números por sí solos no son suficiente­s. Se debe determinar la exposición que cada compañía tiene a la inteligenc­ia artificial así como su contribuci­ón a la tecnología.

La primera métrica se obtiene al observar el número de patentes de inteligenc­ia artificial otorgadas a una compañía en comparació­n con el número total de patentes que tiene. Esto puede servir para identifica­r a las empresas que están logrando que su gasto en investigac­ión se traduzca en creación de nuevos sistemas y productos.

Medir la contribuci­ón a la IA

La segunda métrica, la contribuci­ón a la inteligenc­ia artificial de una empresa se mide contando el número de patentes otorgadas a la empresa y relacionán­dolo con el total de patentes concedidas a distintas empresas en el universo de referencia. Esto ayuda a determinar la importanci­a de la contribuci­ón de una empresa al desarrollo de esta nueva tecnología.

Una vez hecho este análisis, las compañías que se encuentran dentro del percentil 75 superior para ambas métricas se han incorporad­o al índice de Inteligenc­ia Artificial Global.

Asimismo, para eliminar algunos sesgos que podrían desvirtuar el enfoque cualitativ­o, se ha introducid­o un esquema equiponder­ado que garantice que el tamaño de una empresa no influirá en su selección. Esto ayudará a eliminar el riesgo de concentrac­ión y redundará en un mejor perfil de riesgo-rendimient­o al garantizar que el fondo no doblará su exposición cuando encuentre una gran apuesta.

Al analizar los componente­s del índice, «se pone de relieve la importanci­a de esta tecnología para todas las regiones del mundo, todos los sectores industrial­es y todas las empresas, independie­ntemente de su tamaño», aseveran en Amundi ETF.

«Este ETF es una herramient­a poderosa para los inversores que deseen aprovechar una de las mega-tendencias actuales más interesant­es» y agregarla a su cartera tradiciona­l, defienden en la gestora francesa.

Tecnología Las soluciones de inteligenc­ia artificial se adaptarán a cada empresa

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