ABC - Empresa

La batalla del consumo se libra a pie de barrio

El marco legislativ­o y los cambios de hábitos de los usuarios han desviado el foco de los híper y han convertido al supermerca­do de proximidad en el gran protagonis­ta de la cesta de la compra

- M. J. PÉREZ-BARCO / TERESA SÁNCHEZ

El gran consumo ya no es lo que era. El aterrizaje como elefante en la cacharrerí­a de las grandes plataforma­s online podría cambiar de forma radical la fisonomía de la distribuci­ón, pero más allá de ese incipiente embrión de revolución, los nuevos hábitos de los usuarios ya han dibujado un remozado ecosistema en el universo del retail. Y el nuevo orden tiene un claro dominador, los supermerca­dos de proximidad, y un sufridor, los hipermerca­dos. Formato comercial de éxito por excelencia en los años noventa, las grandes superficie­s han perdido fuelle. Y eso puede arrastrar a todo un ecosistema de pequeños comercios que se levantan a su alrededor. Incluso hay quien vaticina que pone en riesgo el futuro de algunos centros comerciale­s.

Ahora, el gran triunfador es el súper del barrio que gana terreno por su proximidad y amplia oferta en la cesta de la compra. Ha sabido adaptarse a las necesidade­s de un consumidor que ha escarmenta­do con la crisis y ha cambiado sus hábitos de compra: no quiere desperdici­ar, quiere ahorrar, y por eso prefiere ir más veces a la tienda y, así, reducir y optimizar lo que gasta.

Las cifras confirman que el híper ya no es el rey. Los españoles apenas realizaron el 13,3% de sus compras de gran consumo en estos centros en 2017, según datos de la consultora Kantar Worldpanel. Son 0,3 puntos porcentual­es menos respecto al año anterior. Echando la vista atrás: a principios de siglo la cuota se movía en torno al 20%. Sin embargo, este fenómeno no es solo un problema comercial, como cuenta el director general de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribuci­ón (Anged), Javier Millán-Astray. «El híper —defiende— vuelve a encabezar el Índice de Satisfacci­ón de los consumidor­es en el último barómetro de Aecoc Shoppervie­w (primer semestre de 2018), por delante de los supermerca­dos y formatos discount. Y las ventas crecieron en términos absolutos un 0,5% en septiembre de este año, pese a la desacelera­ción que vive el consumo».

Limitacion­es

A su juicio, el problema es de un cariz muy diferente. La ley del comercio de 1996 y sus diferentes desarrollo­s autonómico­s «han limitado la capacidad del híper de competir libremente con otros formatos comerciale­s, y por eso ha perdido cuota de mercado», denuncia Millán-Astray. Con el objetivo de proteger al pequeño comerciant­e, se queja, la legislació­n establece «una segunda licencia autonómica para evitar la apertura de nuevos grandes establecim­ientos; limita drásticame­nte los horarios comerciale­s y la posibilida­d de atender al consumidor los domingos y festivos; y algunas comunidade­s autónomas establecen, además, un impuesto específico a las grandes superficie­s que representa una carga fiscal tan potente que comprometí­a, en algunas ocasiones, la rentabilid­ad del establecim­iento». Anged achaca a esta política los resultados de hoy: la cuota de mercado de los híper se si- túa en torno al 15,5% y la de los súper ya supera el 66,5%, con datos de Nielsen. Además, hay otra factura final a lo largo de estos años: «Desde 2008 se han abierto 3.000 supermerca­dos frente a 17 hipermerca­dos. Hay comunidade­s autónomas donde no se puede implantar una nueva tienda desde hace más de 20 años. Y los súper de menos de 400 metros cuadrados, las tiendas tradiciona­les de alimentaci­ón y de droguería/perfumería caen a un ritmo de más de mil centros al año», resume Millán-Astray.

Y eso, que el hipermerca­do presenta ventajas muy competitiv­as para seducir al consumidor. «Tiene mayor flexibilid­ad de horarios comerciale­s, mayor capacidad de socializar la tienda y ofrecer múltiples experienci­as a los clientes; una mejor integració­n y eficiencia en la cadena logística; una amplísima oferta de productos innovadore­s, ecológicos y saludables...», enumera MillánAstr­ay. Pero no parece ser suficiente ante el avance del súper, que arrasa.

Que decaiga el híper puede suponer un lastre para los centros comerciale­s, ya que la mayor parte de ellos cuenta con una de estas grandes superficie­s como reclamo principal. Algo que no creen en la Asociación Español de Centros y Parques Comerciale­s (Aecc). Su presidente, Javier Hortelano, asegura que sigue siendo «una fórmula exitosa y cómoda porque dan una oferta muy completa bajo un mismo techo, tiene un amplio horario de apertura, zonas comunes, aparcamien­to, restauraci­ón, moda... La gente va a estos centros a te- ner una experienci­a vital, de ocio, familiar, de disfrute, y no solo a comprar», insiste Hortelano. Los datos también demuestran que los parques comerciale­s gozan de buena salud: en el primer semestre de este año aumentaron las ventas un 2,6%. La restauraci­ón fue la actividad que mayor rédito aportó: sube un 5,5%, seguida de hogar 2,5% y moda con un 2,4%. También la afluencia de visitantes creció un 3,2%.

Capacidad de reinvenció­n

«A los grandes centros de ocio les va bien. Pero ¿y los híper aislados?», se pregunta Jaime Castelló, profesor del departamen­to de Marketing en ESADE. La mayor preocupaci­ón no está en los grandes complejos, sino en los menores situados a las afueras de las ciudades, pero muy cerca de ellas, y en los que bajo el paraguas del hipermerca­do ha nacido una red de pequeños comercios: desde cafeterías, tiendas de cosmética, electrónic­as... Desde el sector se insiste en su superviven­cia. «Si algo ha demostrado el hipermerca­do desde sus orígenes es su capacidad de reinventar­se permanente­mente. Los híper de hoy en día no tienen nada que ver con aquellos cajones iniciales que se ubicaban en el cruce de los caminos», afirma Millán-Astray.

Es un formato maduro y su capacidad de adaptación lo demuestran varios hechos. Por un lado, «los buenos

La cuota de mercado de los híper se sitúa en torno al 15%. La de los súper ya supera el 66%, según Nielsen

hipermerca­dos siguen siendo locomotora­s de los centros comerciale­s. En algunos casos, para mejorar la eficiencia, reducen la sala de ventas dando entrada a nuevos operadores que hacen uso de esa superficie para actividade­s alternativ­as, refrescand­o así la oferta del centro», dice Gonzalo Senra, director nacional de Retail de CBRE España.

Pero lo cierto es que, de forma creciente, los grandes operadores han apostando por abrir nuevas tiendas de menor tamaño en zonas céntricas, siguiendo el modelo Mercadona, en lugar de grandes superficie­s en las afueras. Insignias emblemátic­as como Carrefour y Alcampo se han decantado por el multiforma­to, buscando también sitio más cerca del consumidor. De ahí, que hayan aparecido cerca de muchos hogares tiendas de Carrefour Express y Supeco, y Mi Alcampo (el nuevo nombre de los supermerca­dos Simply) o Alcampo Supermerca­do.

Ahora en los barrios el consumidor tiene más opciones que nunca. Es, por tanto, donde se está librando la batalla. A las grandes cadenas de distribuci­ón como Mercadona y Dia se unen súper regionales como Alimerka en Asturias; o Ahorra Mas, en Madrid y Castilla-La Mancha; o Supersol, en Andalucía, que permiten mantener en proximidad una oferta suficiente para poder elegir. «Y esto solo pasa en España. A diez minu-

tos de casa hay súper, comercio tradiciona­l, especializ­ado, mercado... Por eso, el consumidor prefiere la proximidad», asegura Ignacio García, director general de Asedas (Asociación Española de Distribuid­ores, Autoservic­ios y Supermerca­dos). Pero lo cierto es que el consumidor ha aprendido mucho de la crisis y ha sabido cambiar sus hábitos. Ahora valora más la proximidad a la hora de hacer sus compras, incluso por encima del precio, de la presencia de las marcas blancas o de la calidad, según un estudio de la Asociación de Empresas de Gran Consumo (Aecoc). «Compran para ahorrar», afirma Ignacio García. De hecho, los datos de Aecoc corroboran que acudimos más veces al punto de venta: ocho de cada consumidor­es llenan el carro con productos del supermerca­do al menos una vez a la semana y en consecuenc­ia cargan menos artículos en cada visita. «Esto solo lo permite el súper», indica García.

La compra mensual del sábado por la mañana en el hipermerca­do es cosa del pasado, como asegura el responsabl­e de la plataforma de estudios del comprador de Aecoc, Xavier Cros. «El consumidor ha aprendido a controlar más su presupuest­o. Las compras más pequeñas y frecuentes le están ganando la partida al híper», puntualiza.

Este cambio no ha ocurrido de la noche a la mañana. No hay que olvidar que desde finales de los años 90 los súper han realizado un gran esfuerzo por reinventar­se para hacer frente a la fuerte competenci­a de formatos mayores como los híper, que en aquellos momentos vivían su época de esplendor. Así, los súper tomaron entonces decisiones estratégic­as, «como crecer en volumen o asociarse a centrales de compra para poder competir en precios, se aumentó progresiva­mente el tamaño de las tiendas para poder cubrir todas las necesidade­s de los consumidor­es y que hiciera un solo acto de compra. Se incorporó secciones de fresco, productos innovadore­s y realmente atractivos... Se trata de que el consumidor tenga todo cerca de casa», recuerda García. A ello se añade un fenómeno difícilmen­te superable: el tamaño de las familias ha disminuido, hay menos personas en los hogares y más consumidor­es mayores. «Esto hace que la gente valore más su tiempo y la proximidad, y no quiera hacer grandes desplazami­entos», asegura García.

La batalla de los frescos

Y en este escenario, Mercadona es el líder con diferencia, según Kantar Worldpanel. Es la cadena, junto con la alemana Lidl, que más creció el año pasado. Cada mes, siete de cada diez hogares compran en alguno de los 1.628 establecim­ientos de la firma valenciana. Ya acapara una cuota de mercado del 25%, el que más. «El súper aporta una cosa muy importante que es la convenienc­ia. Frente a las ventajas que daban los híper con precios competitiv­os y un surtido amplio, el súper ha ido compitiend­o y Mercadona ha sabido innovar y desarrolla­r un surtido interesant­e para las familias y una política de precios bajos. Si además no te tienes que desplazar, es el formato ganador. La fi- delidad se la tienen que ganar las tiendas, y hay familias que piensan que Mercadona es su socio para que no se dispare el presupuest­o familiar», explica el profesor Castelló.

Los productos frescos es otro campo donde existe una fuerte competenci­a. Según Castelló, «han sido siempre el caballo de batalla de la distribuci­ón moderna. Es lo que da frecuencia en una tienda de alimentaci­ón. Los súper lo ha conseguido con grandes esfuerzos, introducie­ndo por ejemplo plataforma­s automatiza­das».

Pero el «boom» del súper tiene una cara amarga, ya que está asfixiando a los pocos mercados de barrio que quedan y a las tiendas especialis­tas de toda la vida (carnicería­s, fruterías y pescadería­s). Muchos echaron el cierre por una generación de hijos que no quiso continuar con el negocio familiar. Pero en los últimos 20 años también se está produciend­o un trasvase importante de la tienda tradiciona­l al súper. «Sobreviven aquellas que se reinventan, las que ofrecen una selección más precisa, un trato personal que para mucha gente es importante», cuenta el profesor.

Por eso el secretario general de Confederac­ión Española de Comercio (CEC), José Guerrero, pide ayuda a las administra­ciones, «con el fin de no dejar la oferta comercial de alimentaci­ón en manos de supermerca­dos cuya expansión está impactando muy significat­ivamente en carnicería­s, fruterías y pescadería­s».

Cada mes, siete de cada diez hogares compran en alguno de los 1.628 establecim­ientos de Mercadona

Centros comerciale­s en España Total por CC. AA. y superficie que ocupan en m²

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain