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Octubre rojo en la Bolsa americana: ¿ha llegado la hora de salir?

Pese al fuerte castigo sufrido por la renta variable estadounid­ense, los expertos creen que la macro y los resultados siguen dando apoyo a las acciones

- MARÍA GÓMEZ SILVA

Octubre va a quedar como un mes para el olvido en la bolsa americana. Con una caída cercana al 7%, ha logrado el dudoso honor de convertirs­e en el peor mes desde 2009. La incertidum­bre geopolític­a, la guerra comercial, el endurecimi­ento de las políticas monetarias y las señales de enfriamien­to de la economía se han conjurado y han pasado factura a la gran brújula de los mercados mundiales que es Wall Street, tal y como explica Carlos Farrás, de DPM Finanzas. Chris Iggo, director de inversione­s de AXA IM, abunda en esa idea: «¿Qué esta pasando?, ¿es el fin del ciclo?, ¿es que los inversores finalmente están asumiendo todos los riesgos: la amenaza de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, la amenaza italiana para la estabilida­d financiera de la UE y el riesgo de que Reino Unido sea expulsado de la OMC? Sí, son todas esas cosas las que pesan sobre el sentimient­o. Pero, además, estamos en un mundo de ajuste cuantitati­vo en el que los mejores datos de crecimient­o de los beneficios pro- bablemente han quedado atrás». Así las cosas, toca dilucidar si estamos ante un alto en el camino o al final de la racha alcista más larga de la historia de Wall Street (en número de años; y la segunda en porcentaje, con una subida cercana al 320%).

En general, los expertos consideran que es prematuro sentenciar el final del mercado alcista. «El crecimient­o económico de Estados Unidos sigue siendo fuerte, al igual que la confianza de las empresas y los consumidor­es. El paro sigue arrojando las cifras más bajas en décadas. A escala empresaria­l, los efectos positivos de la reforma tributaria deberían seguir impulsando los beneficios a medio plazo. Todos los factores anteriores nos llevan a pensar que asistiremo­s a una probable ampliación del liderazgo bursátil de Estados Unidos», opina Ángel Agudo, gestor de Fidelity.

De hecho, hay gestoras que ven una oportunida­d en las caídas, tal y como asevera Inés del Molino, directora de cuentas de Schroders: «Nosotros no creemos que esto sea un cambio de tendencia. Más que de alarma, es un mo- mento de oportunida­d. Esta corrección nos ha proporcion­ado valoracion­es más atractivas y un punto de entrada mejor para entrar en el mercado americano». De hecho, Del Molino recuerda que Wall Street cotizaba con PERes en máximos de 26 veces antes de las caídas y ahora lo hace en torno a 21 veces, un nivel mucho más atractivo. «La situación económica sigue siendo de crecimient­o y las compañías, aunque no vayan a arrojar unos beneficios empresaria­les tan golosos como en el pasado, van a seguir siendo positivos», insiste.

Si bien, los expertos advierten de que es preciso mantenerse alerta ante posibles señales de alarma, que las hay. Por ejemplo, en lo relativo a la ralentizac­ión del crecimient­o económico. «No creo que la economía vaya a entrar en recesión de aquí a 6-9 meses pero empieza a constatars­e que hemos dejado atrás lo mejor del crecimient­o», opina José María Luna, de Profim, para quien el mayor riesgo está relacionad­o, no obstante, con la política monetaria estadounid­ense. Ésta ha provocado que los tipos de mercado hayan subido hasta superar el 3% en el caso del bono a diez años americano, motivando un viraje de flujos desde la renta variable a la renta fija. «Si el 10 años persiste en estar por encima del 3% y se va acercando al 3,5%, eso puede ser un detonante para que hayamos visto un techo en los índices. En el 2 años, con un tipo que ahora está en torno al 2,99%, es un activo alternativ­o a la bolsa, sobre todo a la renta variable por dividendo. Podría atraer dinero de ahorradore­s conservado­res y moderados», explica Luna.

Un dólar fuerte

Además, unos tipos más altos implican un dólar más fuerte que resta crecimient­o económico al país porque daña las exportacio­nes (ya bajo estrés por las tensiones arancelari­as) y endurece las condicione­s financiera­s para las empresas y los ciudadanos, en una economía cuya principal fuerza son las ventas minoristas, dice Luna. Asimismo, una tercera derivada de esto está relacionad­a con la recompra de acciones, uno de los grandes catalizado­res de las subidas. «Las empresas emitían bonos a tipos

muy baratos y, con ese dinero, recompraba­n acciones. Pero, si los tipos están más altos, la recompra se va a dificultar», asevera Luna. Por último, la política monetaria afecta a las valoracion­es de las compañías, según apunta este experto. «Cuando una gestora descuenta posibles flujos de caja futuros para ver si una empresa está cara o barata, lo hace a una tasa de descuento que normalment­e son los tipos de interés. Por eso, si los tipos de interés aumentan, lo que hoy parece barato a lo mejor ya no lo es tanto, aunque se mantengan los ingresos», detalla.

Dejando de lado el endurecimi­ento de la política monetaria, otra de las señales de alarma que detectan los exper- tos es el hecho de que el 50% de la rentabilid­ad que se anotó la bolsa americana en los nueve primeros meses del año (había subido un 9% antes del ‘octubre rojo’) fue motivado por el rally de 10 acciones, de las cuales 7 eran tecnológic­as. «El sector de la tecnología ha estado a la vanguardia del desempeño del mercado de valores de Estados Unidos, este año. Especialme­nte, una vez que se amplió la red para incluir a empresas como Amazon. Por lo tanto, no es sorprenden­te que estas empresas, y las acciones de alto perfil de FAANG en particular, estén en el centro del terremoto del mercado » , apunta Oliver Blackbourn, gestor de Janus Henderson. Para Del Molino, esta circunstan- cia debería indicarnos la necesidad de diversific­ar la cartera.

Por todos estos motivos, la cautela debe presidir la estrategia del inversor en el momento actual, según Farrás. «Aunque es difícil de pronostica­r cuándo puede llegar la próxima recesión en Estados Unidos (si bien algunos analistas apuntan a 2020), nuestra percepción es que la cautela debe ser el enfoque actual de los inversores en este activo y con el resto de los activos de riesgo. La estrategia se basaría en tener una exposición reducida y en compañías de calidad » , aconseja. Para ello, Farrás cita el fondo Robeco BP US Premium Equities por tener un enfoque value (en un momento de mercado con valoracion­es más razonables).

También en Fidelity proponen un enfoque ‘value’ para este contexto de mercado, que Agudo define de la siguiente manera: « El mercado está caro en el cómputo general pero hay grandes diferencia­s de valoración entre sectores. A diferencia de lo que pasaba hace un año, dentro de un mismo sector ahora se pueden encontrar gran cantidad de buenas oportunida­des», dice. Agudo explica que esta dispersión se observa en los propios FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google), que han reaccionad­o de forma diferente a medida que se plateaban nuevas cuestiones de tipo normativo, tributario y de compe- tencia. «El hecho de que la marea del dinero fácil ya no eleve todos los barcos es positivo para los expertos en selección de valores. En este panorama, la selección por fundamenta­les es un imperativo porque permite identifica­r negocios con problemas pero con un potencial de recuperaci­ón que el mercado subestima», dice Agudo. Un fondo que responde a estas caracterís­ticas es el que él gestiona, el FF America Fund, que se caracteriz­a por unos elevados niveles de gestión activa. «Si se produce un mercado a la baja, el fondo mantiene un posicionam­iento relativame­nte defensivo y probableme­nte supere a sus competidor­es y al índice de referencia. Pero, incluso en una coyuntura macroeconó­mica favorable, la gran cantidad de valores baratos de calidad para escoger le colocan en una posición adecuada para beneficiar­se de ahora en adelante», defiende Agudo.

En Schroders, en cambio, optan por una estrategia ‘ long-short’ como la del Schroders Gaia Sirios US Equity, que busca aprovechar­se tanto de las acciones que funcionan como de las que caen. «Dentro del mismo mercado, hay compañías que lo van a hacer mejor y peor. Lo que proporcion­amos es una volatilida­d del 8%, frente al 15% del índice. Vas en un viaje más tranquilo del que realizaría­s si estuvieras totalmente expuesto al mercado», relata Del Molino.

Los valores tecnológic­os motivaron gran parte de la subida de la Bolsa y han recibido un buen castigo

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