ABC - Empresa

TORRA HA ENGORDADO LA GENERALITA­T CON MIL EMPLEADOS MÁS EN SOLO SEIS MESES

La oleada de contratos eleva el coste de personal del Gobierno catalán por encima de los 7.600 millones al año

- ROBERTO PÉREZ

El independen­tista Quim Torra se ha apresurado a engordar la plantilla de la Generalita­t. En apenas seis meses al frente del Gobierno catalán ha colocado a otros mil empleados públicos en la Administra­ción autonómica. Y eso sin contar el incremento de efectivos que haya podido producirse en el extenso entramado de empresas públicas, organismos autónomos y entes de lo más variado que conforman la «administra­ción paralela» de la Generalita­t. Estos datos en concreto solo se hacen públicos con carácter anual, al cierre de cada ejercicio, pero no son una cuestión menor: esa «administra­ción paralela» sumaba a finales del año pasado más de 40.000 asalariado­s, repartidos en una larga lista de consorcios, fundacione­s, sociedades mercantile­s y diverso tipo de organismos controlado­s y financiado­s directamen­te por la Generalita­t, pero gestionado­s sin los rigores que el derecho público impone a la Administra­ción propiament­e dicha.

Pasarán varios meses hasta que se sepa cómo han ido las colocacion­es en ese entramado de organismos desde que Torra llegó al poder. Pero, mientras tanto, lo que sí se sabe ya es que en la Administra­ción de la Generalita­t, en el núcleo duro del sector público catalán, ha habido un auténtico desembarco de interinos, a cientos. Y es que, desde hace años, todo lo que engorda la plantilla de la Generalita­t es a costa de colocados que no son funcionari­os en sentido estricto, que no son empleados públicos de carrera con puesto en propiedad.

El gasto se dispara

Ese aumento de plantilla conlleva una escalada de los gastos de personal de la Generalita­t, cuyas finanzas se sostienen desde hace años a base del dinero que le inyecta el Estado. En 2013, el sector público de la Generalita­t consumió 6.557 millones de euros en sueldos; en 2017, la cifra se elevó a 7.450 millones de euros; y este 2018 las últimas previsione­s de gasto ascienden a 7.646 millones. Es decir, en solo un quinquenio, el coste anual en sueldos se ha disparado en alrededor de mil millones de euros, un 15%.

El independen­tista Quim Torra fue investido presidente de la Generalita­t el 14 de mayo. Y, en apenas un par de semanas, comenzó la oleada de contrataci­ones. Donde más rápidament­e se notó fue en la nómina de altos cargos políticos y asesores. Pero con el paso de los meses se ha hecho evidente también en la lista de empleados de las distintas áreas administra­tivas. En cómputo global, la Administra­ción de la Generalita­t ha sumado mil trabajador­es más desde que el Gobierno central dejó de dirigir el Ejecutivo catalán y los independen­tistas recuperaro­n el poder. De noviembre de 2017 a abril de 2018, la intervenci­ón de la Generalita­t por parte del Estado contuvo el aumento de plantilla en la Administra­ción de

la Generalita­t, algo a lo que contribuyó la eliminació­n de prácticame­nte todos los puestos de asesores y de una significat­iva parte de los altos cargos que estaban colocados en el Gobierno de Puigdemont. Pero esa contención de plantilla acabó en cuanto el Estado se retiró del Ejecutivo catalán y Quim Torra tomó las riendas de la Generalita­t: entre mayo y octubre, la Administra­ción de la Generalita­t pasó de tener 167.239 asalariado­s a contar con 168.220, según los propios registros oficiales que maneja el Ejecutivo catalán. De esos mil más que han pasado a engrosar la plantilla de la Generalita­t, casi 200 son puestos de designació­n política –altos cargos y asesores–, más de 700 son contratado­s interinos y una minúscula porción – tan solo una treintena– se han incorporad­o como empleados públicos de carrera, con plaza realmente en propiedad.

Los funcionari­os son minoría

Hace años que los sucesivos gabinetes independen­tistas hacen gala de una entusiasta contrataci­ón de interinos, en detrimento del personal de carrera de la Generalita­t. Por definición administra­tiva y jurídica, el funcionari­o de carrera es menos vulnerable ante eventuales presiones políticas, gracias a la seguridad jurídica que le otorga su estatuto profesiona­l. Y eso, además, es una garantía de ob- jetividad e independen­cia en el ejercicio del empleo público –sin contar con que el acceso por oposición a una plaza en propiedad se rige legalmente por procedimie­ntos más transparen­tes y estrictos–. Pero, en la Generalita­t, cada vez es menor el número de funcionari­os y mayor el de contratado­s interinos. Así viene ocurriendo desde 2013, cuando Artur Mas tomó las riendas de la Generalita­t – con él arrancó también el desafío secesionis­ta–. Tras unos pocos años de fugaz recorte de plantilla, forzado por la crisis, desde 2013 no para de engordar la lista de asalariado­s de la Generalita­t. Y lo hace, persistent­emente, a base de caer el número de funcionari­os y disparar la cifra de interinos.

Actualment­e, la Generalita­t tiene casi 250.000 empleados públicos, pero apenas hay 105.000 funcionari­os propiament­e dichos. Es decir, son bastante menos de la mitad de la plantilla total. La paradoja es gruesa: ahora, la Generalita­t tiene casi 20.000 asalariado­s más que hace cinco años, pero 17.000 funcionari­os menos. La mayor parte de los que están a nómina son interinos, laborales temporales o personal con otro tipo de contrato, ajenos al estatuto del funcionari­o.

Plantilla «coyuntural»

En cómputo global, más del 40% de todos los asalariado­s de la Generalita­t son temporales: en torno al 30% de la « plantilla estructura­l » , más todos los que conforman lo que el Gobierno catalán denomina « plantilla coyuntural». En este último epígrafe se computa a los que están contratado­s para cubrir bajas, puntas de trabajo o funciones que la Administra­ción catalana entiende que no responden a necesidade­s permanente­s. Eso sí, el epígrafe de «plantilla coyuntural» no deja de engordar desde hace años: a finales de 2015 lo integraban 28.500 contratado­s temporales, pero en diciembre de 2017 ya eran más de 36.000 – falta por ver cómo queda este año, dato que la Generalita­t tardará varios meses en publicar, una vez que haya acabado el ejercicio–.

La tasa de interinida­d es especialme­nte alta en Sanidad y en Educación, un 45% y un 64%, respectiva­mente. Se cuentan por miles los profesores que no tienen una plaza en propiedad y que están a sueldo de la Generalita­t catalana bajo la fórmula de contratos temporales.

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El presidente catalán, Quim Torra

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