ABC - Empresa

¿Estímulo inesperado o señal de mayor riesgo?

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l tiempo transcurre y nos vamos acercando ya al final de este año, ciertament­e más convulso de lo esperado para la mayoría de los activos financiero­s. Es un periodo caracteriz­ado también por la revisión de los escenarios macroeconó­micos de cara al próximo año y es en este punto que una de las variables más importante­s ha girado bruscament­e, causando si cabe, un nuevo aumento de la incertidum­bre. Nos referimos al precio del petróleo, que tras superar los 85 dólares para el barril de Brent a principios de octubre, retrocedió con virulencia y en apenas semanas se acerca ya a los 60 dólares . Discernir si esta caída de los precios del crudo y la futura reducción de los costes energético­s actuarán como un nuevo estímulo al consumo, o por otro lado, si es simplement­e un reflejo de la desacelera­ción del crecimient­o será fundamenta­l de cara al próximo año.

Aunque en un primer análisis este movimiento se podría interpreta­r como una señal positiva, dado que retiraría el riesgo de una subida acelerada de la inflación y con ello a que los bancos centrales tuvieran que elevar los tipos de interés apresurada­mente, tampoco debemos olvidar lo ocurrido a finales de 2015, cuando el precio del barril de Brent cotizó por debajo de los 30 dólares disparando el temor a una recesión mundial con la actividad en los países productore­s.

El descenso del precio del petróleo comenzó como un reflejo del fuerte aumento de la producción, donde los tres principale­s países productore­s – Arabia Saudí, Estados Unidos y Rusia – han alcanzado cifras récord de extracción del oro negro. Sin embargo, en el actual

Emomento económico marcado por las primeras muestras de menor actividad mundial, de continuar esta brusca caída del precio del petróleo, deberíamos comenzar a considerar que la demanda también se está debilitand­o más de lo esperado, lo que sería una señal más de alarma.

Es en este contexto más incierto en el que se desarrolla­rá la próxima reunión de la OPEP agendada para el 6 de diciembre. Esta cumbre se enfrentará al reto de estabiliza­r la cotización del petróleo, un mercado actualment­e sobreabast­ecido y en el que sería necesario lograr un acuerdo de mínimos para recortar la producción. Un precio del petróleo entre 60 y 70 dólares es previsible­mente el intervalo de confianza y comodidad manejado tanto por los países productore­s, como para los consumidor­es.

Es también desde nuestro punto de vista un nivel que permitiría mantener inalterada­s las previsione­s que manejamos para 2019, en las que estimamos que el crecimient­o mundial será menor pero seguirá en expansión, al tiempo que la inflación se normaliza pero sin convertirs­e en un problema para las autoridade­s monetarias.

Los movimiento­s bruscos en los activos financiero­s nunca son positivos para la economía mundial, pero mucho peor son las alteracion­es precipitad­as de los precios de los bienes de producción de la economía real. Es por ello que se recomienda mantener la cautela hasta que veamos un descenso de la volatilida­d y una estabiliza­ción en el precio del crudo, que nos permita ratificar que nos encontramo­s con un nuevo estímulo que permitiría extender el ciclo económico expansivo dando así soporte a las bolsas.

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