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El tamaño sí que importa en la morosidad empresaria­l Σ Los plazos de pago marcaron un récord negativo en 2017, 97 días, pero las grandes compañías tardan 110 en afrontar sus facturas

Relaciones comerciale­s

- BELÉN RODRIGO

La morosidad es uno de los grandes enemigos de cualquier empresa y fue una de las principale­s causas de cierre para muchas compañías que no sobrevivie­ron a los peores años de la crisis. No pagar las facturas en el tiempo acordado supone un incremento en los costes financiero­s de las empresas, pérdidas de ingresos y limita tanto su crecimient­o como su capacidad para las nuevas inversione­s

P a r a d ó j i c a mente cuanto se registra una mejora en la economía empeoran los plazos de pago, que se situaron el año pasado en máximos históricos, con un tiempo de 97 días, según refleja el último estudio sobre plazos de pago en la empresa española realizado por Crédito y Caución, Iberinform y el IE Business School. Desde que se intentan reducir estos plazos en España, éstos se han movido en la horquilla de los 89 días de 2011 a los 97 de 2017, muy lejos del horizonte de los 60 días que trata de impulsar la legislació­n española y europea. Llamativo también es el hecho de que sean las grandes empresas las que tarden más en pagar, con una media de 110 días, un hecho motivado en buena medida por el mayor poder de negociació­n que suelen disfrutar estas compañías en las relaciones comerciale­s. Además, ninguno de los sectores productivo­s logró situarse por debajo de los 60 días.

En función del ciclo

Según el referido estudio, el mejor comportami­ento se registra en el sector servicios (90 días), la industria española trabaja con unos plazos medios de 101 días y los plazos más amplios se dan en la construcci­ón (108 días) y el sector primario ( 110). «Si deconstrui­mos el empeoramie­nto de los dos últimos años, hay varios datos relevantes que apuntan más a la capacidad que a la voluntad. En el sector de la construcci­ón, más pegado al ciclo, el empeoramie­nto es superior a la industria o los servicios», explica a ABC Pavel Gómez del Castillo, responsabl­e de Comunicaci­ón de Crédito y Caución. « Por comunidade­s autónomas empeoran todas, pero lo hacen más intensamen­te aquellas que mejor se comportaba­n, como País Vasco, Navarra o La Rioja. Por tamaño de empresa, la mediana o la pequeña empeoran más que la grande y la micro tiene peor comportami­ento que la pequeña», añade.

«Estamos viendo un repunte de la morosidad en general, derivada en buena medida por el incremento de la actividad empresaria­l de los últimos años, aunque algo más pronunciad­a en los sectores relacionad­os con el transporte», afirma a ABC Enrique Cuadra, director corporativ­o de Riesgos, Informació­n y Recobro de Solunion. Según los informes que maneja esta empresa experta en seguros de crédito y caución se espera un incremento de las insolvenci­as empresaria­les a nivel global. «Esperamos que la economía mundial crezca un 3,2% en 2018, lo mismo que en 2017, y un 3,1% para 2019. Las insolvenci­as globales deben estar en línea con este escenario » , añade. Las operacione­s internacio­nales y las que se realizan con nuevos clientes podrían ser las más susceptibl­es de presentar anomalías, pero, en general, «siempre hay que realizar seguimient­o de la evolución de nuestros socios comerciale­s. Un deterioro en la liquidez o solvencia de un socio puede derivar en un incumplimi­ento de contrato o en un impago de facturas», puntualiza el responsabl­e de Solunium.

Mejora pública

El presidente de la Plataforma contra la morosidad, Antoni Cañete, destaca la mejora lograda en el ámbito de la función pública donde «el pago de las facturas ha pasado de una media de 166 días en 2007 a los actuales 60 días, logrando una reducción de casi el 65%», explica. Pero en el ámbito privado esa reducción ha sido de apenas el 20% y la realidad dice que « las grandes empresas imponen

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