ABC - Empresa

Σ Las enseñas de distribuci­ón innovan y asaltan nuevos nichos para conquistar al consumidor que emerge tras la crisis

- TERESA SÁNCHEZ VICENTE

Atrás quedaron los tiempos en los que los alimentos, limpiadore­s o comésticos de marca blanca eran considerad­os como las imitacione­s malas y baratas de los productos verdaderos. Durante los años de crisis, el consumo de este tipo de artículos se disparó en más de 10 puntos en nuestro país y hoy en día su venta sigue creciendo, aunque a menor ritmo. Así, la cuota de mercado de estos productos se situó en un 39,2% en 2017 tras subir dos décimas el año pasado, según datos de la consultora Nielsen. Además, la penetració­n en los hogares de estas marcas es del 100% con una clara predominan­cia de los alimentos envasados, seguidos por productos para el hogar.

Los artículos de marca blanca no solo han escalado peldaños en los lineales de los supermerca­dos, dentro del sector también se les ha cambiado la denominaci­ón y, por ende, el significad­o. Estos productos han pasado a englobarse dentro de la categoría de marcas de distribuci­ón y a adquirir «los valores que la marca de la enseña del distribuid­or les transfiere», tal y como se extrae del informe « Estado de las marcas de la distribuci­ón tras la crisis económica » , de EAE Business School. Uno de los coautores de dicho estudio, Pablo Contreras, profesor de EAE, recuerda que con la crisis la marca blanca experiment­ó un crecimient­o importante ya que las familias las compra- ban para ajustar su presupuest­o y mantener unos niveles de consumo como los previos. « Con la recuperaci­ón ha tenido lugar un regreso a la marca de fabricante, pero muchos consumidor­es asocian comprar marcas de distribuci­ón con una compra inteligent­e ya que la calidad no está alejada de la marca de fabricante y supone un ahorro que va del 30 al 40% » , indica Contreras.

No obstante, el crecimient­o ya no es igual de alto que durante los años de recesión debido a factores como la innovación de las marcas de fabricante, el marketing o el progresivo encarecimi­ento de las marcas de distribuci­ón.

El precio aún importa

El nuevo consumidor que surge en España después de la crisis tiene mayor capacidad económica, pero mira más el precio. Los hábitos de ccompra han cambiado: el tipo de marca apenas es apreciado como un elemen- to decisivo, tal y como pone de manifiesto la « Encuesta sobre Hábitos de Consumo 2018 » , elaborada por la Mesa de Participac­ión Asociacion­es de Consumidor­es en colaboraci­ón con Mercadona. En base a este estudio, el 31% de los participan­tes reconocier­on que buscan más las ofertas que el año anterior, un 21% aprovecha más la comida y un 14% redujo su gasto. « Los españoles buscamos más las ofertas y a la vez aprovecham­os más la comida y evitamos el desperdici­o», apunta Yolanda Cerdá, directora del Observator­io de Innovación en Gran Consumo. Prueba de ello es que siete de cada diez españoles afirman estar al tanto de lo que cuestan los productos y de sus variacione­s de precio. « Esa hipersensi­bilidad se

mantendrá, especial-

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