ABC - Empresa

Renta fija corporativ­a: los mismos problemas que la Bolsa

La desacelera­ción y los cambios de los bancos centrales están poniendo en problemas a la deuda de las empresas, pero puede haber oportunida­des

- CRISTINA VALLEJO

La Bolsa ha estado muy volátil en los últimos meses, pero la renta fija corporativ­a también ha sufrido. Quizás los inversores están muy pendientes del comportami­ento de la renta variable y menos de la deuda, cuando según comenta Félix López, de Atl Capital, uno de los fenómenos del último mes o mes y medio ha sido la ampliación de los diferencia­les de todo tipo de deuda privada, desde la más segura hasta la de alto rendimient­o. Este fenómeno implica que los inversores están aplicando una mayor prima de riesgo a las emisiones de empresas. En gran medida, la renta fija corporativ­a tiene un comportami­ento bastante correlacio­nado con las acciones. Los inversores han vendido Bolsa y también bonos. De acuerdo con datos de BofA Merrill Lynch Global Research, ha habido salidas de dinero de fondos de renta fija corporativ­a de alta calidad en quince de las últimas dieciséis semanas, mientras que los productos que invierten en títulos de alto rendimient­o han registrado salidas de dinero en las ocho últimas semanas. La deuda corporativ­a americana ha liderado esta tendencia negativa, seguida de la europea.

Chris Iggo, de AXA IM, explica así las causas: «Los diferencia­les se están ampliando en respuesta a cómo el deterioro de los fundamenta­les macro (expectativ­as de crecimient­o más bajo y tipos de interés más altos) impacta en los balances de las empresas y a cómo los inversores valoran el riesgo de crédito». De ahí que Iggo crea que es acertado ser cauteloso con la renta fija corporativ­a en este momento. «Con el Brexit, la guerra comercial, Italia, la desacelera­ción china y precios del crudo más bajos aún en la agenda, es difícil ver al proceso de incremento de los diferencia­les parándose ya», añade Iggo.

David Ardura, de Gesconsult, que coincide con que este escenario ha contribuid­o a los últimos movimiento­s que se han visto en la deuda corporativ­a, también apunta otras razones que han llevado a las ventas de títulos: venimos de unos diferencia­les muy bajos por la acción de los bancos centrales. Y éstos se están retirando del mercado. Justo en esto insiste Enrique Lluva, de Imantia: «Venimos de vivir diez años muy buenos para la renta fija, y este gran ciclo está llegando a su fin por la retirada de la acción extraordin­aria de los bancos centrales: la Reserva Federal norteameri­cana está drenando liquidez, no renovando los vencimient­os, y el Banco Central Europeo va a acabar con las compras de deuda en diciembre. Los precios tienen que reflejar que el BCE va a desaparece­r como comprador».

Esto último, según explica Lluva, impacta no sólo en los títulos corporativ­os no financiero­s y grado de inversión que son los que ha comprado el BCE en los últimos años, sino también en los financiero­s y el ‘ high yield’ que no ha adquirido, puesto que los inversores, al ver cómo se encarecía la deuda corporativ­a bajo efecto del Eurobanco, en su búsqueda de mayores retornos, compraron la que estaba al margen de su actuación y, con esa entrada de dinero, también los tipos de la deuda más arriesgada bajaron con fuerza.

Otro problema que menciona David Ardura en la renta fija en el contexto actual es la escasa liquidez, lo que provoca que el mercado no sea muy eficiente en la formación de los precios.

¿Oportunida­des?

Pero de todo este contexto también es posible que puedan estar aflorando oportunida­des. Aunque, antes de entrar en ellas, la advertenci­a que lanzan los analistas de BofA Merrill Lynch: comprar en las caídas no ha funcionado y parece que nadie quiere coger el cuchillo cuando está cayendo.

De todas maneras, desde Dunas Capital Inversegur­os José María Lecube explica que si bien en crédito en su firma han estado muy defensivos esperando esta apertura de los spreads, aho- ra los bonos parecen ofrecer más valor, por lo que consideran que ésta puede ser ya una buena oportunida­d para introducir­los en cartera. Lecube explica que buscan fundamenta­lmente bonos con cupones que den soporte a las carteras, pero también con valor intrínseco, es decir, que potencialm­ente puedan ver reducidos los spreads con los que cotizan.

Jonathan Harris, de Schroders, coincide en la posibilida­d de que pueda haber oportunida­des, pero avisa de que puede haber grandes diferencia­s en el comportami­ento de las distintas emisiones, por lo que el análisis «bottomup » , es decir, compañía a compañía, bono a bono, será clave. En el caso de los inversores particular­es, la clave estará en apostar por un buen fondo que

invierta en renta fija corporativ­a. Los gestores consultado­s comparten algunas de las claves en las que se están fijando a la hora de escoger sus inversione­s.

David Ardura señala que las oportunida­des podrían estar en los cortos plazos, en vencimient­os inferiores a un año, puesto que ahora tienen tipos positivos, cuando hace poco tenían rendimient­os negativos. Y ésa es también la apuesta de Félix López, aunque avisa de que los diferencia­les pueden continuar subiendo. Ante esta posibilida­d, Ardura aconseja mantener una posición de liquidez de un 30% de la cartera, porque de ese modo se tendrá la posibilida­d de rotar la inversión y de aprovechar las oportunida­des que surjan.

Opciones sectoriale­s

Ignacio Victoriano, de Renta 4, comenta que apostando por duraciones cortas y emisiones líquidas, se puede sacrificar un poco la calidad, lo que significa que se pueden tomar más riesgos en cuanto a los sectores que se escogen. Aunque Victoriano, en principio, se mantendría precavido con el sector financiero y apostaría por compañías industrial­es y las empresas menos ligadas al ciclo, como las ‘utilities’. Propone, por lo tanto, una estrategia defensiva, tanto por los plazos que plantea como por los sectores.

Pero David Ardura sí apuesta por el sector financiero: cree que todo tipo de emisiones de Santander, BBVA y Bankinter son una oportunida­d. Y también las de Lloyds, debido a que se ha visto afectado por el Brexit. Y en esta apuesta por la banca coincide Lluva: a su favor argumenta que la economía va a continuar creciendo, aunque se vaya a desacelera­r, y que el precio oficial del dinero va a subir y, en este escenario, el negocio de los bancos suele funcionar bien. Con vistas al próximo año se podría apostar por su deuda senior o por la senior non-preferred, que da algo más de rentabilid­ad. Además, Lluva cree que tienen interés las titulizaci­ones hipotecari­as, porque el papel que hay es escaso y se ha emitido a tipo flotante, lo que protege de la inflación y de la subida de los tipos de interés.

A las emisiones bancarias, Ardura sumaría las del sector energético, que se han visto castigadas por la caída del precio del petróleo, y señala el interés de una de Pemex de cercano vencimient­o con una rentabilid­ad del 0,8%.

López también se inclina por lo más cíclico, porque, en su opinión, ni ‘utilities’ ni ‘ telecos’ han corregido. Aunque avisa: «Nos esperaríam­os a tipos más altos para entrar en los sectores que nos gustan».

Ojo a los ratings

A la hora de entrar en la renta fija corporativ­a, no sólo hay que tener en cuenta el plazo de la emisión, el sector y la compañía en concreto, también hay que evaluar la calidad, es decir, el rating. En este sentido, Jonathan Harris destaca cómo en los últimos años, las emisiones dominantes son las de menor calidad. Y, por tanto, las más vulnerable­s. En un contexto de desacelera­ción económica y riesgo de que se acerque una recesión, el peligro está en que haya rebajas en las calificaci­ones crediticia­s. En opinión de David Ardura, las más vulnerable­s, las que más pueden sufrir son las ‘BBB-’, porque es el último escalón antes de bono basura. Rebajas en emisiones con ese rating pueden provocar severas ventas y, por tanto, fuertes caídas: hay fondos de inversión, asegurador­as y planes de pensiones que no pueden tener ese tipo de bonos en cartera. De todas maneras, de acuerdo con Ardura, este fenómeno es más probable que pase en Estados Unidos que en Europa, porque las compañías americanas están más endeudadas.

Uno de los sectores favoritos es el bancario en prácticame­nte todos los tipos de emisiones

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