EN EL MUNDO DE LOS CIEGOS, EL TUERTO ES EL REY
El mercado cambiario es de los más difíciles de predecir por la serie de factores que confluyen
Una de las moralejas que nos ha dejado el mercado en 2018 es que, ante la sucesión casi incesante de eventos de naturaleza geopolítica impulsores de la volatilidad, las divisas consideradas tradicionalmente como refugios –dólar estadounidense, yen japonés, franco suizo– han ejercido su papel casi a la perfección, lo que sirve de recordatorio acerca de la idoneidad de mantener siempre una posición diversificada en la exposición cambiaria de una cartera de inversión.
No obstante, hay que señalar que el mercado cambiario es, probablemente, uno de los más difíciles de predecir y no sólo por ser el más líquido de todo el segmento financiero. Confluyen en él toda una serie de factores que incluyen la salud del ciclo, la política monetaria, las curvas de tipos de interés, los flujos de inversión (buena parte de ellos opacos o que se conocen con mucho retardo) y, como hemos señalado, el sentimiento del mercado. La dificultad de predecir de manera certera la evolución de todas estas variables hace que muchas veces el inversor se encuentre dando «palos de ciego» en su incursión en este mercado.
En este sentido, lo que sí podemos predecir con un elevado grado de confianza es que (i) el diferencial de crecimiento económico entre EE.UU. y la zona Euro seguiría siendo importante a medio plazo a favor de la primera economía del mundo, (ii) el diferencial de tipos de interés entre el dólar estadounidense y el euro descontado para buena parte de 2019 continuaría próximo a máximos, y (iii) el sentido de la dinámica de los balances de activos de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo no sería todavía el mismo (el primero, seguiría reduciéndose, frente a la estabi- lidad del segundo desde el próximo mes de enero). Estos argumentos facilitarían que el dólar estadounidense (USD) mantenga abierta la ventana de apreciación frente al euro (EUR) durante el primer trimestre de 2019, con un primer objetivo en la referencia de 1,10.
A partir de la primavera, estimamos un cambio de tendencia en el cruce EUR/USD, para finalizar el ejercicio cerca de su nivel de equilibrio en términos de Paridad del Poder Adquisitivo ( 1,20). Por un lado, a medida que se vaya acercando la fecha en la que el BCE pueda ser más preciso en el «forward guidance» sobre sus tipos de interés –planteamos el comienzo de la subida de la tasa de depósito en septiembre- podríamos observar un mayor efecto a favor del EUR en clave de flujos de inversión. En este sentido, la fuerte divergencia en términos de política monetaria que se ha observado en los últimos meses entre EE.UU. y la zona Euro podría empezar a cerrarse en el medio plazo. Por otro lado, según las estimaciones de Economic Policy Analysis, el impacto del proteccionismo en términos económicos podría ser mayor en EE.UU. que en la zona Euro. Además, podríamos llegar a ver una menor demanda de USD por la reducción del comercio internacional, principalmente denominado en esta divisa. Por último, el estímulo presupuestario aprobado en EE.UU. a comienzos de 2018 supone un incremento de la necesidad de financiación exterior, al hilo del deterioro de los déficits gemelos (fiscal y por cuenta corriente), que se podría compensar a través de una depreciación de la divisa.
Todo parece indicar que el ciclo de apreciación iniciado por el USD en 2011 está llegando a su fin, aunque el inversor tiene una última oportunidad de aprovechar los fundamentales favorables para la divisa estadounidense –el «tuerto» en un año, 2018, de ceguera generalizada en el mercado financiero-, aprovechando a su vez está posición para dotar de algo más de protección a su cartera ante los numerosos frentes de riesgo abiertos.
Cambio «Todo parece indicar que el ciclo de apreciación iniciado por el USD en 2011 está llegando a su fin»