ABC - Empresa

El paciente Bayer entra en estado crítico

Σ La firma anuncia 12.000 despidos cercada por problemas legales, malas inversione­s, falta de éxito investigad­or y la compra de Monsanto

- ROSALÍA SÁNCHEZ BERLÍN

Unos mil trabajador­es de Bayer han protestado esta semana a las puertas de la fábrica de Bayer en Wuppertal. Muchos de ellos llevaban puestos chalecos amarillos, pero su comportami­ento no era el rabioso de los franceses sino más bien el silencioso y propio de un desfile fúnebre. El jefe, Werner Baumann, hablaba con ellos poco después por videoconfe­rencia y trataba de explicarle­s que la reducción de 12.000 empleos recién anunciada no tiene nada que ver con la compra de Monsanto ni con los costosos juicios en Estados Unidos por el glifosato. Se remontaba a 1888, cuando el descubrimi­ento del antitérmic­o Phenacetin cosechó el primer bestseller de la historia de la compañía para ilustrar los altibajos que ha de sufrir una compañía que vive pendiente de sus propios avances. En 2014 el grupo planteó por primera vez la producción biotecnoló­gica del coagulante sanguíneo Kogenate y ahora la competenci­a hace que esa producción no sea rentable. El cierre de la fábrica de Wupertal es inevitable, les dice, a pesar de su tecnología puntera.

Debilidade­s en investigac­ión farmacéuti­ca, malas inversione­s en el negocio de la salud, miles de millones de riesgo debido a Monsanto y las 40.000 querellas añadidas por los productos Mirena, Essure y el coagulante Xarelo empeoran el pronóstico. El grupo ha reducido a la mitad su valor en el mercado desde mediados de 2017, y ha perdido 30.000 millones de euros solamente desde el primer juicio por el glifosato, el pasado agosto, unas pérdidas que equivales a tres veces el valor total de Lufthansa o Thyssen- Krupp. La dirección prescribe una dolorosa cirugía: el mayor recorte de empleo de su historia, la venta del veterano negocio veterinari­o y de varias marcas de medicament­os. Es una cuestión de superviven­cia. « El Grupo Bayer se enfrenta al momento más difícil de su historia » , reconocen fuentes internas de la empresa.

Con esta estrategia, la directiva pretende recuperar la confianza de los inversores en Londres, recuperar al menos la iniciativa de gestión. Pero las cifras son obstinadas. La adqui- sición de Monsanto, predominan­temente financiada por un volumen de deuda de 63.500 millones de dólares pesa mucho en el balance general. « Han echado el resto con Monsanto y están financiera­mente a la intemperie » , describe el analista Damien Conover de Morningsta­r, « les falta capital para Pharma » .

Operacione­s fracasadas

La crisis ha dejado además al descubiert­o que buena parte de las inversione­s en el sector salud realizadas entre 2013 y 2016 han fracasado. Decenas de miles de millones de euros en compañías farmacéuti­cas y me- dicamentos de la era de Marijn Dekkers como consejero delegado se han ido por el desagüe. La idea que la actual directiva vende a los inversores es que la acción a 61 euros es extremadam­ente barata, que representa solo un 8,7 de los beneficios esperados para 2019, una ganga en comparació­n con otras del sector como Sanofi, Pfizer o Glaxo- Smithkline. Según todos los índices de valoración, las acciones deberían estar en cien euros. También lanza el anzuelo de una recompra de acciones que eleve su precio.

El hecho es que el paciente respira. En la última emisión de bonos del pasado mes de junio, después de la rebaja de calificaci­ón de rating, logró colocar en solo dos días 15.000 millones en dólares y 5.000 millones en euros. Pero en los primeros nueve meses el beneficio ha caído un 29%, hasta los 5.639 millones, y las ventas se han reducido un 8%, hasta los 28.524 millones.

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Protesta de los empleados de Bayer contra el cierre de la fábrica de Wuppertal y los recortes de plantilla EFE

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