¿HAY RELEVO INTERGENERACIONAL EN EL IBEX?
La relación entre la experiencia, la capacidad de aprendizaje y la energía permite explicar la correlación entre edad física y valor profesional que se refleja en la edad media de los puestos directivos ejecutivos del Ibex 35. Entre los máximos directivos del Ibex, los más jóvenes tienen más de 45 años, empiezan a peinar canas, estando su edad media en los 55 años. Normalizando, entran en el cargo en la franja de los 45 a 55 años, se mantienen en el puesto durante unos diez o quince años y lo abandonan cerca de la edad de jubilación.
La edad es una frontera arbitraria. Desde un punto de vista biológico, el declive físico es más o menos evidente en cada individuo. La plenitud física llega con 30 años, y desde entonces todo es cuesta abajo. Esto no es extrapolable al plano intelectual. No es lo mismo repetir un mismo error durante veinte años, que llevar veinte años aprendiendo de diferentes errores. La correlación entre edad biológica y experiencia es obvia. Por último, está el balance de energía. El exceso puede representar un riesgo, y la falta provoca cansancio y desmotivación.
Volviendo al Ibex, la edad media de sus primeros ejecutivos ha disminuido estos últimos años, debido principalmente al relevo generacional. Esta tendencia nacional, converge en edad media con la internacional. Según los datos de la firma de Chicago Crist Kolder, la edad media de los primeros ejecutivos del SP500 ha aumentado de los 45 años en 2012 a los 56 años en 2018. Aunque hay excepciones, como la de David Knopf, máximo ejecutivo de The Kraft Heinz Company con 30 años, la tendencia estadounidense es al alza. Esto es debido a dos motivos: la creciente complejidad del entorno, tanto regulatoria como comercial, que termina por demandar mayor experiencia, y la normalización tras el relevo generacional, que en el caso estadounidense se produjo tras la crisis del 2008.
En determinados sectores, especialmente los tecnológicos, existe la tentación de confundir juventud y disrupción con capacidad de gestión y experiencia profesional. En Silicon Valley abundan los CEO en la treintena. Son representativas las declaraciones del multimillonario fundador de Uber, Travis Kalanick. En junio de 2017, con 40 años, todo un veterano para los estándares del valle, tuvo que dimitir de su puesto como director ejecutivo, forzado por sus accionistas tras varios escándalos. «Tengo que crecer y madurar», admitió ante la prensa. Las repetidas disculpas públicas tanto de Elon Musk como de Marc Zuckerberg parecen apuntar en la misma dirección. Por otro lado, el cansancio también afecta. Con la tecnología desaparecen las fronteras y aumentan los riesgos. La brecha digital no es generacional, pero si que hace que las cosas sucedan más deprisa, provocando un mayor desgaste tanto físico como intelectual. En este sentido, el profesor Brandon Cline de la Universidad de Mississippi correlacionaba una bajada del valor relativo de las empresas con directores ejecutivos de más de 60 años. Según otro estudio de la London School of Economics, las empresas cuyo primer ejecutivo tenía más de 64 años tenían un 32% más de probabilidad de ser fusionada o comprada por un competidor.
Todo lo anterior son solo estudios, que tratan de explicar una realidad mucho más compleja que un simple porcentaje. En cualquier caso, la veteranía sin duda es un grado, un activo demasiado valioso como para aparcarlo. El mejor ejemplo de ello es la edad media de los presidentes del Ibex situada en 65 años, sobrepasando casi la mitad de ellos la edad de jubilación.