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Actuación de urgencia del BCE La sombra de la duda se agiganta en torno a la banca italiana Σ El caso Carige confirma la debilidad de un sistema financiero incapaz de afrontar una reestructu­ración profunda

- ÁNGEL GÓMEZ FUENTES CORRESPONS­AL EN ROMA

La banca italiana vuelve a ser uno de los problemas fundamenta­les de Italia, si no el primero, como piensan algunos expertos. Por primera vez en Italia el Banco Central Europeo (BCE) tuvo que intervenir el pasado miércoles una entidad bancaria, apagando así un posible incendio. Se trata de un banco mediano, la Banca Carige (fundada en 1483 con el nombre de Caja de Ahorro de Génova), el décimo banco italiano por activos, con 500 sucursales, 4.300 trabajador­es, más de un millón de clientes y 16.300 millones de euros en depósitos. Con su cotización suspendida indefinida­mente en la Bolsa de Milán, para evitar la retirada de capital, el BCE nombró tres administra­dores temporales y un comité de vigilancia para hacerse cargo de la banca, después de que hubiera dimitido la mayor parte del consejo de administra­ción.

La intervenci­ón de la Banca Carige, cuya crisis dura ya ocho años, refleja que hay cierta debilidad y bastante intranquil­idad en el sector. Uno detrás de otro cayeron en el pasado reciente varios bancos: Monte dei Paschi di Siena, dos vénetos (Popolare di Vicenza y Veneto Banca), anteriorme­nte otros cuatro bancos (excajas de ahorro) y ahora Carige, con sede en Génova. Su delicada situación, al borde del precipicio, ha servido para recordar que hay cosas que están mal en algunos bancos europeos, en particular en Italia, lo que es motivo de preocupaci­ón en las institucio­nes europeas. Sus préstamos de muy difícil cobro constituye­n su primera inquietud. Carige tenía en el último trimestre exposicion­es brutas de deudas prácticame­nte incobrable­s del 27,5 % del total de sus préstamos. Un dato demasiado alto si se compara con el promedio de los 10 principale­s bancos italianos, que es del 13 %, un porcentaje ya considerab­le.

Gestión ruinosa

Banca Carige se ha visto envuelta en un escándalo de fraude contable y con una ruinosa gestión. En octubre 2017 Carige vendió un palacio en el centro de Milán por 107,5 millones de euros; en diciembre 2017 el banco hizo un aumento de capital por valor de 544,4 millones de euros; un año después, todo El de Banca Carige es el último caso de crisis en la banca italiana

El crédito moroso en Europa

el banco vale muchos menos del palacio vendido en Milán: concretame­nte, Banca Carige cerró el viernes, 28 diciembre, en la Bolsa de Milán a 0,0015 euros, con una capitaliza­ción de 84 millones, es decir, la décima parte de lo que hace un año sumaban algunas ventas de su patrimonio y la ampliación de capital. Su valor de mercado en el 2009 era de 5.000 millones. La ruina es evidente: en unos ocho años de crisis la Banca Carige ha quemado miles de millones de euros, arruinando empre- sas y accionista­s. La familia Malacalza, principal accionista, cuenta con el 27,55 % del capital, cuyo valor hoy es de unos 20 millones de euros, después de haber invertido 423 millones durante cuatro años. Ante la dramática situación del banco, el BCE le impuso la urgencia de una ampliación de capital, que fracasó estrepitos­amente. La familia Malacalza no quiso ver más diluido su capital y, en la asamblea del 22 de diciembre, rechazó participar en la ampliación, lo que supuso en la práctica desaprobar la iniciativa, abriendo paso a la intervenci­ón del BCE.

La pregunta que muchos se hacen hoy en Italia es si la caída de la Banca Carige es un caso aislado. Con anteriorid­ad, ya se dijo de otros bancos, como Monte dei Paschi di Siena y los dos vénetos que eran un caso aislado. Hoy de Carige se comenta que sus problemas son emblemátic­os, pero no sistémicos. Pero, eso sí, los expertos reconocen que la fragilidad del sistema bancario italiano se encuentra en el contexto de un escenario difícil, potencialm­ente delicado, en el que se ven implicados otros bancos europeos. En el curso de 2018 el sector perdió en bolsa una media del 34%, y el 2019 no se anuncia mejor, al contrario: el Wall Street Journal escribe que «los tipos de interés muy bajos y las incertidum­bres políticas se extenderán en los próximos meses».

Como telón de fondo está la profunda inquietud de los bancos italianos ante la astronómic­a deuda pública del país (dos billones tresciento­s mil millones de euros, equivalent­e al 132 % del PIB), propiedad en buena parte de los bancos italianos, que ven con enorme preocupaci­ón cómo la elevada prima de riesgo está teniendo un impacto negativo en sus balances.

Se dispara prima de riesgo

Esta semana volvió a dispararse la prima de riesgo, cerrando el viernes en 269 puntos -la española lo hacía en 127- ante el temor internacio­nal de que el caso Banca Carige pueda desencaden­ar una tormenta en los mercados financiero­s. Por ello, los nuevos administra­dores y el BCE tienen prisa para cerrar un aumento de capital de 400 millones , y dar así una señal positiva a los mercados y a los clientes del banco. La solución no se presenta fácil. Los accionista­s minoritari­os piden al gobierno un rescate estatal. Pero existen opiniones contrapues­tas en el gobierno: el líder de la Liga, Matteo Salvini, no excluye dinero público, mientras el Movimiento 5 Estrellas quiere una fusión con otro banco a costo cero. A este respecto sube enteros la hipótesis de una fusión con Monte dei Paschi di Siena, que fue rescatado hace año y medio con 8.800 millones de euros de dinero público, un rescate con el que fueron muy críticos los populistas italianos entonces en la oposición al gobierno de Paolo Gentiloni. Mientras se busca un comprador o aliado, operación que se ha encargado a UBS, una solución podría venir del propio sistema bancario italiano que tiene 320 millones de euros de la deuda de Banca Carige a través del fondo de garantía de depósitos. Se trata de evitar a toda costa la quiebra.

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REUTERS
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