Las cifras
coste es consciente de que la clase o grado superior de producto se paga. Nadie pretenderá comprar el coche más barato y que le den servicio de mantenimiento durante 10 años», asegura Jaume Ramonet, profesor de Gestión de la Calidad de EAE Business School.
Català, de la UOC, refrenda esa idea al compararla con lo que se vendía en tiempos pretéritos. Si un hotel costaba antes 200 euros por noche y ahora está en 100, algo ha variado: « No pueden darse los mismos productos que antaño se ofrecían a un precio elevado. En algún punto de la cadena el valor debe perder alguna de sus características: calidad, diseño, durabilidad, prestaciones, etc. En cada sector donde el ‘‘ low cost’’ se ha impuesto, el producto actual es diferente al anterior, ya sea en su parte de manufactura (con empresas trasladadas a entornos más favorables a tener costes bajos), en prestaciones finales o, incluso, en su servicio de atención al consumidor».
Fenómeno estructural
Así las cosas, Porta, de KPMG, concluye que tiene sentido que el bajo coste se haya convertido ya en un «fenómeno estructural». Y no duda en referirse a que este modelo ha llegado para quedarse si se toma como referencia los modelos de éxito que ya se han consolidado. Hasta Renfe ha realizado su particular apuesta en este segmento con el lanzamiento a partir de abril de su nuevo AVE «low cost», Avlo. Se trata de un tren de alta velocidad que empezará a operar primero la ruta Madrid- Barcelona a un precio entre 10 y 60 euros. Lo que ocurre es que contará con menos servicios que el AVE tradicional, lo que permite ahorrar en costes y redunda en el precio. Democratizar el uso del AVE, en suma, para que cualquier español pueda tener acceso a ello.
Más alla de esto, los expertos consideran que puede llegar a no ser sostenible competir vía precios. «No es sostenible ni, probablemente, sea razonable pues no existe una demanda universal para ello y las propuestas ‘‘ low cost’’ llevan aparejado un modelo económico basado en volumen que no siempre es fácil de rentabilizar. Es un modelo que, necesariamente, tiene que convivir con otros que pongan más énfasis en la calidad del producto o servicio, en la experiencia de compra y uso, en la diferenciación, en los valores, en la híperpersonalización o en la conexión emocional con el consumidor » , subraya Porta.
Esto enlaza con otra tendencia poco a poco cada vez más observada: la de la polarización entre bajo coste y prémium. Surgen dos modelos que se enfrentan, entre los que pueden y los que no pueden pagar por ciertos productos y servicios, con el consiguiente vaciamiento de los productos medios o de clase media. Y tiene que ver tam
Desde el tercer trimestre de 2009 al mismo periodo de 2019, los salarios han aumentado un 5,65%; el IPC, el 12,9%, lo que supone 7,25 puntos porcentuales más y evidencia la pérdida de poder adquisitivo en España desde la crisis.
«Cualquier cliente sabe que la clase superior se paga», sostienen los expertos