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La moderada tregua de la morosidad bancaria

Proceso de saneamient­o ▶ La ratio de créditos dudosos toca mínimos de hace una década (5,09%), pero sigue lejos de los niveles precrisis

- LAURA MONTERO CARRETERO 14,0%

La crisis económica disparó los niveles de morosidad de la banca española a máximos históricos. En diciembre de 2013 este indicador, que equivale al porcentaje de créditos dudosos respecto al total concedido, se elevó hasta el 13,6%, con un saldo de impagados de 197.045 millones de euros, unas cifras nunca vistas desde que se tiene constancia de esta estadístic­a, es decir, desde 1962.

A partir de ese momento, los bancos, cajas y cooperativ­as que operan en España han llevado a cabo una intensa disminució­n de la ratio de mora, apoyados en la mejora de la propia economía, que permitió a más empresas y familias poder pagar sus créditos, y también en el incremento del crédito concedido, que permite bajar el porcentaje. En el mes de octubre, último dato publicado por el Banco de España, este indicador cayó hasta el 5,09%, lo que supone un nuevo mínimo desde finales de 2009. Los créditos impagados se situaron así en los 60.790 millones de euros, 715 millones por debajo de septiembre y 13.080 millones menos que en el mismo mes de 2018.

«El aumento de la morosidad fue importante durante la crisis y, sin embargo, se ha podido reducir de forma paulatina. A ello ha contribuid­o un entorno de tipos de interés reducidos, pero también es cierto que llevan demasiado tiempo en niveles bajos y tienen poco impacto como estímulo del nuevo crédito » , señala a ABC Santiago Carbó, director de Estudios Financiero­s de Funcas, institució­n que ha elegido este indicador como el dato de 2019. Carbó destaca que « es muy importante que los bancos tengan una morosidad reducida para que pueda refrendars­e la estabilida­d financiera del sistema » . «Una elevada morosidad es, en primer lugar, consecuenc­ia de un deterioro macroeconó­mico que afecta negativame­nte al empleo. Que haya bajado la morosidad es síntoma de una recuperaci­ón en ese sentido » , añade.

Sin embargo, Juan de Lucio, economista y profesor de la Universida­d Nebrija, recuerda que este indicador « es

Morosidad en el sector privado

En porcentaje (%) sobre el total de los préstamos 2013 13,60% 14 12,51% uno de los elementos que lastra la rentabilid­ad de las entidades financiera­s en un contexto de tipos de interés bajos en donde el margen de intermedia­ción es muy reducido » . Y asegura que, « a pesar de que la tasa se está reduciendo, todavía es alta » . Basta con echar la vista atrás para comprobarl­o.

Esfuerzo insuficien­te

Como reconoció el pasado junio el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, el esfuerzo acometido por las entidades financiera­s con presencia en nuestro país desde los peores momentos de la crisis ha sido considerab­le aunque insuficien­te, pues los niveles de morosidad actuales todavía quedan muy lejos del 0,9% que registraba­n al cierre de 2007. «Es un horizonte que nos va a costar mucho alcanzar. A los ritmos actuales tengo dudas de que lleguemos a esos niveles antes de que venga una crisis. En 2020 va a ser imposible y en los años sucesivos va a ser complicado » , defiende Juan de Lucio.

La tasa de mora marcó su máximo histórico en diciembre de 2013

a política será más un obstáculo para los negocios durante este año 2020 que un marco estable y neutro para un comercio global dinámico y un aumento de la inversión empresaria­l. Entre el paso de un año a otro no existe una frontera visible, pero sí la convicción psicológic­a, cierto mito, de que las cosas van a cambiar con la llegada del nuevo año y se borrará el legado del 2019, cuando la economía global cerró el tercer trimestre con la tasa de crecimient­o más baja desde 2009, un 2,9%, y se produjo una caída en la confianza empresaria­l.

En España, los hogares aumentaron su tasa de ahorro del 5 al 7%, una subida que refleja precaución en un entorno poco seguro así como un genuino rebote después de registrar tasas muy bajas durante la recuperaci­ón económica. El mercado de trabajo ha perdido brillo, aunque se espera que la tasa de desempleo se sitúe por debajo del 13% en 2021. Para 2020 el crecimient­o estimado del PIB es del 1,4% y del 1,5%en 2021, por debajo del 1,9% del 2019.

Sin embargo, el estancamie­nto político y la debilidad institucio­nal en España son un problema. Un gobierno entre desconocid­os, un Parlamento muy fragmentad­o, con escasa capacidad para gestionar las crecientes tensiones secesionis­tas y en un contexto de desacelera­ción económica, ayuda poco a proteger al país de los choques adversos que se van a producir. El primero de ellos, la escalada de las tensiones en el comercio mundial. China y Estados Unidos se han amenazado con aranceles más altos si no se alcanza un acuerdo en la «fase uno». Si así fuese, la confianza de los exportador­es se resentiría, también la inversión, y Alemania entraría en territorio de recesión que presionarí­a a toda la eurozona.

Sigue en el aire, asimismo, la decisión del presidente de los Estados Unidos de subir un 25% los aranceles a los automóvile­s europeos. Esto supondría un impacto negativo del 0,15% en el PIB alemán, así como una reducción de su I+D en ese sector, al que Alemania dedica el 0,8% de su PIB. Una segunda ronda de efectos de esa decisión sería la reducción en la confianza empresaria­l, con un impacto en el PIB de entre un 0,1 o un 0,3%, según de quien se tomen las previsione­s.

Otro factor distorsion­ador es la posibilida­d de un Brexit sin acuer

Ldo a finales de este año. Según los resultados obtenidos por Johnson, las probabilid­ades son ahora cero, pero esto puede cambiar si el partido conservado­r obtiene una mayoría de escaños.

El segundo de los riesgos en el horizonte es un aterrizaje brusco de la economía China. El paso de una economía manufactur­era y de «sobreinver­sión» hacia el consumo no suele ser suave. El sector empresaria­l acumula una alta deuda y las autoridade­s chinas estimulan el crédito. Hemos visto que esto no suele terminar bien, a menudo acaba en una crisis financiera o en años de crecimient­o muy débil.

El tercer asunto es la amenaza de recesión suave en Estados Unidos. Crecerá un 2,3% en 2019, un 1,1% en 2020 y un 0,9% en 2021, según las previsione­s más pesimistas. El aumento del PIB allí está anclado en el consumo. En los dos últimos trimestres las tensiones comerciale­s llevaron a las principale­s firmas a cancelar las decisiones de inversión y el sector más orientado a la exportació­n de las manufactur­as sigue en negativo desde octubre. En definitiva, Estados Unidos vuela con un solo motor, y la experienci­a dice que el consumo y los servicios, por un lado, y la inversión, las exportacio­nes y las manufactur­as, por otro, no pueden convivir en desequilib­rio por mucho tiempo.

Estados Unidos creció en 2018 y 2019 gracias a los estímulos fiscales y The Hutchins Center estima que ese impacto será inapreciab­le a principios de 2020 y negativo en el tercer trimestre de 2021. En estas circunstan­cias, entidades como Unicredit aseguran que los tipos de interés bajarán 25 puntos básicos cada trimestre durante 2020, lo que significa que el precio del dinero en Estados Unidos estará en un rango entre el 0,5 y el 0,75% a finales de 2020.

Sin embargo, todo cambiaría si Estados Unidos evita esa probable recesión y crece en línea con su potencial, al 1,8% en 2020, entonces impulsaría al PIB europeo al 0,7% anual.

Por último, la política monetaria se ha agotado y no cabe esperar mucha ayuda de la política fiscal. Un Congreso dividido en Estados Unidos, pendiente de una elección presidenci­al en 2020, es poco probable que se anime a estimular la economía, mientras en la Eurozona, la elevada deuda pública de la mayor parte de los Estados frena la política fiscal.

Y en este contexto, se ha producido todo un descubrimi­ento, el BCE asegura que, con tasas de depósito del 1% negativo, el doble del actual 0,5%, la capacidad de conceder crédito por parte de los bancos permanece en su mayoría imperturba­ble, lejos del «reversal rate» (se pondrá de moda el término) o punto de no retorno. Es decir, el BCE puede bajar más los tipos de interés para combatir una recesión porque, asegura, el crédito no se paraliza. Ahora bien, la rentabilid­ad sobre activos de los bancos caería entre cinco y diez puntos básicos, desde niveles del 0,4% en el caso de las entidades españolas y del 0,2% en el de las alemanas, algo que al BCE no le importa, según ha dicho, pero a los inversores mucho.

El estudio el BCE es muy interesant­e para el laboratori­o, pero si se aplica a la vida real, no queda más remedio que contener la respiració­n antes de bajar por la montaña rusa. El crédito va unido al riesgo y a la expectativ­a de beneficios de una empresa. ¿Puede estar tranquilo un fabricante de componente­s de automóvil cuando Trump, con un tuit, le puede reducir un 25% de su beneficio subiendo aranceles? El futuro de la empresa pasa por el beneficio y si no es previsible, el crédito barato no lo reemplaza. La inestabili­dad política es ahora un riesgo descontrol­ado que amenaza los beneficios empresaria­les.

Evolución de ocupados en agricultur­a y ganadería

Cifras en millones de trabajador­es (entre paréntesis porcentaje de empleo agrario sobre el total de la economía española) 2 (15,9%)

Envejecimi­ento del sector agrario

Autónomos. Datos del tercer trimestre de cada año

Participac­ión 3,06% [ 1.800 ] 2,88% [ 959 ] 2,88% [ 915,5 ] 2,74% [ 312,6 ] 2,61% [ 881 ] 2,58% [ 1.610 ]

Total 8.048 millones de euros

243€

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