13 de junio
De 2021 /Nº 599
han quedado dormidos en los niveles salariales previos a la pandemia. ‘The Guardian’ citaba recientemente el caso de Jamie Rogers, una concursante del Masterchef británico que es propietaria de un restaurante, y que ha decidido ofrecer un bono de 1.000 libras a cada trabajador que se comprometa a pasar el verano trabajando en su empresa.
Hay un sinnúmero de otros factores jugando aquí. Desde el legítimo temor a enfermar
(muchos de estos trabajadores tienen perfiles de riesgo sanitario) al hecho psicológico de que la gente busca hacer con sus vidas algo diferente a lo que hacía antes de la pandemia. En algunos casos los subsidios públicos contribuyen a retrasar la reincorporación al trabajo y en otros son las decisiones personales. Este fenómeno quizá sea pasajero, pero también puede ser un indicador de un cambio más importante provocado por la pandemia en las relaciones laborales.
En algunos casos los subsidios públicos contribuyen a retrasar la incorporación al trabajo
En las últimas décadas, la participación de la renta de los trabajadores en la tarta de los beneficios ha menguado. Hay muchas razones detrás de este fenómeno: la desaparición de ciertos empleos bien pagados por la evolución del tejido productivo, la pérdida del poder de negociación de los trabajadores, la desnaturalización de los sindicatos (más preocupados de defender a los trabajadores que conservan su empleo que aquellos que lo pierden), el impacto de la robotización, la deslocalización de empresas hacia países con mano de obra más barata…
¿Podrían ser estos desajustes entre la oferta y la demanda en el mercado laboral una señal de que se va a producir un cambio de fondo en la economía? Que la fuerza laboral de China lleva 10 años disminuyendo y eso ha hecho que los salarios allí aumenten ya es conocido. Todo Occidente, además, presenta problemas de envejecimiento y baja natalidad. El Covid-19 ha acelerado otras tendencias como el teletrabajo y ha detenido la globalización, además de plantear cuestiones profundas sobre la vida y el trabajo. Hay quienes piensan que estas fuerzas podrían restaurar el poder de negociación de los trabajadores y contribuir a una subida salarial. Un alza que tendría un impacto inmediato en la inflación.