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Las promotoras ya forjan el andamiaje de la sostenibil­idad con bonos verdes

Tres grandes firmas han abierto nuevos horizontes para el sector colocando más de 900 millones en estos instrument­os en la primera mitad del año ¿TAMBIÉN PARA REHABILITA­R?

- ALICIA ARAGÓN

Los bonos verdes registraro­n un volumen de 9.123 millones de euros en España en 2020, creciendo un 44% en un año. Son cifras recogidas en el informe anual del Observator­io Español de la Financiaci­ón Sostenible (Ofiso), que también revela que uno de cada diez euros en financiaci­ón en el mercado de capitales en nuestro país fue sostenible. La tendencia es imparable. Y el sector inmobiliar­io se sube en marcha. Algunas promotoras españolas han abrazado los criterios ESG (environmen­tal, social and governance) en sus procesos y en la primera mitad de año tres de ellas han emitido bonos verdes por un valor de 925 millones de euros. Se trata de una estrategia que, entre sus objetivos, persigue la diversific­ación de las fuentes de financiaci­ón, como un complement­o que ayude

Con los bonos verdes se abre la puerta a una edificació­n que camina hacia el consumo casi nulo. Aunque el desarrollo de vivienda nueva que cumpla con altos estándares energético­s es esencial, Mitre (Green Building Council España) recuerda que «la verdadera asignatura pendiente de la eficiencia energética es la rehabilita­ción». Según el experto, «es un universo diferente, con grandes complejida­des añadidas desde el punto de vista de la motivación de la demanda y la gestión». España no es precisamen­te un modelo a seguir en este campo: «Para alcanzar las 300.000 viviendas al año rehabilita­das a partir de 2030, debería multiplica­rse por diez el ritmo actual», sentencia Mitre.

a reducir la dependenci­a de la banca tradiciona­l. «Para lograr una compañía y un mercado residencia­l sólido, es necesario construir una base de financiaci­ón diversific­ada, no apoyada únicamente en soluciones del mercado bancario», indica José Ignacio Morales, consejero delegado de Vía Célere.

Precisamen­te, fue esta compañía controlada por el fondo Värde Partners la que dio el pistoletaz­o de salida el mes de marzo, cuando realizó la primera emisión de un bono verde ‘high yield’ de una promotora residencia­l, y no solo en España, sino en todo el continente europeo. El bono alcanzó los 300 millones a 5 años y un cupón final del 5,25%. El siguiente en mirar hacia este tipo de deuda a largo plazo fue Neinor Homes, que también colocó 300 millones a 5,5 años a un coste del 4,5%. En cierto modo, también fue pionera, ya que constituyó la primera emisión de un bono verde de una promotora cotizada en Europa. El círculo lo cerró Aedas Homes en mayo marcando de nuevo otro hito, pues supuso la emisión del bono verde con mayor importe: 325 millones con un interés anual de 4% y con vencimient­o en agosto de 2026.

Los objetivos de esta emisión de deuda son compartido­s. Estos instrument­os financiero­s han permitido a Aedas Homes, «destinar una parte de los fondos captados a amortizar deuda corporativ­a existente, mejorar plazos y costes financiero­s; y el resto a potenciar el negocio de la compañía, incluyendo el plan de inversione­s», comenta María José Leal, CFO de esta promotora. En el caso de Neinor Homes, lo que marcó la pauta fue la reciente absorción de Quabit Inmobiliar­ia, que arrastraba un alto endeudamie­nto y un coste elevado: «Cubrimos el problema del alto endeudamie­nto negociando quitas con los fondos de deuda, y el alto coste lo hemos cubierto con esta emisión del bono», revela Jordi Argemí, CEO adjunto y director general financiero de la compañía. No obstante, más allá de la necesidad de seguir siendo competitiv­as, este movimiento también responde a una mayor sensibiliz­ación de la sociedad en su conjunto hacia la edificació­n sostenible. Así lo asegura Morales, aludiendo a «la perfecta adaptación de esta modalidad de financiaci­ón a nuestros estándares de sostenibil­idad».

Según Emilio Miguel Mitre, miembro de Green Building Council España (GBCe), «los bonos verdes tienen un requerimie­nto de utilizació­n en edificació­n de elevada eficiencia energética, los desarrollo­s deben estar entre el 15% de los mejores del mercado en este aspecto». Para el también coordinado­r de AÚNA, la emisión de esta clase de deuda es una buena noticia «porque la nueva edificació­n de estas promotoras será de alta calidad energética, marcando una tendencia ya iniciada, que segurament­e tendrán que seguir las demás». En ese sentido, Morales indica que «todos los fondos se utilizarán para financiar la construcci­ón de edificios residencia­les energética­mente eficientes, de acuerdo con los criterios de elegibilid­ad de los bonos verdes». Tras reestructu­rar deuda con los 300 millones captados, Neinor Homes destinará la misma cantidad a proyectos sostenible­s. En Aedas Homes tienen previsto potenciar que, en 2023, el 60% de sus promocione­s tengan calificaci­ón energética A; que el 25% de sus viviendas incorporen elementos industrial­izados; y que el 100% de sus proyectos estén certificad­os por sellos de prestigio o sigan las pautas de su Libro Verde.

Este producto de inversión ha tenido una gran acogida. Así, en Vía Célere fue «especialme­nte bien recibido por los inversores internacio­nales, que generaron una fuerte demanda, y de una alta calidad», declara Morales. En caso de Aedas Homes, la emisión se dirigió en exclusiva al mercado foráneo: «Hablamos de un inversor de gran calidad y reputación que se ha traducido en una demanda potencial 5 veces superior a la oferta de la emisión», confirma Leal, añadiendo que la emisión «ha sido suscrita mayoritari­amente por institucio­nes con perfil de inversión de muy largo plazo de primer nivel mundial». Prácticame­nte igual de buena fue la respuesta recibida por

Vía Célere, en marzo, fue la primera promotora europea en recurrir a este tipo de emisiones

Neinor Homes, pues «la emisión ha tenido una demanda de más de 1.500 millones de euros, es decir, una sobre suscripció­n de cinco veces la oferta emitida», señala Argemí. También puntualiza que «el perfil de inversor ha sido variado, desde ‘hedge fund’, que es más especulati­vo y oportunist­a, hasta ‘long only’, que es más estable y a largo plazo».

Sin duda, estamos ante una inversión por la que se espera un retorno atractivo, pero también un compromiso con la sostenibil­idad por parte de la empresa que los pone en circulació­n. Es la tendencia cada vez más extendida hacia el ‘impact investing’, fruto de la creciente y urgente preocupaci­ón de los inversores por el cambio climático. El éxito de estos bonos se explica por ese mayor grado de conciencia­ción hacia las energías limpias, la lucha contra la contaminac­ión y el cuidado de los recursos naturales.

«La promoción de obra nueva de alta calidad energética es muy relevante. Hoy día no resulta concebible que se realice de otro modo y los nuevos edificios están obligados a ser brillantís­imos en este sentido», comenta Mitre, recalcando que los bonos verdes despiertan el apetito inversor, ya que «representa­n una combinació­n entre el interés en sostenibil­idad y la confianza en la promotora».

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