Un baño de sostenibilidad para la alta tecnología
Refrigeración por inmersión
Sumergir los servidores en una piscina. No es lo primero que se le ocurriría a la mayoría, pero si la ‘piscina’ contiene un líquido capaz de potenciar y aumentar los niveles de seguridad del entorno de la computación y hacerla más sostenible... entonces puede que funcione, que sea rentable y que solucione un par de los muchos problemas que tiene este mundo.
Submer es una empresa que nació en Barcelona en octubre de 2015, tras el calor del verano, estación que llevó a sus fundadores, Pol Valls y Daniel Pope, a crear una compañía centrada en el ‘immersion cooling’ o sistemas de enfriamiento para la computación y las infraestructuras de internet. «Empezó con nosotros en inmersión», explica con humor Pol Valls, porque los fundadores estaban en una piscina, pasando calor, cuando surgió la idea. La tecnología que permite sumergir servidores en tanques consta de distintos pilares: el mecánico, el químico y el tecnológico. Como compañía, Submer ha desarrollado el conjunto completo. La parte mecánica consta del armario o ‘rack’ modular de computación con su sistema de refrigeración o ‘cooling distribution unit’ integrado.
Este ‘distribution unit’ está formado por un sistema de sensores de temperatura, de flujo de nivel y un sistema de bombeo e intercambio de calor. «Funciona como un servidor más y permite operar el sistema de refrigeración como si fuera un servidor IT, es decir, que el mismo administrador de sistemas que opera la computación puede operar el ‘cooling’», explica Valls. El desarrollo del software que hace esto capaz también es de la compañía. Con respecto a la parte química, Submer ha formulado su propio fluido, un líquido que no es conductor eléctrico y que como característica es «entre siete y ocho veces menos conductor que el aire», por lo que es más seguro tener los servidores sumergidos en este líquido. «El producto soluciona los grandes problemas de la industria», comenta Valls, refiriéndose al consumo eléctrico, que logra reducir «en un 50%». Y también al del agua. «Se estima que un centro de datos mediano consume una piscina olímpica a nivel de agua cada dos días», comparte el cofundador, una cifra que con la tecnología de Submer se transforma en un 99% de ahorro, potenciando así la eficiencia y la sostenibilidad.
El éxito de la startup se basa en la amplia experiencia que sus fundadores poseen en este campo: Valls gestionó un centro de datos desde 1999 hasta 2009, mientras que el bagaje profesional de Pol está relacionado con la ingeniería del software y el ‘product management’, lo que les ha permitido reconocer cuáles eran los problemas y necesidades que necesitaban ser solventadas en el mercado.
La empresa, que empezó hace seis años «con los típicos 3.000 euros» y una visión internacional desde el día uno, ha recibido entre ayudas europeas y rondas de financiación «aproximadamente 15 millones de euros». Además, ha aterrizado en EE.UU. en un proyecto a gran escala y tiene en la mira aumentar su presencia antes de que finalice el año en Singapur y Taiwán.