Luz y fondos, protagonistas del comienzo del curso
Mientras llega el maná europeo, ya conocemos algunos de sus destinos: pagar Erasmus para autores o digitalizar el archivo franquista. No empezamos muy bien
Comienza el curso político y el económico con claroscuros y nubarrones en el horizonte. El optimismo desbocado que muestra el Gobierno ante los datos de crecimiento y empleo, que sin duda son buenos, olvidan el punto de partida. La caída tanto del PIB como de los puestos de trabajo fue tan profunda en los primeros meses de pandemia, que las cifras actuales no dejan de ser un espejismo. Ni en una ni en otra magnitud España ha recuperado todavía el nivel previo a la pandemia.
Aunque según las cifras oficiales la ocupación es hoy solo 6.000 personas inferior al nivel previo a la crisis, los datos ocultan otra realidad. Como recordaba esta semana la Fundación de las Cajas de Ahorros todavía hay 272.000 asalariados en ERTE y 222.000 autónomos en cese de actividad. Si a esto sumamos que exluyendo el empleo público todavía hay 225.000 empleados menos que antes de la pandemia, concluimos que en el sector privado se han perdido 725.000 puestos de trabajo desde febrero de 2019. Falta conocer cuántos de estos empleos protegidos volverán a incorporarse al mercado laboral, o acabarán finalmente en el desempleo. Y suplir empleo privado con más empleo público no parece una solución teniendo en cuenta el estado de las cuentas públicas
Sin embargo, no es esto lo que más quebraderos de cabeza le está dando al Gobierno en estos últimos meses y en esta vuelta de las vacaciones estivales. El aumento del precio de la luz, y de la energía en su conjunto, preocupa más al Ejecutivo, sobre todo porque es una de las principales causas de discrepancias dentro de la coalición. El ala podemita, en sus posiciones siempre de máximos, quiere volver al pasado y crear una eléctrica pública. Algo que difícilmente solucionará el problema. La solución no es fácil, pero basta con mirar a nuestro entorno para saber que en otros países pagan menos. Veamos por qué y apliquemos su estrategia. Está claro que en el recibo de la luz estamos pagando muchas decisiones políticas, de España y de Europa. Desde la cuantía de los impuestos, que aunque ya se ha bajado el IVA, todavía representan