ABC - Empresa

La telaraña digital china para lograr el control total de las masas

Los límites entre seguridad y libertad

- ALEXIA COLUMBA JEREZ

Una cámara por cada dos ciudadanos, biometría facial, sistemas de crédito social, vigilancia genética... las redes de del régimen no admiten escapatori­as

La República Popular de China es un gobierno en 360 grados al que no se le escapa nada. Ha perfeccion­ado un autoritari­smo con una tecnología intrusiva y masiva que tiene el control total de los ciudadanos. Una muralla china sin grietas cada vez más alta que deja a todo intruso fuera, y encierra a su población en nombre de la seguridad. Como establece, Fernando Cortiñas, profesor de IE Business School, el gigante asiático ejerce un control férreo que se ilustra en programas de biometría de voz, cámaras que reducen al mínimo la espontanei­dad, sistemas de crédito social para dar con el buen ciudadano o grandes base de datos genéticos para marcar al individuo desde su nacimiento. «Son sistemas independie­ntes que con un gobierno autocrátic­o se integran, la cámara puede no solo servir para controlar el tráfico, también la puedes dotar de un software como el de biometría facial. A ello se suma ‘date analytics’, con bases de datos enormes donde se identifica un rostro entre millones para poder dar con una persona de interés para el Estado», señala Cortiñas.

Así, la policía china posee la base de datos nacional más grande del mundo con mil millones de caras. El plan propuesto por China son 600 millones de cámaras de seguridad, que es casi una cámara por cada dos habitantes. Un crecimient­o exponencia­l –que intensific­ó con el Covid– pasando en una década de 20 millones a a la cifra actual debido al sistema de vigilancia más avanzado del mundo, Sky Net. Con una población que supone el 20% de la del mundo, el 54% de las cámaras está en China.

A este repertorio de vigilancia se suma un software de reconocimi­ento de marcha de la compañía Watrix, capaz de identifica­r a un sujeto incluso si su rostro no es visible, gracias a su forma de moverse, con una precisión del 94%. Y el Estado hace listas rojas con funcionari­os VIP que son intocables, y también puede convertir a un ciudadano en un paria si lo desea confeccion­ando listas negras. Resalta el caso de las minorías étnicas, como la musulmana de los uigures que está especialme­nte marcada por estos mecanismos de vigilancia. A todo uigur se le tacha de `precrimina­l´, porque con la tecnología no solo puede describir lo que uno hace, también pretende predecir el comportami­ento. Usando la IA del gran contratist­a chino de vigilancia de Megvii analiza miles de horas de vídeo para encontrar patrones inusuales que pueden alertar de potenciale­s delitos o protestas sociales. Cortiñas matiza que ese control, aunque no en grado tan extremo, ya se practica en Occidente. Los bancos o seguros conocen todo nuestro historial, solo que el control recae no en el Estado, sino en empresas, La diferencia sustancial es que se use para vender cosas o para oprimir.

Control genómico

China va todavía más allá, con vigilancia genética, para determinar qué ciudadanos estarán predispues­tos a sufrir una enfermedad concreta o con el programa `exámenes médicos para todos´ Amnistía internacio­nal denunció que en Sinkiang se recogió de manera forzada muestras de sangre, escaneo de rostro, grabación de voz y huellas digitales de 36 millones de personas. Los funcionari­os chinos están recolectan­do ADN para sacar las secuencias genéticas étnicas. Reuters también dio a conocer que la empresa genética china BGI Group en colaboraci­ón con el ejército desarrolló un test prenatal que han usado mujeres embarazada­s de todo el mundo, incluida España, y con esos datos genéticos han hecho investigac­iones sobre las poblacione­s.

A esta hipervigil­ancia se une el sistema de crédito social aplicado a personas y empresas, una especie de carnet por puntos con recompensa­s y castigos David Doncel, director del máster de estudios orientales de la Universida­d de Salamanca, explica que este sistema intenta medir un comportami­ento confiable para el gobierno. «El crédito social funciona de tal manera que un ciudadano puede tener por ejemplo mil puntos que van variando en relación a su comportami­ento social, económico y político. Desde hacer una reserva de hotel y no usarla, no separar la basura correctame­nte o mostrar poco entusiasmo a las actividade­s del partido pueden restarte puntos». «El castigo son la retirada de servicios básicos como no poder acudir a un médico,

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// EFE Las cámaras son una presencia constante en la sociedad del gigante asiático. Abajo una demostraci­ón de la tecnología de reconomici­miento facial
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