La telaraña digital china para lograr el control total de las masas
Los límites entre seguridad y libertad
Una cámara por cada dos ciudadanos, biometría facial, sistemas de crédito social, vigilancia genética... las redes de del régimen no admiten escapatorias
La República Popular de China es un gobierno en 360 grados al que no se le escapa nada. Ha perfeccionado un autoritarismo con una tecnología intrusiva y masiva que tiene el control total de los ciudadanos. Una muralla china sin grietas cada vez más alta que deja a todo intruso fuera, y encierra a su población en nombre de la seguridad. Como establece, Fernando Cortiñas, profesor de IE Business School, el gigante asiático ejerce un control férreo que se ilustra en programas de biometría de voz, cámaras que reducen al mínimo la espontaneidad, sistemas de crédito social para dar con el buen ciudadano o grandes base de datos genéticos para marcar al individuo desde su nacimiento. «Son sistemas independientes que con un gobierno autocrático se integran, la cámara puede no solo servir para controlar el tráfico, también la puedes dotar de un software como el de biometría facial. A ello se suma ‘date analytics’, con bases de datos enormes donde se identifica un rostro entre millones para poder dar con una persona de interés para el Estado», señala Cortiñas.
Así, la policía china posee la base de datos nacional más grande del mundo con mil millones de caras. El plan propuesto por China son 600 millones de cámaras de seguridad, que es casi una cámara por cada dos habitantes. Un crecimiento exponencial –que intensificó con el Covid– pasando en una década de 20 millones a a la cifra actual debido al sistema de vigilancia más avanzado del mundo, Sky Net. Con una población que supone el 20% de la del mundo, el 54% de las cámaras está en China.
A este repertorio de vigilancia se suma un software de reconocimiento de marcha de la compañía Watrix, capaz de identificar a un sujeto incluso si su rostro no es visible, gracias a su forma de moverse, con una precisión del 94%. Y el Estado hace listas rojas con funcionarios VIP que son intocables, y también puede convertir a un ciudadano en un paria si lo desea confeccionando listas negras. Resalta el caso de las minorías étnicas, como la musulmana de los uigures que está especialmente marcada por estos mecanismos de vigilancia. A todo uigur se le tacha de `precriminal´, porque con la tecnología no solo puede describir lo que uno hace, también pretende predecir el comportamiento. Usando la IA del gran contratista chino de vigilancia de Megvii analiza miles de horas de vídeo para encontrar patrones inusuales que pueden alertar de potenciales delitos o protestas sociales. Cortiñas matiza que ese control, aunque no en grado tan extremo, ya se practica en Occidente. Los bancos o seguros conocen todo nuestro historial, solo que el control recae no en el Estado, sino en empresas, La diferencia sustancial es que se use para vender cosas o para oprimir.
Control genómico
China va todavía más allá, con vigilancia genética, para determinar qué ciudadanos estarán predispuestos a sufrir una enfermedad concreta o con el programa `exámenes médicos para todos´ Amnistía internacional denunció que en Sinkiang se recogió de manera forzada muestras de sangre, escaneo de rostro, grabación de voz y huellas digitales de 36 millones de personas. Los funcionarios chinos están recolectando ADN para sacar las secuencias genéticas étnicas. Reuters también dio a conocer que la empresa genética china BGI Group en colaboración con el ejército desarrolló un test prenatal que han usado mujeres embarazadas de todo el mundo, incluida España, y con esos datos genéticos han hecho investigaciones sobre las poblaciones.
A esta hipervigilancia se une el sistema de crédito social aplicado a personas y empresas, una especie de carnet por puntos con recompensas y castigos David Doncel, director del máster de estudios orientales de la Universidad de Salamanca, explica que este sistema intenta medir un comportamiento confiable para el gobierno. «El crédito social funciona de tal manera que un ciudadano puede tener por ejemplo mil puntos que van variando en relación a su comportamiento social, económico y político. Desde hacer una reserva de hotel y no usarla, no separar la basura correctamente o mostrar poco entusiasmo a las actividades del partido pueden restarte puntos». «El castigo son la retirada de servicios básicos como no poder acudir a un médico,