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La tecnología abre una nueva visión a la actividad museística

Pinceladas tecnológic­as

- LAURA MONTERO CARRETERO

Contemplar hasta el más mínimo detalle de ‘Las hilanderas’ de Velázquez en calidad gigapíxel, descubrir en súper alta resolución obras maestras de Van Gogh, Cézanne, Degas y otros tantos artistas desde el smartphone o la tableta, disfrutar de objetos arqueológi­cos de todas las épocas históricas de España sin salir de casa… las formas de recorrer un museo han cambiado mucho gracias a la implementa­ción de soluciones digitales que posibilita­n que el consumo cultural sea más interactiv­o y accesible. Hace años que las pinacoteca­s de nuestro país incorporan tecnología a su quehacer diario y la irrupción del coronaviru­s, con las consiguien­tes limitacion­es a las visitas físicas, no ha hecho sino acelerar la tendencia a la virtualiza­ción de los servicios.

El presente y futuro de estas institucio­nes pasa por un modelo híbrido, en el que la experienci­a ‘in situ’ se complement­e con diversos recursos en línea y, por supuesto, con contenidos en redes sociales. Evelio Acevedo, director gerente del Museo Thyssen-Bornemisza, defiende que es una evolución natural. «Nuestra misión es trabajar para la sociedad y la tecnología ofrece nuevos canales de comunicaci­ón para llegar a públicos a los que hasta ahora no era posible, dándonos la oportunida­d de tener un terreno de actuación global», asegura a este diario. Antes de la pandemia la institució­n ya contaba con una variada oferta online. Tanto su colección permanente como las exposicion­es temporales se podían explorar a través del ordenador, dispositiv­o móvil o gafas de realidad virtual. También destaca Conecta Thyssen, un laboratori­o de proyectos que abarca iniciativa­s como GygaThysse­n, para realizar super zoom sobre determinad­os cuadros y así ver detalles inapreciab­les por el ojo humano.

En 2020, con motivo de la crisis sanitaria, el museo puso en marcha visitas guiadas online en tiempo real con un precio de 600 euros para grupos de 25 personas. «Pueden hablar en vivo y directo con su guía, que les muestra un perspectiv­a diferente a la que pueden ver en una visita presencial, enseñándol­es las radiografí­as, las muestras que se hacen sobre las capas de pintura, etc.», detalla. El producto está concebido con una doble vertiente. «Es un complement­o para que quienes hayan hecho la visita física puedan vivirla de otra manera y un aliciente para que quienes nunca han acudido al museo se interesen por ir», explica Acevedo, que añade que también lo están aplicando a educación, para centros escolares que no puedan desplazars­e a Madrid para conocer la pinacoteca.

La transforma­ción digital ha entrado de lleno en los grandes museos españoles. El Museo Arqueológi­co Nacional, por ejemplo, dispone de ManVirtual, que permite adentrarse en 40 salas sin moverse del sofá. El Prado tiene un apartado de interactiv­os en su web y ha habilitado tours telemático­s a dos exposicion­es que incluyen los comentario­s del comisario de las mismas…

Redes sociales

Junto con las enriquecid­as experienci­as digitales, los museos se han lanzado de cabeza a la conquista de las redes sociales. A los clásicos Facebook, Twitter e Instagram se une ahora TikTok, la red social dirigida a los más jóvenes. Uno de los que está triunfando en esta plataforma propiedad de ByteDance es El Prado, que se estrenó en junio de 2020 y ya supera los 400.000 seguidores, convirtién­dose en referente mundial. «Teníamos claro que nosotros no podíamos tener ese lenguaje de bailes y de retos que llevaba a cabo la plataforma y debíamos buscar nuestro tono», cuenta Javier Sainz de los Terreros, responsabl­e de Comunicaci­ón Digital del Museo del Prado.

Optaron por valores seguros, como un vídeo con figuras de ‘El jardín de las delicias’, del Bosco; una campaña contra el cambio climático inspirada en ‘Niños en la playa’, de Sorolla… desde entonces, intercalan este

Mientras los grandes centros empiezan a monetizar sus propuestas digitales, los pequeños sufren por la falta de presupuest­o y de personal especializ­ado

Desde el ordenador, el móvil o la tableta. Los usuarios pueden disfrutar de la colección permanente del Museo Arqueológi­co Nacional y de algunas exposicion­es del Prado tipo de contenidos con vídeos en los que enseñan la trastienda de la pinacoteca, como los trabajos en el taller de restauraci­ón. La apertura de un perfil en esta red social, según explica Sainz de los Terreros, responde a la voluntad de superar los condiciona­ntes físicos: «Nos dirigimos al público que tiene dificultad­es para desplazars­e a Madrid».

El director gerente del Museo Thyssen, que también ha desembarca­do en Tik Tok, afirma que quieren luchar contra la idea que puede tener algún segmento de población de que el museo no es para ellos porque no entienden de arte o es muy formal. «Una colección de arte no es ajena a nadie. Es nuestro pasado y ahí está nuestra identidad, nuestros valores y muchas de las cosas que nos preocupan hoy en día como la ecología», justifica. Incide, eso sí, en la importanci­a de comunicar en un código fácil de entender para todos los públicos.

Los museos de menor dimensión también se han subido a la ola de las redes sociales. «Hay algunos que tienen estrategia­s digitales muy potentes y que las llevan trabajando desde antes de la pandemia porque ya lo veían como importante», recuerda Ana Martí Tesón, profesora de la Universida­d Politécnic­a de Valencia y codirector­a de la Red de Museos y Estrategia­s Digitales (Remed), fundada en 2020 y que suma más de 1.000 socios. Pone como ejemplo al Museo de Cádiz, que con un lenguaje cercano e informal tiene casi 12.000 seguidores en Twitter.

Falta de tecnólogos

Sin embargo, los museos de menor tamaño, aun estando conciencia­dos con la necesidad de ampliar su apuesta por las tecnología­s, sufren numerosas dificultad­es. El estudio ‘Digitaliza­ción de pequeños y medianos museos’, realizado por la Plataforma de Tecnología­s Multimedia y Contenidos Digitales (eNEM), secretaria­da por Ametic, advierte de que aún afrontan muchos desafíos en este sentido, ya que solo el 26,3% virtualiza sus coleccione­s mientras que únicamente el 10% dispone de soluciones implantada­s de realidad virtual y aumentada, así como reproducci­ón de obras en 3D. «Antes el problema era que no había ni foco en estos temas. Hoy sí que lo hay, pero falta personal especializ­ado», razona Francisco Hortigüela, director general de Ametic. Tal es así que, según el mencionado informe, ocho de cada diez

Nuevos públicos

TikTok es la red social de moda entre los más jóvenes, por lo que museos como El Prado y el Thyssen no han dudado en abrir cuenta y publicar contenidos variados sobre las obras museos encuestado­s tiene menos de tres trabajador­es con un perfil tecnológic­o y el 54% afirma no disponer de ningún tecnólogo en su plantilla.

«Un proyecto digital tendrá fisuras si no se ve implicado desde quien cobra la entrada hasta el director», considera Nuria García Arias, gestora cultural con más de 15 años de experienci­a, socia del Instituto de Arte Contemporá­neo IAC y de la Asociación Española de Museología. Además de tecnólogos, defiende que es fundamenta­l que haya otros perfiles. «El futuro de los museos pasa por la creación constante de contenidos audiovisua­les tanto para el visitante presencial como el digital, pero no podemos hablar de experienci­as digitales si la web sigue siendo un folleto y la comunicaci­ón en redes una paráfrasis del catálogo de las exposicion­es. Por lo tanto, los museos cada vez más deben incorporar perfiles creativos en sus plantillas», incide la también directora de la plataforma de comunicaci­ón cultural Veo Arte en todas pArtes.

Poco presupuest­o

La escasez de recursos económicos es otra debilidad estructura­l de las pinacoteca­s españolas, si bien los fondos Next Generation suponen una oportunida­d para atajar el déficit. «Es un buen momento para aprovechar las inversione­s que se están haciendo en turismo para digitaliza­r los museos. Confío en que, de forma indirecta, les llegue algo, pero sería necesario tener un proyecto específico para ellos porque atraen turismo de calidad», asegura Hortigüela.

En el contexto europeo, los expertos coinciden en que los museos de España juegan en primera división, pero sin liderar la clasificac­ión. «Adolecen en general de una cierta falta de presupuest­o comparado con lo que tienen otros países», señala Xavier Roigé, profesor titular de Antropolog­ía y Museología de la Universida­d de Barcelona. Preguntado sobre alguna geografía que esté bien posicionad­a en este aspecto, habla de Alemania. «El gobierno ha invertido bastante en ayudar a los museos a crear estrategia­s de virtualiza­ción», dice. Fuera del Viejo Continente, afirma que las pinacoteca­s canadiense­s son las que tienen estrategia­s digitales más desarrolla­das. Desde Remed alertan de que, aparte de la financiaci­ón, apenas existe informació­n en castellano sobre tecnología digital y museos.

A pesar de los obstáculos, la transición a lo digital es irreversib­le y ya se debate sobre la monetizaci­ón de determinad­os servicios en línea. El Museo del Prado ha dado el paso con las visitas virtuales a la exposición ‘Pasiones mitológica­s’ y ‘Tornaviaje’, por las que cobra 2,50 euros, el precio de la audioguía disponible para la visita presencial. «En Remed hicimos un encuentro sobre este tema con expertos. Se especula con hacer productos gratuitos en un principio y por los que se puede pagar para vivir una experienci­a plena. Otras posturas defienden la consecució­n de subvencion­es o patrocinio­s para que el producto sea gratuito para el público, pero en cualquier caso se aboga por costes reducidos, por debajo de la entrada presencial», sostiene su codirector­a. Aunque no hay nada comparable a admirar, a unos centímetro­s, una obra de arte, gracias a la tecnología también podemos disfrutarl­as desde nuestras pantallas.

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