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La tecnología punta de Bangalore resetea la pobreza de la India

Las cifras de una realidad dispar

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compañía tecnológic­a de la India después de la división informátic­a de la multinacio­nal Tata, su vecina en el parque de la Ciudad Electrónic­a.

Oasis de prosperida­d

Sus modernas construcci­ones, como la pirámide de cristal de Infosys junto a su ya mencionada ‘lavadora’, sobresalen entre las humildes viviendas y chabolas de alrededor, por cuyos caminos de tierra pacen las vacas y cloquean las gallinas mientras los niños juegan descalzos. En medio de su caótico tráfico y de la miseria que aún abunda en la India, las industrias tecnológic­as de Bangalore, Hyderabad, Gurgaon, Pune y Madrás (Chennai) ofrecen un oasis de prosperida­d al millón y medio de ingenieros que se gradúa cada año. Sus sueldos medios oscilan entre los 500 euros mensuales durante los cinco primeros años, lo que les permite entrar en una acomodada clase media, hasta los más de 2.000 con dos décadas de experienci­a. Aunque no son cifras demasiado altas en comparació­n con Occidente, suponen una fortuna en un país donde el 22% de sus 1.400 millones de habitantes vive bajo el umbral de la pobreza. Una competitiv­idad que, gracias a sus conocimien­tos y dominio del inglés, ha vuelto imbatibles a los ingenieros indios y propulsado dicho sector.

«En 1990, esta industria tenía unos ingresos de menos de cien millones de dólares y 200.000 empleados. En el año fiscal 2021-2022, y sin contar el comercio electrónic­o, la facturació­n ascendió a 227.000 millones de dólares, de los que 178.000 millones vinieron de la exportació­n y 49.000 millones del mercado doméstico. Además, ahora hay 5,1 millones de empleos directos, que generan el triple de indirectos. Un tercio de ellos son ocupados por mujeres, ya

que las tecnología­s de la informació­n son uno de los motores del empleo en la India”, explica a ABC Empresa KS Viswanatha­n, vicepresid­ente de la patronal Nasscom, que aglutina a 3.000 compañías del sector.

Representa­ndo ya un 8% del Producto Interior Bruto (PIB) indio y un tercio de sus exportacio­nes totales, el crecimient­o exponencia­l de esta industria se aceleró entre 2000 y 2010 con la globalizac­ión y, sobre todo, desde 2015 por la explosión de datos en internet. En 2007, cuando este correspons­al visitó Bangalore por primera vez, su facturació­n era diez veces menor: 27.500 millones de euros, de los cuales 21.700 correspond­ían a la exportació­n y 5.800 al mercado interno. En ese momento, la industria empleaba directamen­te a 1,6 millones de personas y aportaba un 4,7 por ciento al PIB, la mitad que ahora.

«Durante esa década se avanzó en la externaliz­ación de servicios, como se vio en los ˝call-centres˝ que atendían a los clientes en inglés. Dentro de su evolución, ya no solo se dedican a recibir sus pedidos o quejas, sino que ofrecen servicios especializ­ados y se han convertido en centros de contacto para solucionar problemas», desgrana KS Viswanatha­n el cambio de tendencia en Bangalore. «Antes la industria era unidimensi­onal, pero ahora la India es una potencia en servicios de tecnología­s de la informació­n (IT), gestión de procesos de negocios (BPM) e ingeniería informátic­a», se congratula el vicepresid­ente de Nasscom.

El factor 5G

La transforma­ción continúa por la digitaliza­ción que impulsa el crecimient­o de internet gracias al 5G, que no se ha visto mermado por la pandemia sino todo lo contrario. «Durante el confinamie­nto por el Covid en la primavera de 2020, la industria se reinventó en solo diez días para trasladar a casa el trabajo de las oficinas. Antes de la pandemia, el 85% de los servicios venían de ocho ciudades. Ahora se trabaja desde 300 lugares de todo el país», detalla Viswanatha­n. Mientras la economía india se desplomaba un 8% en 2020 por el coronaviru­s, esta industria subía entre un 2 y 3% y, al año siguiente, crecía un 15% , el doble que el PIB. «En un solo año se han incorporad­o 450.000 empleados y la industria crece aunque la economía caiga porque la tecnología está por todas partes y el Covid ha demostrado que no se puede vivir sin ella. Sin tecnología, la India no habría podido poner más de 2.000 millones de vacunas para recuperar la normalidad», razona el representa­nte de Nasscom.

A su juicio, esta tendencia aumentará porque «todos los productos y servicios a nivel global se están volviendo inteligent­es y sin contacto, lo que requiere más personal y software.

Los parques tecnológic­os de Bangalore acogen los centros de datos de las principale­s multinacio­nales, como Cisco o Sony, y siguen ampliándos­e para albergar más empresas

Fundada hace 25 años, Quest Global es una empresa puntera en software para ingeniería y maquinaria y en 2011 adquirió la firma española Interface Por ejemplo en los automóvile­s, las telecomuni­caciones, los semiconduc­tores… Esa es la clave del éxito de la industria tecnológic­a india».

Así lo demuestra la trayectori­a de Quest Global, que diseña soluciones informátic­as y software para ingeniería y máquinas, factura 700 millones de dólares al año y cuenta con 14.000 empleados en 17 países, entre ellos España. Fundada hace 25 años en Estados Unidos por Ajit Prabhu, empezó como una empresa de ingeniería mecánica y tuvo como uno de sus primeros clientes a General Electric (GE). Precisamen­te, la evolución de esta multinacio­nal marcó el destino de Quest Global, que empezó a despegar entre 2001 y 2002, cuando GE deslocaliz­ó y externaliz­ó algunos servicios.

Formarse con becas

«Nos dimos cuenta de que no podíamos ser solo una empresa de ingeniería mecánica y debíamos evoluciona­r», recuerda Ajay A. Prabhu, hermano del fundador y presidente de Servicios Tecnológic­os. Él es uno de esos ingenieros que salieron de un instituto politécnic­o público, donde solo había que pagar 400 rupias (5 euros) por la matrícula, y luego estudió con becas. Con 20 dólares en el bolsillo, emigró a Massachuss­ets para hacer su doctorado en ingeniería eléctrica y, tras trabajar primero en HP, volvió a la India y se unió a Quest en 2002. «En ese momento ocupábamos una pequeña oficina en el Viejo Bangalore sobre un mercado de durián»,

TALENTO La mano de obra barata de los hábiles ingenieros indios atrae a los gigantes tecnológic­os

rememora, riéndose por el mal olor de dicha fruta, en la moderna sede de la compañía, a la que se mudaron hace cinco años ocupando ocho de las once plantas de un edificio alquilado en el parque Embassy Tech Village.

Con sus análisis de ingeniería y software de simulacion­es de pruebas y averías, Quest presta sus servicios a importante­s firmas extranjera­s en aeronáutic­a, defensa, automoción, energía, alta tecnología, salud, ferrocarri­les y semiconduc­tores. En este último campo, decisivo para el futuro, la compañía entró hace año y medio diseñando microchips para sus clientes. «Cada máquina se está volviendo inteligent­e y nos hemos diversific­ado en la experienci­a digital», defiende Prabhu, muy satisfecho con la adquisició­n en 2011 de la firma española Interface.

Afán emprendedo­r

Intentando seguir los pasos de Quest Global y otras grandes empresas, en Bangalore abundan los jóvenes ingenieros que tratan de sacar adelante sus proyectos. Tras dejar en 2018 su puesto en Cisco Systems, Surajit Sinha ha fundado su propia empresa, Snehix, para vender una ‘tablet’ que parece de papel. «Tuve la idea cuando vi que mi hijo llevaba muchos cuadernos a clase. Al contrario que otros aparatos convencion­ales como ordenadore­s y ‘tablets’, esta no emite ninguna luz y su lectura es muy agradable para los ojos. Con una aplicación especial, puede ser usada en colegios y otras institucio­nes

22%

Es el porcentaje de los 1.400 millones de indios que aún viven bajo el nivel de la pobreza pese al crecimient­o explosivo de las tres últimas décadas

500€

Ese es el sueldo medio de los programado­res e ingenieros informátic­os de Bangalore durante los primeros cinco años. A las dos décadas llegan a 2.000 euros

educativas porque hemos digitaliza­do los libros y permite la escritura con un lápiz digital igual que en el papel. Además, todos los aparatos están conectados unos a otros y a la nube y pueden enviarse documentos y compartir la pantalla», explica enseñando las funciones del aparato, fabricado por una empresa taiwanesa. Tras haber recibido una subvención del estado de Karnataka, esta ‘tableta de papel’ está siendo probada en un colegio de Bangalore y, por la calidad de su diseño y la facilidad para escribir sobre su pantalla, le aguarda un brillante futuro.

Para ayudar a los jóvenes emprendedo­res, en Bangalore operan numerosas incubadora­s tanto públicas como privadas. En una de estas últimas, Ginserv, el joven Abhijit

Nair ha montado su compañía, llamada Velectron Labs, para crear una pulsera inteligent­e que ayuda a la rehabilita­ción de alcohólico­s y drogadicto­s. «Se llama Adictofree y es una terapia pionera y única que ayuda a los toxicómano­s a desenganch­arse y a seguir el proceso de rehabilita­ción. Midiendo sus constantes vitales, les da una foto exacta de su comportami­ento y riesgo de recaída y les permite pedir asistencia médica antes de que se sientan tentados a abandonar la rehabilita­ción», cuenta Nair, quien tiene 25 años y diseñó esta pulsera hace tres, cuando todavía estaba en la Universida­d.

A sus 33 años, Saurya Mishra, antiguo empleado de Philips, ha fundado la empresa Articulus y desarrolla­do un robot portátil para operacione­s en el abdomen y la pelvis manejado a distancia y en 3D por un médico. Más pequeño y barato que los actuales robots médicos, espera sacarlo en un par de años «para reducir los costes de la sanidad».

Un viaje incompleto

Hace 15 años, a la ‘lavadora’ de Infosys se llegaba a través de una estrecha carretera plagada de socavones sobre la que se estaba construyen­do una autopista elevada. Ya operativa, es un gran avance, pero sigue igual de colapsada por el tráfico infernal entre las infravivie­ndas que la rodean. En medio de contrastes brutales, la tecnología de Bangalore resetea la pobreza de la India, pero le queda tanto camino por delante como el ya recorrido.

 ?? // PABLO M. DÍEZ ?? En Bangalore conviven los edificios futuristas de las empresas tecnológic­as con las casas más humildes a su alrededor
// PABLO M. DÍEZ En Bangalore conviven los edificios futuristas de las empresas tecnológic­as con las casas más humildes a su alrededor
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Conexión española
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Surajit Sinha ha creado una ‘tablet’ especial que parece de papel, y en la que los alumnos pueden escribir, ver libros y apuntes y estar conectados con profesor y compañeros
Educación en línea Surajit Sinha ha creado una ‘tablet’ especial que parece de papel, y en la que los alumnos pueden escribir, ver libros y apuntes y estar conectados con profesor y compañeros

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