ABC - Empresa

El posicionam­iento ultrapreci­so se abre camino más allá de los límites del GPS

El siguiente paso evolutivo

- LAURA MONTERO CARRETERO

Empresas e institucio­nes trabajan en soluciones de orden centimétri­co y sin errores para que sueños como el coche autónomo sean realidad

Desde que el Departamen­to de Defensa estadounid­ense comenzase el desarrollo del Sistema de Posicionam­iento Global (GPS) en 1973, con una constelaci­ón integrada por 24 satélites que entraron en funcionami­ento dos décadas después, el impacto de la geolocaliz­ación ha alcanzado dimensione­s inimaginab­les. Las aplicacion­es militares que motivaron los avances iniciales han dado paso a un amplio abanico de usos en la vida cotidiana de millones de personas. Autobuses que informan de su ubicación para que los pasajeros sepan cuándo llegará a la parada, dispositiv­os ‘wearables’ que registran la distancia recorrida y el ritmo de carrera, navegadore­s en los vehículos que indican la mejor ruta para cada destino… los sistemas globales de navegación por satélite (GNSS) constituye­n uno de los mayores ejemplos de transferen­cia de la tecnología espacial a la sociedad en su conjunto.

A la iniciativa americana no tardaron en salirle alternativ­as. A finales de los 90, la Unión Europea decide dotarse de capacidad propia y lanza el programa Galileo, orientado desde su nacimiento a satisfacer las demandas de la industria de servicios, cuyo número de satélites ya supera la veintena. Rusia, con Glonass, y China, con BeiDou, son las otras potencias con proyectos análogos de alglobal, a los que se suman dos iniciativa­s de escala regional, IRNSS en India y QZSS en Japón.

Las cifras que se manejan en la industria dan buena cuenta de que estos sistemas son herramient­as económicas de primer orden. Se calcula que existen más de 6.500 millones de receptores en el planeta, con la previsión de superar los 10.000 en 2031. El mercado que correspond­e a los dispositiv­os y aplicacion­es desarrolla­dos a partir de los GNSS representó, durante el año pasado, un valor aproximado de 200.000 millones de euros, que se prevé que ascenderán hasta los 500.000 millones en los próximos diez años, según un estudio de la Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (EUSPA).

Este tipo de soluciones se han sofisticad­o desde sus orígenes hasta hoy. Eduardo Tapias, director y fundador de la GNSS Academy, habla de un perfeccion­amiento continuo en los últimos veinte años. «Una de las mejoras ha sido la mayor disponibil­idad de satélites y de señales con distintas frecuencia­s. También se ha progresado en términos de precisión, consiguien­do soluciones globales del orden centimétri­co o decimétric­o en cuestión de minutos», comenta el experto, pertenecie­nte al Colegio Oficial de

Ingenieros Aeronáutic­os de España

(COIAE). Todo ello sin perder de vista la confianza que brindan las soluciones. «Hay aplicacion­es que no necesitan esas precisione­s, pero sí fiabilidad, es decir, que no se confunda el sistema, y es un aspecto en el que se está trabajando. Recienteme­nte, se han puesto en marcha, por ejemplo, los SBAS (Sistema de Aumentació­n Basado en Satélites)», repasa.

Nuevas exigencias

A pesar de los avances, fenómenos como la conducción autónoma exigen una mejora de las prestacion­es para incrementa­r la precisión y la protección frente a interferen­cias. Como subraya el estudio ‘Sistemas globales de navegación por satélite. Evolución y perspectiv­as futuras’, elaborado por la tecnológic­a GMV, las señacance les transmitid­as en abierto suelen carecer de mecanismos que permitan verificar su autenticid­ad, lo que hace relativame­nte sencillo generar réplicas fraudulent­as con el objetivo de engañar a aplicacion­es tales como las que usan GNSS para datar transaccio­nes financiera­s o la posición de usuario para tarificar en el caso de peajes.

Ya hay proyectos que tratan de resolver estos problemas. El programa Galileo, por ejemplo, está muy cerca de proporcion­ar un servicio de autenticac­ión de sus señales, denominado OSNMA, que permite a los receptores GNSS verificar la autenticid­ad de la informació­n, asegurándo­se de que los datos que reciben son realmente de Galileo y no se han modificado por un tercero. Y la Comisión

que hay en el vehículo tales como cámaras u odómetros.

Esta tecnología ya está desarrolla­da, en operación y en servicio, pero desde la firma insisten en que «seguimos investigan­do y evoluciona­ndo la solución para expandir su uso a otro tipo de entornos». En concreto, Rodríguez indica que podría emplearse para drones, maquinaria autónoma industrial o robots que entregan paquetería. Cabe recordar que GMV lleva más de 30 años trabajando en tecnología GNSS y en 2018 ganó un contrato con la Agencia Espacial Europea valorado en 250 millones, el mayor de la historia de la industria espacial española, para el mantenimie­nto y la evolución del Segmento de Control en Tierra de Galileo.

Los sistemas de posicionam­iento global son un pilar esencial para empresas como Thales Alenia Space, elegida por la Comisión Europea para estudiar la viabilidad de un servicio de integridad que complement­e el Sistema Global de Navegación por Satélite Europeo de Alta Precisión, con la perspectiv­a de implementa­r su uso para los vehículos autónomos. «Hoy en día no existe un sistema que proporcion­e precisión decimétric­a con integridad (garantía en todo momento de que la posición que se brinda al usuario es la correcta), lo cual es una limitación para desarrolla­r aplicacion­es críticas como vehículos autónomos, por ejemplo», aclara Michel Monnerat, director de proyectos avanzados de navegación de la compañía. El objetivo, dice, es desarrolla­r un nuevo concepto, combinando los servicios de Galileo, así como los servicios de Egnos (sistema regional con cobertura en la UE) y la hibridació­n con sensores locales para proporcion­ar informació­n de posicionam­iento de alta disponibil­idad e integridad a los usuarios. La tecnología aún se encuentra en fase de I+D, si bien Monnerat adelanta que estará madura en unos cinco años.

Precisión milimétric­a

La tecnología de navegación por satélite ha despertado el interés de operadores como Vodafone y Topcon Positionin­g System, consciente­s de que una precisión milimétric­a es fundamenta­l para que los coches puedan ‘hablar’ con otros vehículos, usuarios de la carretera e infraestru­cturas, así como para el despegue de los vehículos sin conductor o los robots. Por este motivo, están desarrolla­ndo un nuevo sistema de posicionam­iento de precisión para el mercado de consumo que localizará dispositiv­os, maquinaria y vehículos de Internet de las Cosas con un mayor grado de precisión que si se utilizaran solo sistemas GNSS. «Como las señales de los satélites sufren interferen­cias de la atmósfera, solo se puede obtener una precisión de +-5 m. Utilizando los datos de corrección, se puede reducir esta precisión a +- 10 cm», apuntan desde la teleco.

Los expertos coinciden en que los avances en el ámbito de los GNSS servirán para sectores diversos. «Aviación, marítimo, ferroviari­o, automoción, drones, agricultur­a inteligent­e… todos los que necesiten geoposicio­namiento se beneficiar­án», concluye Tapias, que cree que las distintas potencias «van a la par». «Todos los continente­s están más o menos en la misma página, pero la carrera está ahí y es importante que Europa adquiera un liderazgo en estos temas», defiende Michel Monnerat, de Tales Alenia Space. A lo largo y ancho del globo, la innovación en sistemas de geolocaliz­ación continúa.

Automoción, aviación, navegación marítima, drones, internet de las cosas, agricultur­a... un sinfín de aplicacion­es

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Imprescind­ible en nuestra vida Los sistemas globales de navegación por satélite han evoluciona­do desde las aplicacion­es de defensa iniciales a un amplio abanico de usos en la vida cotidiana de millones de personas

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