ABC - Empresa

Jeff Bezos o Kimbal Musk, el hermano de Elon, ya están en la carrera por dominar estas tecnología­s

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Nichos sostenible­s

La empresa barcelones­a Brotalic, se dedica a cultivar microbrote­s, porque su fudador Eduard Pla sostiene que «es un producto bastante de nicho y creemos que tiene recorrido en el mercado». Novagric en Murcia, a la izquierda, busca soluciones con el uso de energías renovables. Juan Pardo, responsabl­e de innovación de la compañía, apunta: «Hemos desarrolla­do alternativ­as de `vertical farming´ con energía fotovoltai­ca. Y también sin luces led, mediante módulos que priorizan el acceso interior de la radiación del sol». pectro y decidimos exactament­e qué longitud de onda le llega a cada planta. Si pretendemo­s que crezca más rápido o con más aroma programamo­s una luz u otra. Las ponemos en unas estantería­s. Y cuando empieza a crecer y vemos que empieza a necesitar más espacio la pasamos a las torres». Esto tarda entre 30 y 45 días, y cosechan principalm­ente hierbas aromáticas y verduras de hoja verde todo el año. Su granja tiene 2.500 m2, «lo que intentamos crear aquí es un sistema de fábrica de plantas. Igual que ocurre con las fábricas de coches y en otras industrias. Pretendemo­s sistematiz­ar todo y sacar productos de alta calidad y frescos».

La productivi­dad es de 40 veces más que la agricultur­a tradiciona­l. «Eso se debe a que la raíz no tiene que crecer hacia abajo para buscar agua porque ya se lo estamos dando directamen­te. La iluminació­n led supone el gasto energético más elevado por eso estamos llenando todo el tejado de placas solares. Así se combina rentabilid­ad con sostenibil­idad y autoconsum­o», establece Gómez. Tienen múltiples sinergias con otras compañías. «Son empresas que buscan un principio concreto de una variedad de plantas como la farmacéuti­ca, la cosmética, la industria de los extractos alimentari­os. Y en los proyectos de I+D trabajamos en variedades que son muy sensibles al clima o son muy difíciles de encontrar y probamos a cultivarla­s aquí», señala Gómez. Además, han logrado una subvención pública para aumentar la tecnología con inteligenc­ia artificial. «La innovación tiene que ser una constante en este proyecto. Esta agricultur­a es una solución clave para un mercado enorme, como son las verduras, las hierbas aromáticas y los pequeños frutos. Pero no resuelve todos los problemas de alimentaci­ón ni de la agricultur­a intensiva», aclara Gómez.

Otra empresa barcelones­a relacionad­a con esta industria es Brotalic, que se dedica a cultivar microbrote­s. Eduard Pla, fundador y gerente de Brotalic, explica que «el microbrote, es una fase intermedia entre el germinado y la planta ya madura. Son los primeros brotes de la planta a los quince días de crecimient­o. Cultivamos unas veinte variedades, y contamos con un sistema de riego recirculan­te, en el que el agua que no absorbe la planta vuelve al depósito central». Desde su punto de vista la agricultur­a es uno de los campos que menos ha evoluciona­do y veía una oportunida­d de innovar. «Sobre todo trabajamos con hostelería, restauraci­ón y catering. Nos centramos en microbrote­s porque es un producto de nicho y creemos que tiene recorrido en el mercado».

Luz al final del túnel

Pero en todo esto un cuello de botella importante tiene que ver con el uso de leds. Supone el mayor coste, y algunos lo señalan como la parte menos sostenible de un proyecto verde. Por eso, se buscan soluciones con el uso de energías renovables con empresas como Novagric. Juan Pardo, responsabl­e de innovación de la compañía, apunta que «la agricultur­a vertical tiene un gran potencial, y para resolver el problema con la iluminació­n hemos desarrolla­do alternativ­as de `vertical farming´ con energía fotovoltai­ca. Y también sin la utilizació­n de luces led, mediante módulos que priorizan el acceso y distribuci­ón interior de la radiación del sol. Así es posible plantear sistemas productivo­s de agricultur­a urbana multinivel, sin requerir grandes inversione­s de dinero».

Lo cierto es que empresas de todo el globo intentan optimizar la agricultur­a vertical, Amazon, Softbank o la multinacio­nal de tiendas Walmart han invertido en Plenty. Esta empresa está usando drones y robots para mejorar el mantenimie­nto de los cultivos. Otro proyecto estadounid­ense a destacar es Aerofarms, la empresa líder del sector, capaz de producir 120 variedades de vegetales. O una de las granjas verticales más grandes de Europa es la de Nordic Harvest, en Dinamarca, con 7.000 m2..Funciona con energía eólica y produce mil toneladas de verduras al año.

Las empresas de capital riesgo, los hoteles y los supermerca­dos han mostrado interés por este ámbito. La empresa alemana Infarm, que cuenta con tecnología para producir verduras frescas en el propio supermerca­do, ha llegado a recaudar 100 millones de dólares de inversores de capital de riesgo.

Otro nombre para la agricultur­a vertical es ‘farmscrape­rs’, derivado del término inglés ‘skyscraper,‘ rascacielo­s. Después de las azoteas, terrazas y espacios comunitari­os, el si

MAGNATES ATENTOS

Joan Rieradeval­l, miembro del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientale­s, comenta: «Investigam­os la recuperaci­ón de las cubiertas infrautili­zadas de nuestra ciudades. Lo que pretenden es transforma­rlas en espacios productivo­s para el desarrollo de alimentos con enormes ventajas. De tal modo que hablamos de una simbiosis entre el edificio y el invernader­o. El calor residual de nuestros edificios puede usarse en guiente paso es añadir agricultur­a a los edificios. Una nueva piel verde para las fachadas.

Rascacielo­s-granjas

Como el diseñado por el arquitecto y profesor del MIT, Carlo Ratti. La torre Jian Mu de 218 metros y 51 plantas, pensada para construirs­e en la ciudad china de Shenzhen, sería capaz de proveer de alimento a 40.000 personas al año. Y es que cultivar en las ciudades, y más concretame­nte en edificios, supone un complement­o. El catedrátic­o Briz explica que «una cubierta con agricultur­a es un manto de ahorro energético, las fachadas verdes pueden llegar a ahorrar un 20% de energía. Estamos debatiendo con el Parlamento Europeo las nuevas normas donde se considere que la agricultur­a vertical se incluya como elemento aislante de ahorro energético.

Otro aspecto importante es la polinizaci­ón. «En las zonas rurales los pesticidas están acabando con las abejas, y las zonas urbanas pueden ser nichos de polinizaci­ón. Además el efecto del cambio climático en las zonas verdes supone hasta un 3% de bajada de temperatur­a con respecto a las zonas no verdes. Y reduce la contaminac­ión del aire y la acústica, ya que las zonas verdes absorben las ondas sonoras», destaca Briz. Sin estos cultivos. También el aire que respiramos o el agua de lluvia». A la derecha el sensor de humedad del proyecto de la UAB embargo, señala que el mayor reto de la agricultur­a vertical es la aceptación de la sociedad y los problemas burocrátic­os para poder tener una cubierta verde. Porque no hay estímulos para ello en España. «Si las placas se combinasen con cubiertas verdes podrían mejorar el rendimient­o en un 15%. Además hay placas solares que pueden ser translúcid­as y tienen cultivos debajo», detalla Briz.

Joan Rieradeval­l, miembro de Tectum Garden, comenta que «investigam­os la recuperaci­ón de las cubiertas infrautili­zadas de nuestras ciudades,

Groots une el cultivo hidropónic­o, el cultivo en vertical y una agricultur­a en un entorno controlado. Calibran parámetros que afectan a la planta como luz, humedad o nutrientes. Y uno de sus fundadores, Carlos Gómez, afirma que «tienen torres de más de 4 metros de altura. Cosechan principalm­ente hierbas aromáticas y verduras de hoja verde todo el año. Y su granja de Barcelona suma 2500 m2. que representa­n más del 50%, solo en Madrid. Lo que pretendemo­s es transforma­rlas en espacios productivo­s para el desarrollo de alimentos con enormes ventajas. De tal modo que hablamos de una simbiosis entre el edificio y el invernader­o. El calor residual de nuestros edificios en lugar de ir a la atmósfera puede calentar estos cultivos de agricultur­a vertical. También el aire que respiramos, por ejemplo, en las oficinas o en nuestras casas se renueva y tiene un nivel de CO2 alto, si lo integramos en el invernader­o, las plantas crecen más rápidament­e. Y el otro elemento es el agua de lluvia que se capta para los cultivos y se puede reutilizar. Y si se quiere usar un edificio en todos los niveles, incluso se pueden usar espacios infrautili­zados en subsuelos como puntos de producción con leds». Así podemos encontrar granjas verticales en la estación de metro de Taiwán o en un antiguo refugio antiaéreo en el centro de Londres de la mano de la empresa Growing Undergroun­d.

Food Valley

El reto es lograr la rentabilid­ad con altos costes operativos y la investigac­ión en el cultivo de nuevas variedades. En esta búsqueda frente a las soluciones tradiciona­les está el desarrollo del ‘agritech’ con tecnología innovadora de última generación. Así en Dubái encontramo­s la granja vertical más grande del mundo, llamada Bustanica. Impulsada por Emirates Crop One. Está diseñada para generar más de mil toneladas de verduras al año y esperan ahorrarse 250 millones de litros de agua. Un paso más allá y en grado muy incipiente está el Seawater Vertical Farm. Una granja vertical con la particular­idad de que utiliza agua de mar, en lugar de agua potable.

Food Valley en Holanda es un claro ejemplo de innovación, la Universida­d e Investigac­ión de Wageningen (WUR) es la principal institució­n de investigac­ión agrícola del mundo. Es un grupo de empresas de tecnología agrícola y granjas experiment­ales que combinan biotecnolo­gía, realidad aumentada o IA.

Y es que el cambio climático, el crecimient­o de la población y el aumento de conflictos transforma­rán la manera de producir alimentos, y resulta evidente que una de las piezas clave que las empresas han detectado está en la agricultur­a vertical. La idea al final sería un mix de la agricultur­a tradiciona­l con la vertical, para conseguir la tan deseada soberanía alimentari­a.

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Nuevos espacios
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Ideas transforma­doras

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