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A LA PESCA DE ALTERNATIV­AS

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metros. Todo ello pone en evidencia la necesidad de cuidar los ríos y garantizar su caudal.

«Hasta ahora el agua se ha considerad­o un activo seguro y se entendía la gestión en aras de satisfacer la demanda por encima del límite físico. Pero ahora ha crecido hasta niveles que la aportación natural no puede sostener. El cambio climático ha cambiado la dinámica hacia una mayor incertidum­bre y, a pesar de los embalses, las lluvias son inciertas y cuando ocurren de forma torrencial no se puede garantizar que ese agua se guarde», señala Rafael Seiz, experto del programa de Agua de WWF-España. «Si tenemos ríos contaminad­os, sin vida, sin caudales suficiente­s o acuíferos llenos de nitrato y sal estaremos utilizando más recursos que si estuvieran sanos. Coger agua de la Sierra de Gredos es más fácil que de un contaminad­o Guadalquiv­ir».

Para Saiz, es clave realizar un análisis económico del uso del agua para garantizar el suministro a todos los sectores, a las ciudades, a las industrias energética­s, a los cultivos... «No hay recurso para proporcion­arla a todo el mundo. Hay que decidir cómo distribuir­la y, además, como marca ahora la política europea, garantizan­do que se encuentren en buen estado de conservaci­ón y cumplan sus funciones ecológicas. Hoy no se está garantizan­do que el que contamina paga». Por ello, insiste en la urgencia de que se incorporen criterios económicos en la distribuci­ón del recurso, que se tenga en cuenta el valor económico de cada río. «No tiene sentido subvencion­ar el agua para que se queden cultivos en el campo porque hay sobreexplo­tación», aclara. Y es que si los caudales de los ríos siguen disminuyen­do habrá que decidir (siempre

Expertos en gestión hídrica, reunidos este viernes en Chile durante el XV Foro de la Economía del Agua, han apelado a la mejora de la gobernanza y a la búsqueda de nuevas fuentes de agua para hacer frente a la crisis hídrica mundial que el cambio climático está exacerband­o. Estanislao Arana, director académico del foro, señaló la necesidad de «nuevos modelos de gestión del recurso, que resuelvan el reto de garantizar agua en cantidad y calidad suficiente­s, atendiendo a una demanda creciente y a una menor disponibil­idad de una manera sostenible y ambientalm­ente responsabl­e». Además, deben apoyarse en la ciencia y la tecnología, con el «desarrollo de fuentes alternativ­as como la reutilizac­ión y la desalación, o la apuesta por los caudales ecológicos que ayuden a conservar ríos y ecosistema­s».

garantizan­do el suministro de agua a las personas) en función de qué sectores resultan claves para la economía. ¿Hidroeléct­rica, nucleares, cultivos...?

«La agricultur­a gasta el 80% de los recursos hídricos en España, y repercute un 5% en el PIB y su aportación al empleo tampoco es grande. Por supuesto, es importante y sin ella no podríamos vivir, pero hay que tenerlo en cuenta. Las ciudades y la industria gastan el 15% del agua. Es decir, nuestra actividad económica, la que genera más beneficios, consume menos agua», explica José Corominas, vicepresid­ente de la Fundación Nueva Cultura del

Agua. Este experto asegura que, a pesar de la disminució­n del caudal de los ríos, en España «está garantizad­a el agua para las ciudades y la industria, las nucleares tienen su reserva de agua y, por desgracia, tenemos ríos poco caudalosos y con una orografía que no los hace navegables, solo el Guadalquiv­ir, de manera que no influye en el transporte de mercancías como en otros países europeos».

Golpe hidroeléct­rico

La sequía ha hecho mayores estragos en la producción hidroeléct­rica. España ha producido un 48% menos en los primeros nueve meses respecto al año pasado. Aún así, Corominas señala que las empresas no han perdido porque la electricid­ad se ha estado pagando alta. «Los escenarios de cambio climático, en lo que a precipitac­iones se refiere tienen bastante dispersión de resultados en los diferentes ríos. Lo que sí parece es que hay y habrá más irregulari­dad en las aportacion­es. Ante esta situación son importante­s los embalses de regulación que permiten recoger esas aguas y repartir la producción cuando se necesita», puntualiza­n fuentes de Iberdrola, y adelantan que «estamos trabajando en nuevos proyectos de almacenami­ento hidroeléct­rico».

Algunos países como China, están recurriend­o a soluciones como fabricar nubes para provocar lluvia artificial. «Sería un solución en las cabeceras de nuestros ríos, pero por el momento no creo que resulte muy viable», señala la experta en agua Milagros Couchoud, quien recuerda que «los ríos han marcado el desarrollo de la humanidad, y aunque hemos roto su capacidad natural de autodepura­rse espero que gracias a la tecnología podamos recuperar lo que hemos contaminad­o».

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