El horizonte de futuro de los minirreactores se agiganta
La versatilidad y el bajo coste de los SMR abren un universo de nuevas posibilidades en el que las empresas españolas empiezan a tomar posiciones
El futuro de la energía nuclear ya no se dibuja en las grandes centrales que conocemos, que cuestan inversiones millonarias y tardan algo más de una década en construirse, muchas veces provocando enfrentamientos políticos y el rechazo social de las poblaciones donde se ubican. Ahora se está abriendo camino una cuarta generación nuclear más versátil, con nuevas aplicaciones y posibilidades. Son los reactores modulares pequeños, o SMR, por sus siglás en inglés (Small Modular Reactors). Se pueden fabricar en serie reduciendo así costes y tiempo y tienen una potencia de hasta 300 MW frente a los 1.000- 1.500 de una gran planta nuclear.
«Necesitan menos superficie que una central y generan menor volumen y cantidad de residuos. El hecho de que sean modulares hace que no requieran unas características geológicas concretas para su construcción y no necesitan una fuente de agua refrigerante cercana como ocurre con las centrales actuales. Por tanto, tienen una ubicación flexible. Se realizan en fábrica y no ‘in situ’ como los reactores que conocemos y que se construyen a medida. Son más asequibles y muchas empresas pueden hacer estas inversiones. Por ejemplo, pueden interesar a industrias electrointensivas. Son rectores que permiten instalar más a medida que crecen las necesidades energéticas», explica Yolanda Moratilla, presidenta del Comité de Energía del Instituto de Ingeniería de España.
Canadá, EE.UU., Francia, Reino Unido... tienen proyectos en diferentes fases de desarrollo para conseguir sus primeros SMR. China ya ha conectado a la red eléctrica el primer reactor SMR terrestre en el mundo. Y Rusia ha puesto otro de muy baja potencia en funcionamiento en una barcaza consiguiendo así la primera central nuclear flotante del planeta. En ello se están embarcando grandes empresas como Westinghouse y General Electric– Hitachi; startups (Copenhagen Atomics y Seaborg Technologies) y grandes inversores (Warren Buffet y Bill Gates).
Se buscan diferentes tipos de SMR: o más seguros, o que puedan disminuir o aumentar la potencia cuando sea necesario, o incluso que puedan reutilizar combustible radiado. «Hasta ahora la energía nuclear era muy conservadora, no experimentaba y no tendía a probar. Sin embargo, se ha puesto a hacer novedades. Son líneas de investigación que están progresando», explica Javier Dies, presidente de la Ceiden (Plataforma Tecnológica de Energía Nuclear de Fisión). Como también se trabaja en un combustible tecnológicamente avanzado. «Hace que la central sea más segura y rentable, que funcione más tiempo sin parar. Ahora se carga uranio cada año y medio, este nuevo combustible podría permitir que fuera cada tres años», dice Dies.
Y a pesar de que el plan del Gobierno es cerrar nuestras centrales nucleares, la industria española no se quiere quedar atrás en la vanguardia de la tecnología nuclear. De hecho, a finales del año pasado se constituyó un grupo de trabajo en reactores nucleares modulares SMR dentro de la Ceiden. Está integrado por 21 entidades de la cadena de valor nuclear.
A nivel internacional
En la sesión de constitución del grupo se encontraban las universidades politécnicas de Madrid, Valencia y Cataluña, empresas eléctricas y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). El objetivo es empezar a marcar objetivos, líneas de actuación, opciones para optar a proyectos o para buscar financiación. «Hay proyectos europeos ya en marcha para desarrollar SMR y también grupos de trabajo en el Organismo Internacional de Energía Atómica. Todos cuentan con participación de instituciones, universidades o de empresas españolas. La empresa madrileña IDOM, por ejemplo, participa en la construcción de un reactor SMR en Canadá, no solo como ingeniería sino también como accionista», afirma Dies.
Nuestra industria nuclear es internacional. «Tenemos empresas que fabrican para el resto del mundo, mano de obra y conocimientos suficiente para no perder la oportunidad de los SMR», asegura Moratilla. Un buen punto de partida para coger buenas posiciones en la vanguardia nuclear.
VENTAJAS Estas infraestructuras necesitan menos superficie y generan menor volumen y cantidad de residuos