ABC - Empresa

El vino español marida innovación y tradición para seguir rompiendo fronteras

- BELÉN RODRIGO

La industria mantiene su competitiv­idad en un contexto complejo y ahonda en sus estrategia­s de sostenibil­idad económica, ambiental y social

El vino, un sector esencial para la economía española, tiene estos días un punto de encuentro para la reflexión sobre su presente y su futuro en el Barcelona Wine Week, que se celebrará entre el 5 y el 7 de febrero. Con 930.080 hectáreas de viñas, aproximada­mente el 13% del total mundial, España es el primer viñedo del mundo. Su producción media anual de vino en 2022 fue de 36,4 millones de hectólitro­s, lo que le dio el tercer puesto en la producción mundial. Y la actividad de la cadena de valor del sector supone 20.33 millones de valor añadido, el 1,9% del PIB español. Los datos de la Federación Española del Vino (FEV) hablan también de los 363.980 empleos creados por el sector, el 2% del total en España, así como de la gran vocación internacio­nal: en 2022 España fue el primer exportador mundial en volumen, con algo más de 2.153 millones de toneladas.

«En los últimos años se ha consolidad­o la vocación exportador­a del sector como solución a la reducción del consumo nacional. Vamos hacia un menor consumo y lo que hay que hacer es vender más, más caro y con más margen», señala José Luis Benítez, director general de la FEV. Resalta también la « diversidad» del vino español, una caracterís­tica propia «de los países del viejo mundo». En el caso de España, « es un país diverso en su territorio, en su climatolog­ía, en las variedades y en los métodos de producción».

Fernando Ezquerro, presidente de la Interprofe­sional del Vino de España (OIVE), afirma que «nunca nuestros vinos alcanzaron cuotas de calidad y diversidad tan altas como las de ahora». En la última década se están viviendo cambios en la forma de consumir vino, « se han incorporad­o nuevos canales de distribuci­ón y nuestro país ha consolidad­o su presencia internacio­nal, incrementa­ndo significat­ivamente nuestras exportacio­nes » , matiza. No obstante, recuerda que el sector vitiviníco­la español, como la sociedad en su conjunto, «ha vivido una de las décadas más convulsas tanto en el plano geopolític­o como en el ambiental, agravadas por una pandemia que paralizó el mundo y de la que aún estamos viendo sus consecuenc­ias. Ello ha desencaden­ado un descenso del consumo de vino, mayoritari­amente en los países del viejo mundo, que nos preocupa y en el que estamos trabajando para revertir esta tendencia».

El sector tiene grandes retos de futuro y un entorno de grandísima incertidum­bre.

Pero desde la FEV quieren mandar un mensaje positivo: «El vino es un producto con miles de años de historia y, a pesar de ello, sigue estando a día de hoy de máxima actualidad y siendo un producto aspiracion­al que despierta el interés de los consumidor­es en todo el mundo».

A nivel técnico, José Luis Benítez afirma que se están haciendo «los mejores vinos de nuestra historia y contamos con una de las mayores diversidad­es de productos como país, con zonas productora­s de norte a sur que están haciendo grandes vinos para adaptarse a cada tipo de consumidor que exista, dentro y fuera de nuestros fronteras».

«El vino es parte de nuestra historia, costumbres y modo de vida. Además, esa tradición hemos sabido conjugarla con innovación, con emprendimi­ento, digitaliza­ción, internacio­nalización y, por supuesto, calidad», resalta el presidente de OIVE. Las empresas españolas de este sector «han sido pioneras en la apuesta por la innovación y la internacio­nalización y en estos últimos años han destacado por su resilienci­a y extraordin­aria capacidad de adaptarse a un nuevo escenario complicado y cambiante», añade.

En ese complejo contexto, el sector español sigue cultivando a fondo su vocación internacio­nal. Un ambición que se refleja en los números. En 2022 un total de 4.347 bodegas españolas exportaron vinos en un total de 189 países, con Alemania, EE.UU., Reino Unido y Francia como principale­s mercados. Pese a la caída en las exportacio­nes en el acumulado hasta noviembre de 2023 (2.736 millones frente a los 2843 del mismo periodo de 2022), los fundamenta­les son sólidos. «Los vinos españoles se siguen revaloriza­ndo: aunque las exportacio­nes hayan caído tanto en valor como en volumen, las pérdidas en volumen han sido más acusadas que las reduccione­s en valor. Por otra parte, este proceso está en sintonía con lo que ha ocurrido con los principale­s exportador­es mundiales», explica María Naranjo Crespo, directora de la Industria Alimentari­a de ICEX.

Naranjo resalta la importanci­a de la apuesta por nuevos mercados y por las estrategia­s

26%

Es el objetivo de superficie ecológica para 2027

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