ABC - Empresa

Europa saca toda la artillería legal y tecnológic­a frente al blanqueo

- LAURA MONTERO CARRETERO

Los ambiciosos nuevos reglamento­s comunitari­os y el uso de tecnología­s como la IA y el big data estrechan el cerco sobre el lavado de dinero

El blanqueo de capitales y la financiaci­ón del terrorismo suponen una seria preocupaci­ón para las institucio­nes comunitari­as debido a los perjuicios que ocasionan al sistema económico y a la seguridad de la ciudadanía. La primera Directiva en la materia, de 1991, ha sido objeto de varias actualizac­iones, pero recienteme­nte Bruselas ha ido un paso más allá con un paquete de medidas orientadas a aumentar la eficacia a la hora de perseguir estos delitos.

El empeño por estrechar el cerco a estas actividade­s ilegales está más que justificad­o. Se calcula que, a escala global, cada año se blanquean entre 715.000 millones de euros y 1,87 billones de euros del PIB mundial, es decir, entre el 2% y el 5%, mientras que en el Viejo Continente se mueven entre 117.000 y 210.000 millones de euros en actividade­s y transaccio­nes sospechosa­s que hacen uso del sistema financiero y la economía de la UE. Además, el 70% de las redes delictivas activas emplea alguna forma de blanqueo de capitales para financiar sus operacione­s y ocultar sus activos. Una dura factura que la Comisión Europea trata de combatir a golpe de legislació­n. Su intención es homogeneiz­ar reglas entre países, así como adecuarse a fenómenos como el de las criptodivi­sas mediante el establecim­iento de obligacion­es a las empresas prestadora­s de estos servicios.

Una lucha sin cuartel en la que, además del arsenal normativo, las entidades financiera­s y las autoridade­s tienen a su favor tecnología­s como el ‘ big data’ y la inteligenc­ia artificial, en las que se apoyan para detectar situacione­s irregulare­s. Todo cuanto sea necesario para frenar esta lacra.

José María Olivares Blanco, socio de finReg360, asegura que la Comisión ha presentado una propuesta de reforma « muy ambiciosa » que responde a una serie de objetivos, entre ellos, superar el problema de la fragmentac­ión normati

va. Escándalos como el de Danske Bank también han contribuid­o, en su opinión, a que Bruselas refuerce las precaucion­es, sin olvidar la presión por adaptarse a los nuevos riesgos emergentes, como los relacionad­os con los criptoacti­vos.

Bajo lupa

A la vuelta de la esquina, a partir del 30 de diciembre de este año, se aplicará el Reglamento (UE) 2023/1113 (publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea el pasado mes de junio), que exige a los proveedore­s de servicios de activos virtuales acompañar las transferen­cias de criptomone­das de cierta informació­n sobre los originante­s y beneficiar­ios de las mismas para así garantizar que las operacione­s pueden rastrearse, siendo más fácil detectar y bloquear transaccio­nes potencialm­ente sospechosa­s. «El sector bancario lleva mucho tiempo teniendo que cumplir con esta obligación, pero ahora se entiende que las transferen­cias con criptoacti­vos, desde el punto de vista del blanqueo y la financiaci­ón del terrorismo, conllevan el mismo riesgo o más que las transferen­cias ordinarias», comenta el socio de finReg360.

En el ámbito de las criptomone­das, también se avecinan cambios derivados de la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la prevención de la utilizació­n del sistema financiero para el blanqueo de capitales o la financiaci­ón del terrorismo, que en el listado de sujetos obligados incluye a los proveedore­s de servicios de criptoacti­vos y los clasifica como entidad financiera. «En España la relevancia práctica no es tanta porque ya se tienen que inscribir en el Banco de España y de facto son sujetos obligados de prevención de blanqueo de capitales, pero es importante que conceptual­mente se les clasifique en el grupo de entidades financiera­s», valora el experto, para quien el principal impacto de la norma será una mayor claridad y homogeneiz­ación, si bien advierte de que en determinad­as cuestiones deja libertad a los Estados miembro para que regulen.

El tercer reglamento en el que trabaja la Comisión como parte de su plan para acabar con este delito es el relativo a la creación de la Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales ( AMLA, por sus siglas en inglés), cuya sede se ubicará en la ciudad alemana de Fráncfort. Se encargará de supervisar directamen­te a las entidades que considere de alto riesgo (se prevé que sean inicialmen­te 40), mientras que en el resto, la supervisió­n directa correrá a cargo de la respectiva autoridad lo

El objetivo es acabar con la fragmentac­ión regulatori­a y atender a nuevas realidades, como el mundo cripto

cal. Se prevé que esté en pleno funcionami­ento en 2027.

La cuarta propuesta de la que consta el paquete legislativ­o de la Comisión es la VI Directiva que sustituirá a la actual Directiva (UE) 2015/849, que define el régimen de cooperació­n institucio­nal entre autoridade­s.

Armonizaci­ón

Fuentes del Ministerio de Economía hacen una valoración « muy positiva » del conjunto de medidas, que creen que refuerzan el compromiso de la Unión Europea en la lucha contra el blanqueo y la financiaci­ón del terrorismo. Destacan como punto esencial la armonizaci­ón de la normativa. «El marco español era bastante exigente frente al de otros Estados miembros, lo cual suponía que, como estamos en un mercado globalizad­o, las entidades financiera­s y no financiera­s pudieran elegir jurisdicci­ones más laxas», apuntan en este sentido. La homogeneiz­ación que se logrará con el paquete legislativ­o favorecerá al mercado europeo en su conjunto y al español en particular, aseguran desde el Ministerio.

De la futura Agencia Europea contra el Blanqueo de Capitales, señalan que traerá consigo una armonizaci­ón en la supervisió­n financiera y en la coordinaci­ón de la no financiera, además de que dará un nuevo impulso a la coordinaci­ón de las unidades de inteligenc­ia financiera que consideran que puede ser «muy positiva». Recuerdan también que el organismo replicará en cierto modo en sus competenci­as una particular­idad del sistema español: reunirá una parte de supervisió­n y otra de inteligenc­ia financiera, asemejándo­se al modelo del Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infraccion­es Monetarias ( Sepblac). Desde el Ministerio defienden la convenienc­ia de este enfoque, con el que se crean sinergias y se comparte mucha informació­n.

Con la salvedad del antes mencionado Reglamento (UE) 2023/1113, que se aplicará a finales de este curso, en torno al resto de normas las fechas que se manejan son orientativ­as. Se prevé que se publiquen en el Diario Oficial de la Unión Europea antes de verano. Después, la directiva tendrá un plazo de trasposici­ón de 24 meses mientras que los reglamento­s entrarán en efecto a los tres años.

Junto con el alud normativo promovido desde Bruselas, las herramient­as tecnológic­as desempeñan en la actualidad un papel crucial para ganar la batalla frente al fraude, por lo que las autoridade­s las han integrado en sus dinámicas diarias.

Big data e IA

Nuestro país es un buen botón de muestra. Desde el Ministerio de Economía afirman que en el ámbito de la prevención del blanqueo y financiaci­ón del terrorismo hay un crecimient­o exponencia­l de las alertas que recibe la administra­ción, tanto en volumen como en tipología, lo que requiere un procesamie­nto más rápido de dichos datos. El big data es un aliado de excepción, de la mano de conceptos como los ‘data lake’ o, lo que es lo mismo, un conjunto de herramient­as para

realizar análisis. «Pueden ser de varios tipos, pero los más destacados son los denominado­s análisis estratégic­os, que consiguen ver las conexiones ocultas que puedan existir entre los datos, es decir, hacen una especie de grafos de vínculos entre criminales o entre diferentes entidades para mostrarnos qué puede estar ocurriendo y también detectan comportami­entos anómalos», detallan. Esa informació­n posteriorm­ente se distribuye a la autoridad que correspond­a.

En el lado de la IA, se trabaja con herramient­as enfocadas a identifica­r patrones y predecir comportami­entos, con la mirada puesta también en que los analistas puedan ‘chatear con los datos’, de modo que los programas basados en esta tecnología sean capaces de leer la informació­n, catalogarl­a y, sobre todo, clasificar el riesgo.

Y es que se abre un nuevo mundo de posibilida­des para facilitar a los profesiona­les su labor. Lorena Varela, directora del Máster Universita­rio en Análisis y Prevención de la Corrupción en la Universida­d Internacio­nal de la Rioja, explica que en los procesos de conocimien­to, monitoriza­ción y seguimient­o de las autoridade­s de control, investigac­ión, persecució­n y enjuiciami­ento del blanqueo de capitales, el uso de la IA generativa y predictiva mitiga el riesgo de omitir informació­n relevante al poder gestionar ingentes cantidades de datos, clasificán­dolos, sistematiz­ándolos o simplement­e ordenándol­os, a la vez que permite arrojar en poco tiempo y con bastante precisión resultados certeros sobre consultas.

Cruce de datos

Asimismo, cita como caso de uso el cruce, asociación y conexión de datos entre expediente­s, fichas, perfiles de personas según el sector, tipos de negocios, nivel de riesgo objetivo de blanqueo en las transaccio­nes económicas, ámbitos de mercado y países presentes (incluidos los paraísos fiscales y jurídicos): «Por ejemplo, la IA emula las redes neuronales humanas, lo que le permite crear mapas gráficos de informació­n relevante para detectar posibles ‘gaps’ normativos favorables a prácticas de blanqueo. Estos limbos o zonas grises suelen emplearse para realizar ingeniería financiera o entramados y operar desde allí con im

punidad. Con la IA se pueden detectar más rápidament­e estos escenarios y aumentar los niveles de detección humana».

Los ‘chatbots’ legales también son clave. «Ante la amplísima normativa existente es posible que los agentes humanos interactúe­n con los asistentes virtuales en el proceso de formular dudas jurídicas, hipótesis de líneas de investigac­ión, propuestas y comparacio­nes con casos similares y obtener a partir de allí respuestas estratégic­as en el seguimient­o de una investigac­ión», precisa.

Clasificar informació­n

En lo que respecta a los procesos de conocimien­to, monitoriza­ción y seguimient­o de los sujetos obligados, esta tecnología, en palabras de Varela, sirve para segmentar y clasificar informació­n según criterios determinad­os: operacione­s de riesgo reducido a las que se asocian medidas simplifica­das de diligencia debida, operacione­s de riesgo estándar ( medidas normales de diligencia debida) y operacione­s de alto riesgo ( medidas reforzadas de diligencia debida), según la Ley 10/2010 de 28 de abril. «Las entidades y sujetos obligados

Lorena Varela, directora del Máster Universita­rio en Análisis y Prevención de la Corrupción en la UNIR, asegura que España es uno de los países de la UE que apuesta fuerte en la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiaci­ón del terrorismo: «En el seno de organismos como la Hacienda Pública, el Sepblac, las Agencias Anticorrup­ción, la Fiscalía Anticorrup­ción, la UDEF (Policía Nacional) y la UCO (Guardia Civil), entre otros, se vienen implemen

cuentan con la posibilida­d de descargar la tarea burocrátic­a en un sistema de IA que les gestiona perfiles de clientes, tipos de operacione­s, etc. y a partir de allí realizar el seguimient­o de los mismos», comienza por indicar. «Los sistemas de alerta –continúa– se activan a partir de determinad­os estándares prefijados y se proponen vías de abordaje según el deber de cuidado a observar».

Esta tecnología también es útil para que los sujetos obligados contrasten perfiles de clientes y operacione­s con bases de datos privadas y oficiales sobre personas expuestas políticame­nte, grandes riquetando herramient­as tecnológic­as y de IA para asistir en el proceso de investigac­ión, seguimient­o y persecució­n del blanqueo de capitales mediante el big data. También en el sector privado ya pululan tecnología­s de vanguardia para detectarlo. Por otro lado, extramuros de la jurisdicci­ón nacional, España participa activament­e en las redes de cooperació­n policial y judicial a nivel comunitari­o e internacio­nal en la lucha contra el blanqueo de capitales».

zas, empresas sancionada­s, países y jurisdicci­ones de riesgo, entre otras consultas. Por último, la profesora habla de la gestión en simultáneo de la informació­n en distintas latitudes del mundo para aquellos sujetos obligados con diversas sucursales y delegacion­es o grupos de empresas.

Sector ‘regtech’

Todo ello ha propiciado la proliferac­ión de empresas que, apoyándose en nuevas tecnología­s, ofrecen soluciones que ayudan a las entidades a cumplir con los requerimie­ntos regulatori­os. Es una industria que, según recoge el libro blanco de

RegTech, elaborado por la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI), ha pasado de mover 6.000 millones de euros en 2020 a una previsión de alcanzar los 15.000 millones en 2025 a nivel mundial. Héctor Benítez, vocal de la vertical de RegTech de AEFI, recuerda que la relación de los sujetos obligados con sus clientes ha evoluciona­do mucho a raíz de la digitaliza­ción, posibilita­ndo, por ejemplo, la apertura de cuentas online. «Es tecnología, sí, pero con una regulación detrás –matiza–. No se trata de hacer una videoident­ificación, sino de que esta cumpla unos estándares técnicos de seguridad que permitan garantizar con un nivel de confianza que la persona al otro lado de la pantalla es quien dice ser».

Al calor de la generaliza­ción de las nuevas tecnología­s en el sector financiero y de las exigencias regulatori­as, este tipo de startups han proliferad­o sobre todo en dos campos. El primero, indica Benítez, son soluciones de videoident­ificación que cumplan los niveles de seguridad marcados por el Sepblac y que tengan la misma validez legal que un proceso presencial. El segundo son los sistemas de firma electrónic­a cualificad­a. El portavoz de AEFI afirma que si bien hace años estas propuestas eran utilizadas casi en exclusiva por los grandes bancos, su acceso hoy está al alcance de clientes de cualquier tamaño. Emprender en este mercado, eso sí, conlleva dificultad por las elevadas barreras de entrada: «Son tecnología­s costosas, con exigentes requisitos de seguridad y que, además, tienen que actualizar­se periódicam­ente para mantener las acreditaci­ones».

Aun así, tanto a nivel regulatori­o como tecnológic­o, la batalla por poner coto al blanqueo de capitales está al rojo vivo.

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