EN BUSCA DEL CÍRCULO VIRTUOSO

L A nueva edición del Especial de I+D+i en Andalucía de ABC es una ventana a la realidad de los investigadores y las empresas andaluzas, donde se están generando algunas de las iniciativas más vanguardistas de España en sectores como la agricultura, el turismo, la aeronáutica o las energías renovables. En casi todos los proyectos que se reflejan en esta publicación hay una feliz concurrencia entre emprendedores que tienen una idea y arriesgan su capital y centros que ayudan en las políticas de transferencia (como la Corporación Tecnológica de Andalucía, consolidada tras diez años de historia, o la meritoria Asociación de Investigación Industrial y Cooperación Industrial de la Escuela de Ingenieros de Sevilla). Estos, a su vez, se apoyan en los equipos de la Universidad, que orientan así sus necesidades al ámbito privado. ¿Qué queda por hacer? Si innovar es «mudar o alterar algo, introduciendo novedades» (según la RAE), lo que se necesita es precisamente más de ese «algo». Es decir, mayor número de empresas en todos sectores que demanden más innovación. Andalucía parte todavía de una situación de desventaja cuando se miden parámetros de inversión en I+D+i en términos relativos con el resto de España. Esto se debe a que en el conjunto del país hay en torno a 5.000 compañías cuya facturación supera los 40 millones de euros y, de ellas, apenas el 5% tienen su sede en nuestra comunidad autónoma. Si este porcentaje se pone en relación con la población (el 18% de los españoles viven en Andalucía), la conclusión es que la región aporta casi tres veces menos que la media nacional. Todas las políticas de I+D+i deben orientarse a respaldar el crecimiento del tejido productivo y éste, a su vez, hará crecer la inversión en innovación. Ese es el círculo virtuoso.