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Antonio Ramírez de Arellano, consejero de Economía y Conocimiento _
La necesidad de transferir el conocimiento al tejido productivo a través de la innovación es el eje y el reto de su Departamento
E stá convencido de que la innovación reportará a Andalucía empleo de más y mejor calidad y que las inversiones en distintos ámbitos deben conectarse para hacer una sociedad más competitiva y sostenible. —Afirma que la innovación es el elemento de conjunción entre Economía y Conocimiento. ¿Es ese el reto que se ha marcado? —El encargo que tengo es convertir en realidad un proyecto que lleva siendo objetivo de los gobiernos andaluz y nacional en los últimos años. Y que no es otro que todas las inversiones que se han hecho en los distintos ámbitos se conecten para que la sociedad sea más competitiva e innovadora, que es lo que se requiere hoy en el mundo para hacer una economía sostenible. — La innovación suele ser el apellido del I+D y usted lo pone como pilar de la política de su Consejería. ¿Cómo hacerlo de forma transversal? —Como Administración tenemos la obligación de generar condiciones para tener un tejido investigador potente. También hay que tener un tejido empresarial que demande la innovación para ser competitivos. La idea es conectar ambos. Y ¿cómo se consigue? Pues haciendo que los sectores claves sean tractores de la I+D a través de la innovación. Que el conocimiento que se genere se traduzca en productos competitivos. — ¿A qué sectores se refiere? —En el ámbito público son destacables el sanitario, educativo y medioambiental. También tiene una fuerte acción tractora y de internacionalización la agroalimentación, la aeronáutica y el turismo, sin olvidar los sectores emergentes como las TICs y las smart cities. —La necesidad de transferir el conocimiento al tejido productivo es una idea ya perseguida desde los gobiernos de Manuel Chaves. ¿Qué se ha hecho desde entonces? —Mucho. Este es un tema que no se solventa en una Legislatura y, si me apura, ni en una generación. Son muchos actores en juego. En Andalucía, la Universidad ha jugado un papel fundamental, pero también hay que tener un tejido empresarial consciente de la importancia que para su competitividad tiene la innovación. Ahí están las interfases entre unos y otros como son los centros y parques tec-