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Crece la iniciativa privada _
El único sector en el que la inversión en I+D ha crecido es el de las empresas, aunque en Andalucía aún es demasiado llamativo el peso público en materia de innovación
L os datos más recientes de I+D+i en Andalucía que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) no dejan lugar a dudas: el sector privado se está tomando en serio la innovación. Así, el gasto ejecutado en I+D+i por las empresas en Andalucía ascendió en 2013 (últimos datos conocidos) a 538,4 millones de euros, lo que supone un 0,7% más que en 2012. Algo similar ocurre con el personal dedicado a la innovación, que desciende en ámbitos como la administración o la enseñanza mientras que se incrementa cuando se habla de empresas. La explicación reside en que el tejido productivo ha encontrado un camino en las exportaciones de bienes y servicios y eso les obliga a ser innovador y apostar por la tecnología para distinguirse entre tanta competencia. Así lo considera Rafael Pampillón, profesor de Economía en el IE Business School y en la Universidad San Pablo CEU, quien considera que «ese modelo exportador (en los años de crisis España ha pasado de exportar el 23% de su PIB al 34%) requiere costes bajos y tecnología puntera».
Sin embargo, la mayor parte de la I+D+i sigue concentrándose en el sector público, sobre todo en Andalucía, donde la inversión en innovación de la Administración alcanza el 63% frente al 36% del sector privado, un desequilibrio que nada tiene que ver con la media nacional (donde la proporción es 50%/50%) o con otros países europeos, en los que el 70% de lo que se investiga procede de las empresas. « En un principio puede tener sentido que el sector público se encargue de un tipo de investigación básica que no está únicamente encaminada a buscar resultados económicos y vendibles, pero a veces ocurre que lo que se investiga en universidades, hospitales o institutos públicos de I+D no es útil en la práctica, porque falta una figura que lo conecte con la realidad y con las necesidades del mercado», indica Pampillón. En esa línea, la transferencia de resultados de la I+ D pública es muy reducida, cuando el tejido productivo invita justamente a lo contrario. «En Andalucía el 95% de las empresas son pequeñas y medianas y no invierten en innovación, con lo que sería de gran utilidad que todo lo que se investiga desde la administración pudiera orientarse a las necesidades que éstas tienen » , añade el experto. « Los investigadores de los centros públicos, sin embargo, se han instalado cómodamente sin necesidad de que su tra-
Mejoría ANDALUCÍA RECUPERA LA QUINTA POSICIÓN EN GASTO EN I+D SOBRE EL PIB REGIONAL
bajo sea vendible en el mercado».
Ante este panorama, Rafael Pampillón considera necesaria la creación de incentivos para estimular la faceta práctica de la I+D pública. «Habría que vincular una parte variable del presupuesto destinado a este fin al interés que tengan esos trabajos en el mercado», apunta.
En el buen camino
A pesar de lo expuesto, la tendencia de los últimos años revela un ligero acercamiento entre universidad y empresa, como revela la evaluación que el Instituto de Estudios Sociales Avanzados del CSIC ha realizado del anterior Plan Andaluz de Investigación (PAIDI). De hecho, ya más de la mitad de los grupos de investigación afirma haber participado al menos en una actividad de transferencia, sobre todo asesoramiento ( 38%), proyectos contratados (34%) y proyectos cooperativos con financiación pública (30%). Por parte de la empresa, un 50% de ellas manifiesta haber tenido relación con las universidades y centros públicos en materia de innovación.
En el apartado de la producción científica, la evaluación del CSIC también destaca que la creación de artículos científicos ha crecido en estos años, hasta el punto que las universidades andaluzas son las que más aportan (un 66,3% del total en datos de 2012). De igual