ESPADAS Y DUELOS

Espadas se convirtió en alcalde de Sevilla en junio fruto de la misma carambola que dejó a Zoido sin la vara de la que tanto presumía cuando sumó veinte concejales. Pero Espadas, como les pasa a todos los regidores que miran con el rabillo del ojo las siguientes citas electorales de su partido, empezó a gobernar con el freno echado, no se le fuera a embalar el bólido y rechinaran los neumáticos sobre el pavimento, con lo molesto que es el ruido en los oídos de los electores. Así que lo que nos ha quedado es un año a medias, quizá porque las municipales marcaron el relevo en la Alcaldía justo a mediados de junio, antes de que las vacaciones marcaran implacables su calendario. A medias se ha quedado la zona franca, salvada in extremis mediante un acuerdo con el Ministerio de Hacienda para vallar la zona donde ya están asentadas las empresas, y a medias se ha quedado el rascacielos de la Cartuja: inaugurado pero sin inquilinos por el momento.

Menos mal que tuvimos una Semana Santa completa con visita del Rey incluida, que quedará para los anales, y una Feria que cada año empieza antes... y antes termina por mucho que se empeñe la autoridad competente, que viene a ser la misma que los últimos tres decenios, por lo menos. Y fue un año de duelos, no a Espadas, que ese ya se resolvió cuando tocaba, el último domingo de mayo, sino de lutos y llantos. De todas ellas, la que más impactó, la del avión militar de transporte A400M cuyo vuelo de pruebas acabó en tragedia con la pérdida de cuatro vidas humanas, cuatro héroes que hicieron lo que tenían que hacer para evitar una tragedia aun mayor. La crónica negra del año que se va fue pródiga en sucesos luctuosos, que tiñeron con lágrimas zaínas el recuento de los días de este 2015 que ahora se va con su carga de dolor a cuestas. La canonización de la segunda santa de las queridas hermanas de la Cruz puso el contrapunto de un año de duelos y Espadas.