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Los maestros del arte sevillano, en el otoño cultural
Sevilla acoge estos meses dos grandes citas con el arte: «Velázquez. Murillo. Sevilla», en la Fundación Focus; y «Luis Gordillo. Confesión general», en el CAAC
Desde hace unos años, el otoño se está consolidando en Sevilla como una estación muy propicia para la cultura. En estos meses, las propuestas culturales se han sucedido desde el arranque de la Bienal de Flamenco el pasado mes de septiembre hasta la reciente celebración del Festival de Cine Europeo de Sevilla hace tan sólo unos días. De por medio, ha habido también momentos para el pop y el rock, en un Monkey Week que celebró su primera edición en la ciudad, y para la danza, la clásica cita del Mes de Danza.
Todo este despliegue de la programación de espectáculos, su- mada a la programación habitual de los teatros y espacios escénicos, se ha visto reforzado, en paralelo, por una oferta expositiva desconocida desde hacía años en la ciudad en estos meses de otoño y que se configura, además, alrededor de tres de los grandes artistas que ha dado Sevilla, cubriendo un arco temporal que va desde el Barroco a la actualidad: de un lado, Velázquez y
Murillo; y, de otro, Luis Gordillo. A los dos primeros dedica la Fundación Focus una exposición con préstamos de hasta once instituciones nacionales e internacionales con motivo del veinticinco aniversario de su traslado al
Hospital de los Venerables, uno de los grandes ejemplos de la arquitectura del siglo XVII en la ciudad y que es desde hace años un centro referencial en el estudio del Barroco.
«Velázquez. Murillo. Sevilla» es el título de esta exposición, cuyo comisario es el director de la National Gallery, Gabriele Fi
naldi, y que pretende mostrar, a través de 19 lienzos, las relaciones y afinidades entre los dos grandes pintores de la ciudad, formados con una generación de diferencia en una Sevilla abierta y culta. La muestra supone, además, el arranque del Año Murillo, que conmemora el IV centenario del nacimiento del pintor sevillano y que se celebrará en la ciudad con diversas exposiciones y un congreso internacional, entre otras actividades, a finales del próximo año.
Velázquez y Murillo fueron dos artistas del siglo XVII pertenecientes a distintas generaciones y del que no hay constancia documental de que llegaran a conocerse. El comisario de esta exposición, que recordó que nunca se había hecho una exposición confrontando a los dos artistas, cree que puede que llegaran a conocerse durante un viaje que realizó Murillo a Madrid, donde residía Velázquez, en 1658. Aunque de lo que está seguro es de que ambos conocían sus respectivas obras y tenían una «relación artística». En su opinión, Murillo pudo estudiar en su etapa de formación, los años treinta del siglo XVII, las pinturas que había de Velázquez en la ciudad; mientras que el segundo debió tener un gran interés en lo que hacía ese pintor que en los años cincuenta se había convertido en el más famoso de la ciudad.
Para mostrar esas afinidades entre estos dos artistas, un enfoque inédito hasta la fecha, Finaldi ha seleccionado nueve obras de Velázquez, datadas entre 1617 y 1656, y diez de Murillo, de entre 1645 y 1680. A través de ellas afloran esos puntos de encuentro entre ambos artistas propiciados por la ciudad de Sevilla, tanto en el desarrollo de un lenguaje naturalista como en el de los modelos iconográficos y el singular modo de abordar la pintura de género.
Con esa pretensión, las obras, algunas de ellas nunca vistas en Sevilla, se presentarán en parejas y tríos en la muestra. Un ejemplo de estas asociaciones, que destacó el propio Finaldi en la presentación de la exposición, es la representación de la iconografía de la Inmaculada, que en la muestra se resuelve con la comparación entre la realizada por Murillo, propiedad de Nelson Atkins Museum de Kansas City, y las dos seleccionadas de Velázquez, la de la National Gallery y la que posee la Fundación Focus, pintadas con sólo unos meses de diferencia.
Pero hay más ejemplos de paralelismos, como la pintura de los bodegones y de objetos, representada por «Niño espulgándose» , proveniente del Louvre, y «Tres muchachos» , de la Dulwich Picture Gallery, ambos de Murillo, y «Dos jóvenes a la mesa» , de Velázquez, de la colección Wellington y que por primera vez se muestra en España.
De este pintor se expone por primera vez en la ciudad durante la muestra, que cuenta con la colaboración de ABC, «La Infan
ta Margarita de blanco» , proveniente del Kunsthistorisches Museum de Viena; y la mencionada Inmaculada de la National Gallery. De Murillo, se pueden contemplar también por primera vez en Sevilla las «Santa Justa» y «Santa Rufina» , de la colección del Meadows Museum de Dallas, que dialogarán con la «Santa Rufina» que posee la Fundación Focus.
Junto a ellas, destacan también las obras recientemente restauradas por el Museo del Prado para la exposición, en la que colabora de forma especial, con el préstamo de hasta cinco piezas. Los dos lienzos restaurados por la pinacoteca nacional especialmente para la muestra son la «Adoración de los Reyes Magos» , de Velázquez; y la «Sagrada Familia del pajarito» , de Murillo, otras dos obras que comparten, como señaló el comisario una cierta forma de componer el cuadro y el sentimiento familiar que expresan. Ambas se suma a otra obra de Murillo recientemente restaurada: «San Pedro Penitente de los Venerables» , la última obra adquirida por la Fundación Focus para el Centro Velázquez.
Estas obras, sumadas a préstamos de diferentes museos inter- nacionales dan cuerpo a una exposición que abrió sus puertas el pasado 8 de noviembre y que permanecerá abierta hasta el próximo 28 de febrero, con obras maestras, como el autorretra
to de Murillo de la Frick Collection neoyorquina, que convierten a «Velázquez. Murillo y Sevilla» en una visita obligada.
Exposición en la Catedral de Sevilla
Los que deseen disfrutar aún más de la obra de Murillo antes de que comiencen las exposiciones conmemorativas del IV centenario de su nacimiento, tienen un par de opciones más este otoño. Para empezar, el 8 de diciembre se inaugura en la Catedral
de Sevilla una exposición con las obras que conserva el Arzobispado de Sevilla del pintor sevillano y que permanecerá abierta hasta el 8 de diciembre del próximo año. La exposición presenta los quince murillos que se muestran en la Catedral de Sevilla, como «San Fernando» o la «Inmaculada» de la Sala Capitular, y «La Virgen del Rosario» proveniente del Palacio Arzobispal. El itinerario de la exposición comprenderá el trascoro, la capilla bautismal, la sacristía mayor, la sala capitular y sus anexos, y el acceso será el ordinario en horas de visita de la catedral.
Museo de Bellas Artes
La segunda parada para los que quieran profundizar en la obra de Murillo es el Museo de Bellas Artes de Sevilla, que atesora varias obras del sevillano, como « Santas Justa y Rufina» , «Dolorosa» y la impresionante «Inmaculada» conocida como «La Colosal», por sus grandes dimensiones. A estos atractivos, se suma la posibilidad de contemplar la restauración en vivo de otro cuadro de grandes dimensiones: «El jubileo de la Porciún
cula» , que se está realizando a la vista de los visitantes en una de las salas principales del museo. La obra, que presidió el retablo central de la iglesia del convento de Capuchinos, está cedida por el museo de Colonia para la muestra que prepara el Bellas Artes que permitirá la reconstrucción completa de este retablo.
Los visitantes al museo pueden aprovechar también para disfrutar de «Los objetos hablan» , una exposición que selecciona sesenta piezas de las colecciones del Museo del Prado y que busca centrar la mirada del espectador sobre los objetos que ha incluido un artista en su obra para reflexionar sobre su significado, bien como símbolo o porque refleje el contexto social, cultural o geográfico del momento en que la realizó.
Se trata de una exposición, realizada a través del convenio que mantienen la pinacoteca y la Obra Social «La Caixa», que incluye obras de artistas de la talla de Velázquez, Murillo, Ribera, Zurbarán, Goya y Sorolla, entre otros. La muestra puede visitarse hasta el próximo 29 de enero.
Centro Andaluz de Arte Contemporáneo
El recorrido expositivo por la ciudad concluye, al menos cronológicamente, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), con «Luis Gordillo. Confesión general» , que presenta a través de doscientas obras de todas sus etapas creativas una aproximación esencial al artista sevillano nacido en 1934. Porque esta muestra, donde se ha prescindido de la acumulación de material en favor de las obras más significativas de cada periodo, presenta un mapa esencial de los caminos que ha recorrido Luis Gordillo desde finales de los años cincuenta hasta la actualidad.
Así, las doscientas obras que presenta la exposición, un 20 por ciento de ellas que muestran por primera vez, permiten ver la evolución del artista durante sus seis décadas de producción. De hecho, la muestra presenta un desarrollo cronológi
co agrupado en salas específicas, que tiene su primera parada en los dibujos informalistas de finales de los años cincuenta y que continúa con sus cabezas emparentadas con el pop-art británico. Otra sala muestra sus investigaciones sobre imagen fotográfica y la serialidad, así como su combinación con el dibujo, para desembocar en los años ochenta, con obras de la
exposición que realizó para la galería de Soledad Lorenzo. El recorrido continúa en los años noventa, cenit creativo de Gordillo, y concluye con las nuevas investigaciones en soportes y técnicas, dando entrada en lo digital. Para el final, su producción última, que incluye piezas facturadas el año pasado, entre ellas la última serie de cabezas.
Otro de los atractivos de la muestra es la recreación de uno
de los dos estudios que tiene Luis Gordillo en Madrid, que el artista define como «un cerebro en el que me meto dentro», haciendo alusión a que este espacio está lleno de obras, bocetos, fotografías, pruebas… dispersados por las paredes y el suelo, que permiten al artista reordenarlos y superponerlos para la creación de nuevas obras.
Este itinerario permite una aproximación al Gordillo esencial, uno de los artistas españoles más internacionales, introductor de la experimentación vanguardista en la segunda mitad del siglo XX, cuya influencia se puede apreciar en la «Nueva figuración madrileña», pero también en creadores actuales. Por todo ello, el artista sevillano recibió el premio Velázquez en 2007, el equivalente al Cervantes en las letras, por una producción en constante mutación.
Esta retrospectiva es la tercera que le dedica un museo español a Luis Gordillo, tras las antológicas del Museo de Arte Contemporáneo de Cataluña (Macba) en 1999 y la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 2007, cuyo comisario fue el propio artista.
Estas exposiciones permitirán al visitante disfrutar de tres de los nombres propios de la pintura sevillana, del barroco a la contemporaneidad, lo que supone una buena excusa para acercarse a una ciudad que tiene ya en estos meses toda su programación cultural a pleno rendimiento. Es el caso, por sólo citar un ejemplo, del Teatro de la Maestranza, que estrenará el próximo 8 de diciembre «Anna Bolena», de Gaetano Doni
zetti, que cuenta en su reparto con Angela Meade, calificada como «la nueva estrella del Metropolitan». Además, el coliseo sevillano acoge la programación de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.
A toda esta oferta se unen monumentos imprescindibles para cualquier visitante, como la Catedral de Sevilla y la Giralda, el Archivo de Indias y el Real Alcázar. Todo ello convierte a la ciudad en un destino preferente para turismo cultural durante este otoño.