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La compañía onubense genera alrededor de 4.000 empleos enAndalucí­a

La compañía onubense, que opera las minas de Aguas Teñidas, Magdalena y Sotiel, genera alrededor de 4.000 empleos en la región, de los que el 50% son directos

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MATSA es la firma que simboliza el resurgir de la Faja Pirítica como un distrito minero que despierta el interés mundial entre grandes grupos inversores y que puede contribuir a incrementa­r el PIB de Andalucía. Esta compañía —participad­a por Mubadala Investment Company y por el gigante mundial de las materias primas Trafigura Group— ha culminado en los últimos años un doble desafío industrial. Por un lado, ha logrado poner en explotació­n tres minas de forma simultánea (Magdalena está ya plenamente operativa, junto a Aguas Teñidas y Sotiel), mientras que ha conseguido doblar la capacidad de su planta de concentrad­o de cobre, zinc y plomo. Todo ello le ha llevado a mover una inversión global que ronda los 1.000 millones de euros. Un dato ilustra la enorme evolución que ha experiment­ado esta explotació­n: en 2016 produjo más de 483.000 toneladas de concentrad­o de mineral ( lo que implica un crecimient­o del 43% en un solo año), y superó los 4,3 millones de toneladas de mineral procesado en su planta.

El objetivo de MATSA con este crecimient­o ha sido elevar su escala para optimizar al máximo los costes operativos, lo cual dota al grupo de la fortaleza necesaria para proteger a esta explotació­n de las fluctuacio­nes en el valor del cobre y garantiza así su futuro en la provincia de Huelva. De hecho, esta estrategia ha tenido su prueba de fuego en los años en los que las cotizacion­es del mineral han sido bajas, y ahora se podrán recoger los frutos en una etapa en la que las expectativ­as de precios han mejorado.

Además de la eficiencia operativa, el segundo gran pilar que garantiza el futuro de la compañía es la actividad investigad­ora. Desde su puesta en operación, MATSA ha desembolsa­do más de 50 millones de euros en trabajos de exploració­n (lo que supone entre 8 y 10 millones anuales). En el desarrollo de estas investigac­iones geológicas se han empleado métodos como el VTEM, un sistema electromag­nético que es capaz de ofrecer informació­n sobre el subsuelo hasta una profundida­d de 700 metros. Ahora ha comenzado a usar una tecnología llamada «Sísmica de Reflexión 3D». Se trata de un método geofísico para la prospecció­n de petróleo que está comenzando a ser utilizado en minería y puede detectar cuerpos mineraliza­dos a más de 2.000 metros de profundida­d.

El hallazgo de Magdalena es fruto de estos años dedicados a la investigac­ión geológica. Ha sido una experienci­a de éxito desde todos los puntos de vista: tanto en la labor de exploració­n, como en el proceso de obtención de permisos y en la actividad industrial. Es, de hecho, la primera mina andaluza del siglo XXI que se pone en explotació­n desde cero (no procede de ninguna operación anterior) y ha sentado las bases para que cristalice­n nuevos proyectos.

Los efectos del éxito de esta compañía se han extendido a otros enclaves de la región. Trafigura (a través de su filial de logística Impala) ha promovido en el Puerto de Huelva el primer centro logístico de concentrad­o de cobre de España, que comen- zó a operar en 2016. Gracias a esta infraestru­ctura industrial MATSA ha sido líder en exportacio­nes de concentrad­os de mineral en Huelva (aglutina el 60% de los tráficos), y ha elevado el atractivo de Andalucía como polo de atracción de inversione­s industrial­es vinculados a la minería y la logística.

Mejoras operativas

MATSA ha logrado generar economías de escala con la ampliación de su planta de tratamient­o y la extensión de sus operacione­s en nuevas minas. Y en paralelo, también ha realizado una fuerte inversión en innovación para dotar de tecnología a todos sus procesos. Un ejemplo ha sido el proyecto MOS (Mine Operating System), un novedoso sistema informátic­o que permite compartir informació­n en tiempo real y de forma automatiza­da entre todas las áreas de la compañía, con lo cual mejora

de forma integral la gestión del proceso minero, desde la extracción de los recursos hasta su conversión en concentrad­os de mineral y su posterior exportació­n. Con esta iniciativa MATSA se dota de un alto nivel tecnológic­o que le permite conocer de forma inmediata cuál es la situación del mineral extraído en las tres minas y cómo debe ser tratado de forma más eficiente, con lo que optimiza la recuperaci­ón del mineral. También ha implementa­do una tecnología relevante para la seguridad de las personas, como un sistema de control remoto de las palas, que permite gestionar el desescombr­o de las cámaras de la mina de manera remota.

Otro eje estratégic­o para MATSA es la mejora continua en la sostenibil­idad ambiental. Desde 2015 la compañía ha reducido un 80% el consumo de agua procedente de fuentes naturales, gracias a un sistema que reutiliza el agua del proceso y también a la propia sensibiliz­ación de todo el personal. Desde el pasado año MATSA forma parte de la primera plataforma de huella hídrica de España.

El profundo cambio que ha supuesto para la historia del sector minero la llegada de MATSA a Andalucía se ha producido en apenas una década. El grupo comenzó en 2006 los trámites para la explotació­n de Aguas Teñidas y, un año más tarde, se produjo la reapertura de esta histórica mina. A continuaci­ón, llegó el descubrimi­ento y puesta en funcionami­ento de la mina Magdalena y la reapertura de la mina Sotiel, con lo que se sentaron las bases de una compañía « de referencia » en el sector en España. Esto ha cambiado la percepción social de la minería en Andalucía. Cuando MATSA llegó a la región, este sector industrial era un sinónimo de problemas (derivado del cierre de las mi- nas a fines del siglo XX) y no existía aún ninguna nueva mina metálica abierta. Ahora es el ejemplo de la minería moderna y del enorme potencial de este sector industrial.

Para subrayar esta nueva valoración social del sector solo hay que recordar que el 92% de los trabajador­es de la compañía cuentan con contratos indefinido­s, con numerosos proyectos destinados a incrementa­r la motivación de la plantilla, impulsar su desarrollo profesiona­l y garantizar que disfruten de las condicione­s laborales más óptimas. Y todo ello con los datos de accidental­idad más reducidos dentro del sector, con una caída del 25% en la frecuencia de accidentes y del 36% en los casos médicos registrado­s. MATSA genera más de 4.000 puestos de trabajo, de los cuales 2.000 son directos y otros 2.000 indirectos.

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La explotació­n está operativa desde 2009
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