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Mujeres creadoras. En busca de «más visibilida­d» en la cultura y el arte

Creadoras malagueñas analizan las claves del sector y la evolución del papel femenino en los últimos años

- ISABEL AGUILAR SEVILLA

El papel de la mujer en el arte y la cultura no siempre ha sido tan relevante como su capacidad prolífica merecía. No hace demasiado tiempo, declararse poetisa o escultura era una hazaña digna de admiración, y hubo abanderada­s que han abierto el camino a todas las artistas que han venido detrás. Bien lo saben María Victoria Atencia y Machú Harras, dos precursora­s de la esfera artística que han sembrado palabras y esculturas en cientos de páginas y de espacios urbanos, dos veteranas del mundo de la cultura y el arte que han formado parte de uno de los encuentros del Foro «Andalucía en femenino» que organiza ABC y patrocina BBVA, con la colaboraci­ón de Coca Cola European Partners, Clece, Iberdrola y Renault.

La cita se celebró en un marco incomparab­le, el Museo Carmen Thyssen de Málaga, un espacio más que apropiado para dar voz a mujeres creadoras. Junto a estas dos eminencias participar­on otras ponentes igualmente admirables: la artista flamenca Marina Aranda, la directora del departamen­to de Historia del Arte de la Universida­d de Málaga Nuria Rodríguez, y la empresaria Ana García, que aparcó su profesión de educadora especial para montar un restaurant­e junto a su marido (Barbulla) donde todo es fruto de la innovación y el constante esfuerzo por diferencia­rse.

Visibilida­d

Uno de los primeros temas que salió a debate fue el de la evolución de la mujer en la esfera cultural y artística, sobre lo que Nuria Rodríguez aseguró que hay más presencia femenina tanto en la gestión cultural como en el ámbito creativo, pero aún queda mucho por hacer. «Una cosa es que haya más presencia de mujeres en estos ámbitos y otra cosa es la visibilida­d que tengan sus trabajos, donde sigue habien

do diferencia­s con los hombres» , matizó esta experta, quien se refirió a un estudio patrocinad­o por BBVA que analiza la presencia femenina en el mundo cultural durante los años 2010-2016 y recordó que los resultados reflejaron tan solo un 30% de protagonis­mo de la mujer en este campo. «Se ha observado que sigue habiendo desequilib­rio y que hay poca homogeneid­ad, pero aunque la presencia femenina ha ido mejorando con los años, hay que seguir trabajando su visibilida­d».

Cuando María Victoria Atencia comenzó hace décadas a escribir poemas no lo tuvo fácil, puesto que se introdujo de lleno en un mundo muy masculiniz­ado. Revistas como «Caracola» o «Litoral» le ayudaron a desarrolla­rse en un grupo literario, además de la presencia de su ma- rido, el también poeta Rafael León. «He escrito más de 20 libros y me sorprende el empuje que sigue teniendo mi obra». «La poesía se hace en soledad, guiada únicamente por autores que marcan tu camino y con la persona al lado que le vaya bien a tu estado de ánimo para poder crear. Me siento feliz con que mis poemas sirvan a los lectores, que les ayuden en algún momento de sus vidas», señalaba esta eminencia literaria que ha tenido una fructífera vida profesiona­l. Ahora todo ha cambiado y quien quiera escribir tiene todos los medios a su alcance. «Yo he visto cómo se creaba ese camino, pero antes esta ciudad no tenía nada de eso. Cuando llegó la universida­d todo fue mucho más fácil, pero antes de ella decir que eras poeta era como decir que estabas ma

jareta» . En la actualidad, asegura Atencia, es más fácil comprender y asimilar un poema de Eliot, mientras que antes pocos lo conseguían.

No obstante, abrirse camino en el arte y la cultura sigue sin ser tan fácil como cabía esperar, como bien lo sabe la joven Marina Aranda, que ha vivido en primera persona los obstáculos que ofrecen las ciudades actuales para montar un tablao flamenco. «En Madrid o en Barcelona es más sencillo y aquí han venido empresario­s que ya tenían uno allí y se han tenido que volver porque hay muchas pegas con el tema de las normativas urbanas sobre ruidos en

el centro». No obstante, asegura, se ha producido un cambio importante en la imagen de la mujer

flamenca. «Antes se nos veía como prostituta­s y ahora eso está cambiando, aunque hay contextos en los que el hombre sigue llevando la voz cantante en el flamenco, con lo que tenemos que seguir luchando por borrar esa imagen». También reconoce que concretame­nte en el baile flamenco hay discrimina­ción para el hombre, puesto que suele ser una actividad propia de mujeres.

Ella siempre ha intentado abrirse camino en el mundo de la empresa partiendo del flamenco y la dirección y gestión de espacios destinados a este arte. «El flamenco y la actividad empresaria­l no son incompatib­les, puesto que no

solo con el baile se arregla todo» , matiza. Ella detectó que en Málaga había cierta carencia de espacios dedicados a este arte y se ha convertido en la directora artística de uno de los espacios flamencos de referencia en Málaga, El Soho, ubicado en plano Barrio de las Artes.

Sector masculiniz­ado

Ana García reconoce que ganarse la vida con el arte es muy difícil y que la mujer ha conseguido hacer-

se un hueco en unos sectores, pero en otros ha sido más complicado. El de la hostelería en el que ella se desenvuelv­e ahora suele ser un mundo masculiniz­ado, puesto que parece que tanto la gestión como la gastronomí­a tienen nombre mascu

lino. «Sorprende la evolución que está viviendo la gastronomí­a y que a las mujeres no nos haya quedado otra que hacer tándem matrimonia­les o buscarnos socios». Ella va de la mano de su marido en el negocio y ha tomado las riendas de decisiones importante­s, como la búsqueda constante de nuevas ideas para la carta del restaurant­e. «Muchas veces mi trabajo consiste en viajar y conocer cosas nuevas y lo suelo hacer sola. Al principio eso chocaba a las personas de mi entorno pero ya están acostumbra­das», explicaba.

Cuando empezó en el negocio, reconoce que no sabía ni poner un café y que con el tiempo ha aprendido a hacer el mejor del restaurant­e. «Las ganas de aprender es lo más importante en este sector, en el que cuesta encontrar gente implicada y profesiona­l». García considera que «crear es importante también en gastronomí­a y más en Málaga, que se ha convertido en punta de lanza de las tendencias nacionales y es vital diferencia­rse y saber crear tu propia esencia».

Señas de identidad

Nuria Rodríguez coincide en que es fundamenta­l trabajar en algo que te diferencie. «Hay que hacer un análisis para no dejar atrás nuestras señas de identidad, nuestras raíces, cómo es la Málaga que queremos, y para ello es fundamenta­l la creativida­d y la innovación», explica esta experta universita­ria. Para ella es fundamenta­l que esa actitud se trabaje en el ámbito académico. «Tenemos que propiciar que los futuros expertos culturales y artistas sean más creadores, que utilicen su imaginació­n. La innovación no es inventarse algo nuevo, sino usar lo que tenemos de una forma distinta».

Hace años Machú Harras ya tenía claro que ésa era la clave. Ella tuvo que esperar hasta los años 80, cuando se lanzó al mundo de la escultura en la Feria Internacio­nal de Arte Contemporá­neo ARCO y desde entonces ha creado decenas de estatuas y elementos urbanos que decoran las calles de Málaga, aunque sigue guardando grandes proyectos

en su cajón a la espera de que llegue el momento de sacarlos. Ella tiene claro que «la innovación» es la clave para abrirse camino en el arte. «Hemos sobrevivid­o porque hemos sido luchadoras e innovadora­s, siempre por delante de nuestro tiempo y estando muy solas en

ese camino». «Siempre he trabajado con materiales reciclados y en los años 80 eso sonaba a chino en Málaga», subraya. «Es precisamen­te lo que citaba Nuria, innovar es darle nueva vida a las cosas y yo siempre he apostado por la reutilizac­ión», concepto artístico que para Nuria Rodríguez tiene un gran componente artístico, además de ser un proceso de transforma­ción social.

Sobre las señas de identidad, Marina Aranda considera que el público consumidor de flamenco busca la autenticid­ad, las raíces de este arte, por lo que es fundamenta­l «ofrecer un trabajo de calidad que mantenga su esencia original».

Ciudad cosmopolit­a

Málaga, coincidían todas las ponentes, siempre ha tenido cierto aire cosmopolit­a que ahora se percibe mucho más, pero eso no debe afectar al carácter propio de la ciudad. «Existe el peligro de que se pierda

Hay más presencia femenina tanto en la gestión cultural como en el ámbito creativo, pero aún queda mucho por hacer «Sorprende la evolución que está viviendo la gastronomí­a y que a las mujeres no nos haya quedado otra que hacer tándem matrimonia­les o buscarnos socios» Ana García

nuestra seña, por lo que es fundamenta­l ponernos en manos de buenos gestores culturales que sepan respetarla y que creen un buen proyecto de ciudad. De nada sirve hacer una ciudad para los de fuera si los de aquí no la sienten como suya», recalcó la experta.

Lo mismo ocurre con evolución que ha vivido el mundo de la cultura y el arte gracias a las nuevas tecnología­s, que las han acercado al gran público, a riesgo de perder su esencia. «Yo pienso que es otro formato, pero no por ello es peor», estimaba Ana García en este encuentro, mientras que para María Victoria Atencia nada como pasar las hojas de un libro de papel.

Saber vender

Las participan­tes de esta mesa, por último, hablaron de la importanci­a de saber vender bien en el arte y

la cultura. «Mi hija me decía que cómo iba a vender lo que regalaba, y entonces creamos Idecua para aglutinar mis trabajos, creamos un folleto, y cambió la imagen de mis esculturas, algo importante a la hora de que se fijen en ti. Picasso era Picasso porque lo hacía bien y porque lo vendía bien», concluyó Machú Harras.

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Las participan­tes, en un momento de la jornada
 ??  ?? De izquierda a derecha: Nuria Rodríguez, Machú Harras, María Victoria Atencia, Ana García y Marina Aranda
De izquierda a derecha: Nuria Rodríguez, Machú Harras, María Victoria Atencia, Ana García y Marina Aranda
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